El arranque de temporada en el Atlético de Madrid no ha sido el esperado y ya comienzan a saltar las alarmas en el Metropolitano. Tras caer en la primera jornada, los de Diego Simeone volvieron a tropezar ayer en casa, firmando un pobre empate ante el recién ascendido Elche. Con un punto en dos partidos de Liga, el Atlético sigue sin despegar y empieza a generar dudas sobre su capacidad real para pelear por títulos en esta campaña.
Mientras tanto, en Can Barça la situación se observa con especial interés. Joan Laporta se frota las manos al ver cómo se desarrollan los acontecimientos, porque sabe que los problemas del Atlético pueden allanar el camino para uno de los grandes sueños del club azulgrana: el fichaje de Julián Álvarez.

Julián, con el foco puesto en los títulos
El delantero argentino afronta su segunda temporada en el Atlético con un discurso claro: llegó a Madrid para ganar títulos. Desde su entorno ya se había filtrado hace semanas que Julián no se plantea un proyecto sin éxitos deportivos y que, si el club rojiblanco no compite por trofeos, se abriría la puerta a un cambio de aires el próximo verano.
Ese escenario, que parecía lejano hace apenas unos meses, empieza a tomar forma en este inicio de temporada tan irregular. Y en el Barça lo saben. Deco y la dirección deportiva trabajan con la previsión de que, si Julián decide forzar su salida, el Barça pueda estar bien posicionado para cerrar su incorporación en 2026, año en el que Flick considera prioritario reforzar la delantera con un perfil de garantías que pueda ser heredero de Robert Lewandowski.
Un fichaje estratégico
Laporta es consciente de que el Barça no puede competir en todas las operaciones millonarias del mercado, pero también sabe que Julián es un fichaje estratégico. Su versatilidad, su capacidad de sacrificio y, sobre todo, su olfato goleador lo convierten en el jugador ideal para liderar el proyecto ofensivo azulgrana en los próximos años.
Por ello, la directiva azulgrana ya maneja cifras cercanas a los 100 millones de euros, que serían necesarios para convencer al Atlético y cerrar la operación. Y si la situación deportiva de los rojiblancos se tuerce, la presión de Julián podría rebajar aún más las condiciones de su traspaso.
Simeone en la cuerda floja
El inicio dubitativo también pone a Simeone bajo la lupa. Aunque el argentino sigue teniendo crédito, el proyecto parece estancado y la falta de resultados podría tensar aún más el ambiente. Todo ello juega a favor de un Barça que ve cómo se abren grietas en el plan rojiblanco.

Laporta, expectante
En definitiva, Joan Laporta observa la situación con optimismo. Si el Atlético no consigue reaccionar y pelear por títulos, Julián Álvarez podría ser el gran beneficiado… y también el Barça. El presidente blaugrana sabe que su fichaje estrella para 2026 depende, en buena medida, de que el Atlético siga sin levantar el vuelo.