El pasado nunca se fue. Y ahora, el FC Barcelona quiere escribir el epílogo perfecto. En medio de los rumores que sitúan a Leo Messi como próximo gran objetivo del fútbol saudí, Joan Laporta ha decidido intervenir. El presidente azulgrana ha vuelto a levantar el teléfono y ha llamado a un nombre que conoce bien: Jorge Messi, padre y representante del jugador. Esta vez no fue para hablar de fichajes ni contratos, sino de algo más sentimental: un regreso fugaz, una despedida a la altura de la leyenda. Un último baile.
La idea sobre la mesa es clara. Un partido. Un solo día. Un último instante vestido de azulgrana. El Camp Nou repleto. El número 10 sobre el césped. Y una afición volcada con el futbolista que cambió su historia.

Joan Laporta intenta convencer a Leo Messi para un último baile en el Camp Nou
Laporta lo tiene claro: Messi merece cerrar su historia en casa. No con ruedas de prensa frías, no con homenajes en diferido. Quiere que el ídolo vuelva a pisar el césped como jugador del Barça, aunque sea solo para decir adiós. La iniciativa ha surgido justo cuando el Al-Hilal, con la ambición de conquistar la celebración del Mundialito de Clubes en 2029, intenta seducir al argentino con cifras astronómicas. Laporta quiere que se produzca ese último baile antes de que firme un nuevo contrato que podría ser el último. Aprovechar ese periodo de tiempo entre destino y destino para que haga una parada en el Camp Nou.
Desde el entorno de Leo, la respuesta ha sido medida. Messi no contempla volver a competir con el Barça, pero el de Rosario sí ve con buenos ojos una despedida en condiciones. Pero quiere esperar. No quiere hacerlo en Montjuïc ni en medio de obras. Su deseo es despedirse cuando el nuevo Camp Nou esté listo, con sus 105.000 asientos ocupados por culés que aún corean su nombre. El horizonte para ese adiós apunta a finales de 2026 o principios de 2027.
Laporta quiere asegurarse el compromiso de Messi para un último partido en el Camp Nou
Laporta insiste: ese partido no será solo un homenaje, sino una reconciliación emocional con el pasado reciente. Un cierre de capítulo para Messi, para la afición y también para un club que aún arrastra las cicatrices de su marcha. La idea es organizar un encuentro simbólico, posiblemente contra un rival internacional, con presencia de excompañeros como Xavi, Iniesta, Busquets o Piqué. Una noche para la eternidad.

Mientras tanto, los tentáculos del fútbol saudí siguen extendiéndose. Promesas de millones, contratos interminables, impacto global. Pero Messi, afirman los que le conocen, sigue mirando a Barcelona como su único hogar. No importa dónde juegue ahora ni cuánto le ofrezcan desde fuera. El adiós que importa está pendiente, y será en el lugar donde lo empezó todo. El último baile se está preparando. Laporta lo quiere cerrar antes de que se comprometa con otro club y no pueda acudir a la cita. Y es que una vez firme con un club de Arabia, difícilmente le dejarán vestir la camiseta de otro equipo.