Rubèn Peris (Barcelona, 1953) es un hombre optimista a pesar del coronavirus y que pasará a la historia por ser el presidente y director de la Volta a Catalunya en el año de su edición número 100. Bicicletas, cuadros, firmas, recuerdos de la historia del ciclismo catalán y papeles, muchos papeles, sobre la mesa de su despacho. Desde el año 1983 que es parte de la tercera carrera ciclista por etapas más longeva del mundo y desde el 2003 que es la cara visible.
¿Con ganas de que llegue el día 23 para empezar la Volta a Catalunya?
La verdad es que sí. Todo el tema burocrático es muy pesado y al final lo que nos gusta a nosotros es el deporte. Tenemos ganas de que empiece, pero este tiempo de preparación también es agradable y constructivo.
¿Qué supone para usted que se llegue a las 100 ediciones?
Llevo como presidente desde el 2003 y en la organización desde 1983. La verdad es que, para nosotros, llegar a la edición 100 y de la manera en que llegamos, con el mismo espíritu y el estilo de siempre, nos llena de orgullo. Te sientes con mucha satisfacción, pero también con mucha responsabilidad. Si hemos llegado hasta aquí es porque ha habido muchas personas antes de nosotros que han tirado del carro. Y espero que cuando nos vayamos haya quien lo siga tirando adelante.
Que seamos la tercera prueba por etapas que llega a la edición 100 es importante. Pero también lo es para el deporte catalán
¿Y qué significa que una prueba catalana que empezó en 1911 sea la tercera carrera por etapas del mundo que llega a las 100 ediciones?
Es la edición 100, pero llevamos más de cien años. Te hace sentir importante como entidad. Que dentro del mundo del ciclismo seamos, después del Tour de Francia y el Giro de Italia, la tercera prueba por etapas que llega a la edición 100 es importante. Pero también lo es para el deporte catalán. Es un acontecimiento, como pocos, que vende el nombre de Catalunya por todo el mundo.
¿Qué tendremos de especial en esta edición del centenario?
El recorrido es totalmente diferente y hay una novedad muy importante que es la contrarreloj individual, que hacía muchos años que no podíamos hacer. Y también está la novedad que el circuito de Barcelona lo hemos modificado y lo hemos endurecido porque haremos toda la subida del tiro olímpico y La Sardana hasta encima del castillo. Hay poblaciones que son fieles, dos etapas de montaña, tenemos etapas como Mataró que es llegada, hemos incorporado Tarragona, La Pobla de Segur, Ripoll... seguimos haciendo las etapas de Port-Ainé y Vallter 2000. Hemos hecho una Volta que tendrá mucho juego y será muy bonita de ver.
Hemos hecho una Volta que tendrá mucho juego
Y con los problemas en el recorrido después del Gloria... ¿Habrá algún cambio importante?
Ha habido cambios en algunas carreteras de detrás del Montseny que están en obras y hemos tenido que hacer alguna modificación al paso por Manresa por las afectaciones en la autopista.
¿Qué ha cambiado en la carrera desde que tienen el acuerdo con ASO (2017)?
Se ha mejorado, porque ASO tiene la parte de la producción y difusión de la Volta, y ha hecho que se abriera mucho el abanico de allí donde se ve la Volta. Ha generado más interés por parte de las poblaciones para que vayamos y un poco más de interés por algunas marcas comerciales. El matrimonio Volta-ASO se ha notado, y mucho.
¿Económicamente, la Volta es rentable hoy en día?
Somos una entidad sin ánimo de lucro. No buscamos ganancias, ni las queremos, sino simplemente equilibrar el presupuesto. Lo que tampoco podemos tener son pérdidas, porque no las seca nadie. Haciendo el punto 0 nos damos por satisfechos.
Pero todo en condicional, porque estamos a la espera de qué pasa con el coronavirus... Y el Barça-Nápoles, por ejemplo, será a puerta cerrada.
Nos preocupa, pero es muy diferente un recinto cerrado, en el que hay 70, 80 o 90.000 personas, que la Volta, que transcurre por espacio abierto. Pero es verdad que estamos tomando medidas de control y organización para protegernos del coronavirus.
¿Qué medidas son?
La Unión Ciclista Internacional hizo unas sugerencias, pero lo que pasa es que cada país y cada autonomía es diferente. No es lo mismo lo que está pasando en Italia que en Francia o en España. Y tampoco en Madrid, el País Vasco o Catalunya. Estamos trabajando en un tema de protección, que en todos los hospitales que están en el recorrido de la Volta se pueda hacer rápidamente la prueba del coronavirus... El tema de hoteles, las llegadas y las salidas...
Estamos trabajando en un tema de protección
¿Y si el coronavirus fuera una gran amenaza, sería una buena opción hacerla como la París-Niza, a puerta cerrada?
Tenemos que luchar para no suspender la prueba, pero tenemos que ver qué pasa. El gobierno francés ha prohibido los espectáculos (París-Niza) y aquí, de momento, todavía no se han prohibido.
Pero, en caso de disputarse, ¿desde la Volta se tendrá que hacer algún control extra a ciclistas o aficionados?
Eso no corresponde a la organización y no entramos en ello. Los propios equipos ya lo hacen y también lo tendría que hacer la Conselleria de Sanitat.
¿Y qué porcentaje de confianza tienen en que se celebrará la Volta?
El 100%. Soy muy optimista. Pero estamos trabajando con otras posibilidades.
¿Hay plan B?
Una carrera de un día sí que la puedes poner en el calendario en algún momento dado, pero una carrera de siete días es imposible. Sería una edición que ha durado dos años.
¿Qué esperan de la edición 100 de la Volta si se celebra con total normalidad?
Que sea una edición muy abierta. Tenemos etapas muy bonitas y con su pequeña trampita al final. Y que sea una Volta muy luchada y muy competitiva. Veremos un buen espectáculo.
¿Cuál sería su deseo para esta edición 100?
Que se hiciera.