Roger Pelàez es un humorista irreverente que desde hace años publica viñetas en diferentes publicaciones. Del 22 de septiembre al 22 de diciembre de 2017 estuvo elaborando una crónica en cómic del proceso soberanista. Que nadie espere leerlo para ratificarse en sus opiniones, porque Pelàez es irreverente hasta el límite (proclama incluso que "la ópera es una carcamalada, peor que los toros"). Esta crónica en viñetas ha sido publicada por Males Herbes, con el título: El procés explicat als idiotes. La contraportada no engaña: "Sentir odio no es ningún delito", dice un monstruo que devora a otros monstruos mientras él mismo es devorado por dos extrañas criaturas... Este cómic, sin duda, podría ofender a más de uno, pero quizá radica aquí la fuerza revolucionaria del humor.
Contra las ruedas de molino
Durante el largo periodo de proceso soberanista los ciudadanos a menudo han moderado su espíritu crítico con el fin de no mostrar debilidades ante sus rivales políticos. Pero Pelàez no está por la labor de callar, y en sus viñetas se cuestiona todos los aspectos más débiles de los políticos propios y ajenos. Por desgracia, Pelàez se revela a menudo profético. El humorista en numerosas ocasiones, durante el proceso soberanista, cuestionaba lo que estaba pasando y pronosticaba grandes problemas. Con sano escepticismo, no se dejó llevar por el optimismo desbordante de algunos sectores del soberanismo... En un momento de bloqueo e inconvenientes, no estaría mal contagiarse del escepticismo y la mordacidad de Pelàez y empezar a ver nuestras propias filas políticas con mayor distanciamiento intelectual.
Compromiso indudable
Por lo que dibuja, no hay duda que Roger Pelàez es soberanista. Y de izquierdas, y con un toque antisistema. Y a pesar de todo tampoco se siente muy satisfecho con toda la gente de su entorno político: no soporta los consejos moralistas del ANC, le provocan urticaria algunos de los "compañeros de viaje", le repugna el dirigismo de la clase política, detesta la pedantería de los círculos intelectuales catalanes... No obstante, Pelàez hace un manifiesto a favor de la acción revolucionaria. En sus viñetas sexo, drogas, cervezas y proceso se dan la mano, siempre con mucha alegría. El humorista confiesa que le ponen las barricadas y las manifestaciones, pero con gran sentido del humor es consciente de las limitaciones que tienen estas "putas catarsis colectivas". Y acaba, provocador, sugiriendo una estrategia alternativa: "Basta de gimcamismo, pasames al yihadismo"
Aire fresco en tiempo de cerrazón
El humor es una de las vías de resistencia a la opresión. Agudiza el ingenio y, al mismo tiempo, muestra las debilidades del opresor y lo desacraliza. En unos tiempos en que se persigue al humor cuando este osa tocar principios que algunos consideran inamovibles, y las denuncias llueven sobre los humoristas, se agradece cuando alguien osa sacar punta de los acontecimientos sin medirse. El procés explicat als idiotes es un còmic escrito a vuelapluma, día a día, a medida que se sucedían los acontecimientos. Por lo tanto, no es un relato coherente, articulado y con voluntad totalizadora, sino sólo un grito de ilusión, de escepticismo, de alegría, de desengaño, de frustración, de rabia y de revuelta. El ánimo del dibujante cambia de página con página. Como el del país. Real como la vida misma. Y eso, se agradece.