El Barça arrancó la temporada 2025-26 con una victoria cómoda en el marcador, pero con un poso de insatisfacción en el análisis posterior de su entrenador. El triunfo por 0-3 en Son Moix ante el Mallorca, con goles de Raphinha, Ferran Torres y Lamine Yamal, parecía dibujar un inicio inmejorable. Sin embargo, Hansi Flick no se mostró nada conforme con la imagen que ofrecieron los suyos pese al resultado.
Flick, muy crítico
El encuentro quedó condicionado antes del descanso, cuando los locales se quedaron con nueve futbolistas tras las expulsiones de Morlanes y Muriqi. A partir de ahí, se esperaba una avalancha ofensiva azulgrana que nunca terminó de producirse. Flick lo dejó muy claro en rueda de prensa: “Es positivo empezar con tres puntos, pero no puedo decir que esté completamente satisfecho. Con dos hombres más deberíamos haber controlado más el juego y generado más ocasiones”.

El alemán subió todavía más el tono en su análisis. “No me ha gustado el partido. Tras 2-0 y dos rojas, creo que el equipo ha jugado al 50 por ciento y no me ha gustado. Podemos hacerlo mejor. Jugar al 50 o 60 por ciento contra nueve no es posible”, aseguró, dejando patente que no piensa rebajar ni un ápice sus exigencias. Flick insistió en que el Barça debe mostrar otra cara cuando las circunstancias le favorecen tanto: “Tenemos que jugar más rápido y mejorar en algunas situaciones”.
El mensaje no puede ser más claro: este año no habrá concesiones. Flick considera que el equipo debe tener un estándar de intensidad y ambición mucho más alto si quiere aspirar a todos los títulos. Y esa exigencia implica que nadie tiene el puesto asegurado si no rinde al nivel esperado. La advertencia de que no le temblará el pulso en tomar decisiones va directamente hacia el vestuario.
La exigencia será máxima
El segundo año del técnico al frente del Barça arranca con la presión añadida de consolidar un proyecto que debe crecer. La directiva ha respaldado su figura y le ha reforzado la plantilla con piezas clave, pero Flick entiende que el compromiso diario es lo que marcará la diferencia. Quien no dé el máximo, puede quedarse en el banquillo, por muy importante que sea su nombre.

En Son Moix, más allá del resultado abultado, el entrenador alemán detectó relajación y exceso de confianza. Justo lo contrario de lo que pretende implantar. Por ello, sus declaraciones posteriores tienen también un trasfondo de aviso generalizado: el margen para la complacencia es nulo.
Con una temporada que será larga y exigente, Flick quiere un Barça que no solo gane, sino que convenza y domine en cualquier circunstancia. Mallorca fue una victoria práctica, pero para el técnico quedó como una llamada de atención. El mensaje ya está lanzado: quien no esté al 100% en intensidad y actitud, perderá protagonismo.