Ferran Torres tenía una salida muy sencilla del Barça, pues nadie dudaba de que acabaría acompañando a Luis Enrique en su siguiente aventura después de abandonar ‘La Roja’. Durante el tiempo en el cual fue seleccionador, el delantero de 23 años se convirtió en una de sus piezas indispensables, y siempre fue titular indiscutible, a pesar de que no estuviera en su mejor momento. Y esto explica sus titularidades en la Eurocopa y en el Mundial de Qatar.
Aunque fue muy criticado por esta decisión, el entrenador asturiano siempre apostó por el ex del Valencia y del Manchester City, una postura que muchos aseguraron que se debía a motivos extradeportivos. Porque señalaron que se decantó por él antes que por otros futbolistas por razones personales, debido a la buena relación que tenían. Y es que hay que recordar que era su yerno, al tener como novia a la hija de ‘Lucho’, Sira Martínez.
Precisamente por esto, en el Camp Nou esperaban que el actual mánager del Paris Saint-Germain se llevara al ‘7’. Sonó para el Atlético de Madrid, para el SSC Napoli, para el Chelsea y para muchos más equipos, si bien finalmente aceptó la propuesta de Nasser Al-Khelaïfi para aterrizar en el Parque de los Príncipes. Pero finalmente se ha olvidado de ‘El Tiburón’, y no ha realizado ningún intento para que abandone la disciplina de Xavi Hernández.
Y según explican, esto se debe a que Luis Enrique ya no es el suegro de Ferran, y ya no mantienen ningún contacto. Un problema para el Barça, que sigue teniendo a Torres en la lista de candidatos a hacer las maletas. Pese a que ha mejorado considerablemente su aportación con respecto a la de anteriores temporadas, todavía no acaba de convencer ni de ser tan regular como se esperaba. Y Joan Laporta cree que lo mejor que pueden hacer es traspasarlo.
Pagaron mucho dinero por sus servicios, y esperan poder recuperarlo, pero el ex técnico del Celta de Vigo o de la AS Roma no está interesado en la operación.
Ferran, empeñado en triunfar en el Barça
La intención del Barça de vender a Ferran es totalmente distinta a la que tiene el crack valenciano, que está obsesionado con poder triunfar vestido de azulgrana, y ganarse un puesto fijo en los sistemas de Xavi.
Se ha esforzado al máximo para recuperar su mejor versión, pero no ha conseguido acabar con las dudas de Laporta y de Deco.