El Barça atraviesa un momento de muy complicado a nivel interno que se ha convertido ya en un problema estructural. La decepción por el nivel del equipo ha llevado a Deco, a tomar una postura drástica: solo Lamine Yamal, Pedri y Joan García están blindados de cara al futuro inmediato. El resto de la plantilla queda abierta a negociaciones, a ventas y a cualquier movimiento que permita reconstruir un proyecto que en el club consideran que se ha estancado peligrosamente.

Solo tres intocables en un vestuario bajo examen

De este modo, el mensaje que Deco ha transmitido a la directiva es claro y contundente. La paciencia se ha agotado y la dirección deportiva quiere dejar claro que nadie, absolutamente nadie, tiene garantizada su continuidad salvo estos tres futbolistas. Y es que Lamine, Pedri y Joan García han mostrado rendimiento, actitud, crecimiento y un compromiso que los coloca por encima del resto en la valoración interna.

Pedri   Instagram (1)
Pedri Instagram (1)

El club considera que estos tres jugadores representan el núcleo del futuro, la identidad del Barça que quieren construir y los únicos que se han ganado el derecho a ser considerados intocables. Los demás, por muy importantes que hayan sido o por gran nombre que tengan, estarán en el mercado si llega una oferta convincente.

El Barça contempla una limpieza si llegan buenas propuestas

La realidad es que el Barça no busca una revolución por capricho. Pero en el club creen que hay futbolistas que no están cumpliendo con el nivel mínimo exigible. Y es que, según fuentes internas, el enfado dentro de la dirección es tan grande que no ven con malos ojos ejecutar una “pequeña limpieza” si el mercado ofrece soluciones. No se trata de echar jugadores por echar, sino de abrir la puerta a un proyecto más competitivo, más disciplinado y más acorde con las exigencias del club.

Y es que las últimas temporadas han dejado demasiadas dudas, demasiados altibajos y demasiada falta de liderazgo. Deco lo sabe, la directiva también, y el diagnóstico es compartido. Si el Barça quiere volver a competir con garantías, necesita agitar las cosas. De este modo, el mensaje que Deco quiere instalar en el vestuario es muy directo: nadie está seguro. Nadie puede relajarse. Nadie tiene un sitio asegurado por su nombre o por su pasado. La meritocracia vuelve a ser la base del proyecto, y el club está dispuesto a tomar decisiones duras si es necesario.

Así pues, salvo los tres intocables, todos los demás jugadores podrán salir si llega una oferta adecuada. Un aviso contundente que marca un punto de inflexión en la planificación del Barça y que anticipa un verano movido, lleno de decisiones difíciles y con una idea muy clara: reconstruir desde la exigencia más absoluta.