La Universitat de Barcelona ha decidido llevar el debate entre Catalunya y España al campo académico. El rector Joan Elies ha afirmado que "la universidad se siente interpelada ante este conflicto y no puede mirar hacia otra parte". El rector ha asegurado que había presiones por parte de las diferentes instituciones universitarias para que se hiciera alguna cosa, y en este sentido, ha apuntado que la universidad tiene que contribuir a una solución desde lo que es su especialidad: el conocimiento. Pero la sesión inaugural de esta iniciativa ha resultado frustrante: con tres ponentes situados, básicamente, en la "equidistancia" y sin ningún intercambio de opiniones sustancial.

Un programa a largo plazo

El rectorado de la UB ha preparado una serie de debates, bajo el lema de Debates UB: Catalunya y España. En principio, se han programado seis sesiones, de junio hasta enero (una mensual, a excepción de los meses de vacaciones). Todas las sesiones serán conducidas por un periodista y tendrán lugar en el edificio histórico de la UB o en la Facultad de Geografía e Historia. En cada sesión un conferenciante enmarcará el debate con una ponencia, y posteriormente habrá una mesa redonda compuesta por varios investigadores especializados en el tema del día. En septiembre, el debate girará entorno a los factores económicos y financieros del proceso soberanista; en octubre se dedicará a los aspectos jurídicos; en noviembre tendrá como centro la lengua y la identidad; en diciembre analizará el papel de la escuela; y la última sesión, en enero, estará orientada hacia el espacio de la política. Se prevé que en el futuro puedan hacerse de otros sesiones. Como apertura, este martes se ha realizado el primer acto, con una ponencia inicial a cargo de Daniel Innenarity, sobre cuál tiene que ser el papel de la universidad y de los intelectuales ante el conflicto nacional.

¿Primera piedra?

Joan Elias ha querido presentar estos debates como un foco para dinamizar el debate académico sobre Catalunya en el mundo universitario de todo el Estado. Pero en realidad, el primer acto ha tenido mucha menos resonancia de lo que se podía esperar en estas circunstancias: la presencia de docentes ha sido muy escasa, y la de estudiantes, prácticamente nula (a excepción de los estudiantes sénior, de tercera edad, que tampoco han acudido en massa aunque son muy adictos a estos actos). El paraninfo ha quedado vacío. Y la única presencia de representantes de las universidades españolas ha sido la del presidente de la Conferencia de las Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), Roberto Fernández, quien también es rector de la Universitat de Lleida.

¿Qué puede hacer la universidad?

El debate de salida, dirigido por Xavier Grasset, se ha iniciado con una ponencia de Daniel Innenarity, catedrático de Filosofía Política de la Universidad del País Vasco, que ha disertado sobre el papel de la universidad en una crisis como la catalana. Innenarity ha apuntado que los sucesos de los últimos meses han constatado un gran fracaso político, porque la sociedad ha sido incapaz de resolver el conflicto políticamente. Innenarity, que ha empezado en catalán y ha continuado en castellano, ha alegado que ante un conflicto como este, los universitarios tienen que fomentar el sentimiento crítico y evitar la polaridad. Innenarity ha asegurado que lo que hay ahora es una "alianza de neuróticos" que quieren imponerse por la fuerza y ha afirmado que "se tiene que pasar del debate entre los que quieren la confrontación al debate entre los que quieren un acuerdo". Innenarity se ha posicionado desde una clara equidistancia.

¿Debate sin debate?

Si bien es obvio que la universidad tendría que fomentar debates académicos sobre el conflicto Catalunya - España (y sobre todos los conflictos actuales), la iniciativa de la Universitat de Barcelona, por lo que se puede valorar de esta primera sesión, parece poco idónea para los objetivos que pretende. En primer lugar, el hecho de escoger un ponente principal, que es quien expone el tema, resta espontaneidad al debate y da un papel claramente dominante a los organizadores a la hora de orientar la actividad, porque al escoger el ponente condicionan por completo el debate. Es más, en la primera sesión, el debate ha sido del todo inexistente. En primer lugar, por el perfil de los tres ponentes, muy próximos a posiciones "de equidistancia": el mismo Innenarity, el rector de la Universitat de Lleida, Roberto Fernández, (que ha querido dejar claro que hablaba a título particular, porque ha reconocido que sus posiciones son muy debatidas en su propia universidad) y el mismo Elías (que ha sido criticado por no ceder los locales universitarios para el referéndum del 1-O). Pero lo que es más grave es que no ha habido ningún debate. Roberto Fernández, como Elías, llevaba el discurso escrito, y ninguno de los dos ha hecho la menor referencia a las aportaciones de Innenarity. Y al acabar las ponencias no se ha dado ninguna posibilidad al público de interactuar con los ponentes. Un mal augurio para los debates programados, aunque entre los ponentes programados hay académicos de gran valía, como el historiador Jordi Cassassas, que intervendrá el 21 de junio, o el ex conseller Antoni Castells, que hablará el 20 de septiembre.