Un gol de Raúl Entrerríos, que este sábado ponía punto final a su carrera deportiva, a falta de siete segundos para la conclusión permitió a la selección española de balonmano derrotar por 33-31 a Egipto y colgarse una medalla de bronce, que culmina el ciclo de una de las mejores generaciones del balonmano español. 

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Raul Entrerríos ha sido manteado al final del partido / EFE

Una bronce que ha sido llorado como un oro

No es el oro con el que todos los integrantes del equipo español soñaban antes del inicio de los Juegos, pero las muestras de emoción con las que los jugadores celebraron el triunfo demostraron la importancia que tenía para este equipo el metal, con independencia del color.

Un grupo que en un gran número de sus integrantes puso este sábado fin a su aventura con la selección, como el propio Raúl Entrerríos, que no pudo poner mejor fin a su carrera deportiva que con el gol que otorgó definitivamente el bronce al equipo español.

Una selección que pareció empecinada por resolver el partido cuanto antes, como si necesitase colgarse la medalla de bronce antes de cumplirse los primeros cinco minutos de juego, lo que no tardó en hacer confundir a España la intensidad con la precipitación.

España tuvo prisa para ganar y casi lo paga caro

Unas prisas que contrastaron con la aparente calma con la que Egipto pareció afrontar la contienda, pese a haberse encontrado nunca antes ante la posibilidad de subir a un podio olímpico. Si España pareció siempre empeñada en resolver cada una de sus acciones en apenas unos segundos, lo que les costó a los "Hispanos" alguna innecesaria pérdida de balón, Egipto siempre tuvo la pausa necesaria para dar siempre un pase más.

Una paciencia que permitió a Egipto encontrar siempre el momento justo para conectar con el pivote Mohamed Mamdouh o generar los espacios para que el central Ahmed Elahmar puede explotar su eléctrica finta. Pero ni así cambió el plan del equipo español al que no pareció importarle conceder más goles de los habituales, empeñado en correr, correr y correr.

Una táctica que comenzó a darle frutos al conjunto español en el momento en el que arrastró a los norteafricanos al frenético ritmo de partido propuesto por los de Jordi Ribera. Poco a poco la falta de acierto en el lanzamiento del equipo egipcio unido a las paradas de Gonzalo Pérez de Vargas, de nuevo tremendamente acertado, permitieron a los "Hispanos" marchase al descanso con una renta de tres goles (16-19) en el marcador.

Dujshebaev decide el partido con dos latigazos 

Pero apenas en los primeros siete minutos tras el descanso, España perdió toda la renta que había logrado en el primer período (21-21) condenándose a un sufrimiento que no estaba en el guion tras lo visto en el tramo final de la primera parte.

Solo un estelar Alex Dujshebaev pudo romper la igualdad, que con dos latigazos puso una renta de dos goles en el marcador. Los egipcios no se rindieron y consiguieron ponerse a uno pero otra vez Dujshebaev, en este caso para asistir al gran capitán, Raúl Entrerríos consiguieron cerrar el partido con el 31-33 definitivo.

 

Imagen principal: la foto de familia del bronce conseguido por la selección española / EFE