Ansu Fati lo ha vuelto a hacer. Después de debutar contra el Betis y de estrenarse con un gol vital en El Sadar, el futbolista de 16 años ha sido titular ante el Valencia y, como decía Victor Valdés, ha demostrado que tiene una personalidad extraordinaria.

El extremo hispano-guineano es rápido, tiene técnica y ya ha puesto de manifiesto que en el área no perdona, pero además muestra un desparpajo impropio de un adolescente de su edad. Contra el Valencia ha marcado en el minuto 2 y ha regalado una asistencia magistral a Frenkie de Jong, pero eso no ha sido lo mejor. Sin duda, la característica que más gusta del delantero es que entiende un juego tan complicado como el del Barça.

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A diferencia de Ousmane Dembélé, Fati sabe qué espacios tiene que ocupar, cuando debe temporizar y en qué momento hay que jugársela. Consecuencia lógica de haberse formado en La Masia desde los 10 años, cosa que el ex del Dortmund no puede decir. La diferencia, al fin y al cabo, es que Dembélé hace tres cursos que está en Barcelona y todavía no ha interiorizado ningún mecanismo de juego, mientras que Fati ya hace años que los lleva incorporados de serie.

Este sábado, y probablemente para protegerlo, Ernesto Valverde ha decidido que se marchara del terreno de juego en el minuto 60. El técnico blaugrana ha ejercido de tutor del delantero y -con buen criterio- ha puesto seny en una fiesta que no se detenía. En las próximas semanas, sin embargo, tendrá que tomar una decisión. ¿Cuando vuelvan Leo Messi y Dembélé, cuál será el papel de Fati? Lo qué queda claro, a estas alturas, es que el Estadi Johan Cruyff le empieza a quedar pequeño.