Hay palabras que parece que son correctísimas, pero que no lo son tanto, o al menos no en el contexto en el que las queremos meter. No solo nos tenemos que fijar en si una palabra sale en el diccionario o no para saber si está bien, también nos tenemos que fijar en su significado y en si es adecuada en aquel contexto. Es el caso de los falsos amigos, es decir, cuando una palabra se parece mucho en la forma a otra de otro idioma, pero no quieren decir lo mismo y eso genera confusión y muchos errores. Normalmente, los falsos amigos nos causan problemas cuando aprendemos otra lengua, porque ponemos palabras que nos parece que ya conocemos allí donde no toca. Ahora bien, la cuestión aquí es que también nos pasa en catalán a los catalanohablantes por influencia de otras lenguas, normalmente el castellano y el inglés. En este caso, no todos los correctores automáticos nos avisarán del error, porque la palabra descontextualizada la podemos encontrar perfectamente en el diccionario, simplemente, no quiere decir lo que nosotros pensamos.

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