Roger Federer ha escrito en letras de oro su nombre en Wimbledon. El tenista suizo se ha proclamado campeón en Londres por octava vez después de ganar de forma contundente en la final en Marin Cilic (3-6, 1-6 y 4-6), en un duelo que Federer ha dominado de principio a fin.

A lo largo de la hora y cuarenta y cinco minutos ha demostrado porque es el rey del césped londinense. Ya aparecía en la pista central de Wimbledon como principal favorito para llevarse el título después de eliminar a Grigor Dimitrov en octavos, Milos Raonic en cuartos, y de plantarse en la final venciendo a Tomas Berdych en semis. Pues dicho y hecho. Con la habitual elegancia que nos tiene acostumbrados ha llevado a cabo golpes imposibles que han sido determinantes.

Por su parte, Marin Cilic ha tenido que jugar a contracorrientes, sobre todo por la lesión que ha sufrido en la planta del pie izquierdo, y viendo como en todo momento estaba por debajo en el marcador. Parecía que el último set se lo podría llevar, ya que se ha llegado a ponerse 2-3, pero Federer ha dado la vuelta cerrando la puerta de un posible remontada.

Sigue agrandándose la leyenda

Después de su mayor ausencia en el circuito ATP (seis meses), y de decir que no en la gira sobre tierra batida, el hijo pródigo de Basilea ha vuelto a reencontrarse con Wimbledon, con quien mantiene una relación más que especial. Ha disputado once finales de las cuales, con la de hoy, ya acumula ocho títulos rompiendo el empate de siete títulos en Londres que tenía con Pete Sampras y William Renshaw.

Además, a pesar de sus 36 años sigue demostrando que todavía tiene cuerda para rato y ya ha ampliado su palmarés hasta los 19 grandes, seguido de Rafa Nadal con 15. Pero aquí no acaba aun se que el tenista suizo se encuentra en un momento dulce. Viene de ganar también a Australia, Indian Wells y Miami, y una vez proclamado campeón en el césped londinense, seguro de que ya tiene entre ceja y ceja el próximo Grand Slam, el OS Open, que dará el pistoletazo de salida a finales de agosto.