El campeón abandonó el título en el Vicente Calderón. El Barça no fue el Barça triunfador de Berlín, y ni siquiera el de hace dos meses. Se despidió de la corona de forma triste. Cabizbajo. Sin ritmo y también sin velocidad. Y sin luz. Tampoco sin enseñar su estilo. Todo lo contrario. Este no es mi Barça, diría más de un culé. De nada servirá la excusa que el árbitro, el italiano Nicola Rizzoli, escamoteó un penalti claro por manos de Gabi en el tiempo de descuento.

Nadie da razón de dónde se perdió aquel  equipo sincronizado, que jugaba de memoria, ni tampoco de dónde se ha metido el tridente Messi, Neymar y Suárez. En cinco partidos ha pasado de maravillar a decepcionar. Entonces sacaba pecho porque luchaba por todos los títulos. Ahora ya sólo le quedan dos: la Liga y la Copa. En Europa no va más. Las semifinales las jugarán Real Madrid, Manchester City, Bayern de Munich y Atlético.

Un campeón especulativo

Nada respondió a las expectativas que se esperaban en el terreno de juego. Tenía que ser un partido con muchos nervios y durante la primera parte triunfó la táctica del santo Job. Atlético y Barça jugaron ajedrez del bueno. Los dos sabían las aperturas, conocían los 30 primeros movimientos. Yo no te ataco y tú tampoco. El Barça tuvo el balón, pero no hizo daño. El Atlético, en cambio, propuso cambio de piezas y probó fortuna con tiros a la portería de Ter Stegen. El Barça sólo lo hizo en una ocasión gracias a un disparo de Neymar. Pero nada más.

Los hombres de Luis Enrique sabían que el 0-0 les clasificaba, pero los de Diego Simeone estaban enterados que un gol los situaba en las semifinales de la Champions. El Atlético, fiel a su estilo, esperó su oportunidad como los grandes cazadores. No tuvo prisa. Ya apretaría cuando lo necesitara. Se encontró con un regalo de Jordi Alba a los 35 minutos. El lateral blaugrana ante la presión de dos jugadores del Atlético decidió despejar el balón en largo en lugar de enviarlo a la banda y esperar a que la defensa se recompusiera. Tuvo la mala suerte que su despeje pilló a la defensa en falso, y el centro de Saúl lo remató Griezmann espléndidamente a gol. Ya tenía el Atlético lo que quería. El gol que los clasificaba. El Barça recibía un castigo merecido a su fútbol especulativo. Nada que ver con las palabras de "venimos a ganar" en la previa del encuentro.

Sin Messi ni Neymar

El resumen final podría decir que le faltó un gol al Barça, pero Messi y Neymar han entrado en un túnel en el que se han quedado ciegos. Y Suárez, que fue el héroe en el partido del Camp Nou, tenía bastante con pelearse con Godín. En búsqueda del gol 500 de su carrera, el argentino sumó su quinto partido sin marcar. También se podría explicar que el Barça buscó el gol que lo clasificaba con más ansia que cabeza en la segunda parte. Pero no hay razón que explique por qué no atacó con la misma fuerza y tuvo la misma iniciativa desde el comienzo del partido.

Sólo cuando se vio perdido, cuando observó que el sueño de ganar la Champions por segunda vez se escapaba fue cuando el Barça aceleró. Hasta entonces sobre el césped del Vicente Calderón se había dibujado un Barça amarillo, como los colores que vistió en una noche triste. Gris, sin ideas ofensivas, impreciso otra vez.

Sólo después de que Saúl estrellara un cabezazo en el travesaño (53 m.) el Barça reapareció, fue más incisivo, tomó la iniciativa, se puso el mono de trabajo y buscó el gol. Pero se estrelló contra el muro que puso el Atlético de Madrid en su defensa. Ya era muy tarde. Tan descompuesto está el equipo, que Iniesta acabó cometiendo una mano en su área que significó el 2-0 definitivo.

No jugó para ganar el Barça y perdió. En los últimos partidos, el tridente no ha sido mejor que Cristiano Ronaldo ni que Griezmann, autor de los dos goles que clasificaron al Atlético. Este no es mi Barça.

 

Los goles

1-0 Griezmann, 36'

2-0 Griezmann, 88'