La situación de Frenkie de Jong en el Barça ha entrado en una fase muy delicada. Hansi Flick sigue considerándolo un futbolista de nivel top, con condiciones para ser importante en el equipo, pero la realidad es que la paciencia no es infinita. En el cuerpo técnico existe la sensación de que el neerlandés no está respondiendo como se espera a nivel de intensidad, compromiso y trabajo, aspectos que el entrenador alemán considera innegociables.
Flick valora mucho el talento de Frenkie, su capacidad para ordenar el juego y su lectura táctica, pero también le exige algo más cuando debe ser protagonista. Quiere un centrocampista dominante, agresivo sin balón y comprometido en la presión. Y es ahí donde el técnico empieza a detectar carencias importante en De Jong.
Flick exige más trabajo y menos complacencia
De Jong debe empezar a correr más, trabajar más y ejecutar exactamente lo que se le pide. Flick entiende el fútbol desde la intensidad y el esfuerzo colectivo, y no concibe piezas intocables que no se ajusten a ese modelo. Por eso, aunque confía en Frenkie, ya le ha trasladado que su estatus no está garantizado.
En este contexto, aparece una amenaza real: la pérdida de protagonismo. En el cuerpo técnico ven a Eric García como una opción cada vez más sólida para ocupar el pivote, un jugador más disciplinado tácticamente y que interpreta mejor las exigencias defensivas del sistema. Si De Jong no reacciona, puede verse relegado al banquillo en partidos importantes. Para Flick, se trata de competir. El que mejor entrene y mejor juegue tendrá minutos. Y ahora mismo, De Jong está lejos de ser el ejemplo que el entrenador quiere para el vestuario.
Del banquillo a una posible venta inesperada
El escenario más extremo, aunque no estaba en los planes de nadie hace unos meses, ya no se descarta del todo es el de una venta. El Barça sabe que Frenkie tiene mercado y que su salario es uno de los más altos de la plantilla. Si Flick concluye que no encaja en su idea de juego, la dirección deportiva escuchará ofertas sin dramatismos.
No es una decisión tomada, pero sí una posibilidad real si el neerlandés no da un giro a su rendimiento. En el club consideran que ya no es momento de esperar eternamente a que un jugador explote. Flick quiere resultados inmediatos y futbolistas plenamente comprometidos. De Jong, por tanto, está ante un punto de inflexión. Sigue teniendo la confianza del entrenador, pero bajo condiciones muy claras. Si responde, puede ser clave. Si no lo hace, su futuro en el Barça corre serio peligro, algo impensable hace unos pocos meses.
