El Girona tocó fondo el pasado domingo en el campo del Villarreal (5-0). El conjunto catalán no fue capaz de competir en ningún momento ante un conjunto groguet que en menos de 30 minutos ya había sido capaz de marcar cuatro goles. Fue un partido durísimo para Míchel, abatido por completo como se pudo ver en la primera pausa de hidratación, en la cual no tuvo fuerzas ni siquiera de abroncar a sus futbolistas. El técnico madrileño sabe que es el momento más crítico de su carrera como entrenador y lo ha reconocido en las declaraciones ofrecidas después del enfrentamiento.

Míchel toca fondo en Villarreal y habla sin pelos en la lengua

"La imagen ha sido muy mala. Cuando no compites al 100% te pasan por encima y no hay que dar más vueltas. Tengo la sensación que jugamos con el orgullo y el respeto de la gente y hoy no hemos hecho el trabajo que teníamos que hacer", ha destacado un Míchel que también ha reconocido estar "muy decepcionado con todo porque parece que hasta que no se cierre el mercado no nos podremos centrar. Estamos en un bucle que se impregna en todos y no somos un equipo". Además, ha querido enviar un mensaje también a la directiva, siempre con un tono autocrítico: "Lo más importante es centrarte en el ahora y creo que ni el club, ni el equipo ni yo lo estamos haciendo. Hemos empezado el año pensante en el mercado y no en los partidos, y eso es lo que me hace más daño".

"Yo creo en los proyectos, y cada temporada es un proyecto, pero no sé si este proyecto ha empezado por alguien. No sé si el club piensa que estos nueve puntos no son importantes, pero para mí sí. Yo he empezado de cero, como todo el staff; si alguien está pensando en el año pasado o a estar fuera, que lo diga. Pero no podemos tener esta sensación en el campo, la gente no se lo merece. No me gusta nada lo que he visto. Es mi peor momento como entrenador", ha confesado al entrenador del Girona.

Un mensaje duro en el vestuario

Aparte, Míchel ha querido revelar el mensaje que ha dejado a los futbolistas al descanso, cuando ya perdían por cuatro goles. "Me siento decepcionado, lo he dicho al entrar en el descanso. Siempre intento dar lo mejor para mi club y para mi gente, pero les he dicho que hoy no me sentía representado por ellos y cuando un entrenador siendo eso es muy difícil", ha explicado al entrenador madrileño.

Unas palabras que evidencian el dramático momento que vive el Girona. El próximo reto que tendrán los hombres de Míchel será en Montilivi contra el Sevilla, una ocasión perfecta para demostrar que este equipo todavía no está muerto. Antes, el club tendrá que cerrar varios fichajes que den una cara diferente a la plantilla. Por lo tanto, se trata de una semana absolutamente vital para el proyecto gerundense.