Winter is coming. O, en el caso que nos ocupa, Cambio climático is coming. Últimamente se comenta mucho pero, en la práctica, lo entendemos mejor si hablamos de la sequía del mundo, el aumento de temperaturas calurosamente insoportables, el derretimiento de los glaciares y la subida del nivel del mar. Un daño que supera todas las desavenencias entre países, intereses geopolíticos y dramas existenciales. Como Juego de Tronos, donde hay varios reinos humanos peleándose entre ellos mientras no prestan atención a un gran peligro inhumano que viene del norte, que no descansa, que no entiende de cuestiones políticas. "Esta serie es la metáfora climática perfecta; o paramos de luchar entre nosotros y nos organizamos para hacer frente a aquello que viene de arriba, o nos morimos", matiza Joan Yago, dramaturgo de La Calòrica.

Esta es la penúltima semana que la compañía teatral presentará De què parlem mentre no parlem de tota aquesta merda en el Teatro Poliorama, una sublime crítica al sistema (y a nosotros mismos) que te sonroja sin aleccionar a nadie, porque ninguno de nosotros se escapa de la culpa intrínseca de pasar de todo. Todos miramos hacia otro lado cuando hay problemas que nos parecen más importantes (¿y más urgentes?). Y el caminante blanco de este grupo de artistas han sido las cañerías. Sí, tal cual. Las cañerías de la red de alcantarillado que vacían nuestra casa de mierda.

Una crítica a la poca autocrítica

Esta es una obra sobre la humanidad y sobre cómo nos relacionamos con la emergencia climática. También es una obra que reflexiona constantemente, que nos refleja en las muchas contradicciones que tenemos que gestionar cada día. ¿Tengo que dejar de comer carne? ¿Puedo viajar a la otra punta del mundo sin sentirme una terrorista energética? ¿Soy una persona horrible si reciclo pero le compro pantalones al Amancio Ortega? Para este dramaturgo, las personas somos complejas, y nos hacemos trucos y trampas mentales para mirar ninguna otra banda y retrasar la conversación climática. "Sin duda los de arriba nos engañan, pero nosotros nos engañamos constantemente diciéndonos que, entonces, no hace falta que nos esforcemos por cambiar las cosas; claro que tenemos que exigir cosas a Endesa pero eso no quiere decir que nos tengamos que cruzar de brazos hasta que Endesa no se ponga las pilas".

Joan Yago: "Cuando hablábamos de cambio climático en pleno proceso creativo, enseguida nos sentíamos atacados"

Cuando el proceso creativo de la obra empezó el verano del 2019, los calóricos se dieron cuenta de que enseguida se sentían atacados. Todos ellos. "Cuando empezábamos a hablar del cambio climático, de la responsabilidad individual, social, colectiva y política con la emergencia climática, estábamos como aquellas películas del oeste donde el protagonista está con dos pistolas apuntando a todo el mundo", explica Joan. Ya les había pasado que siempre encontraban un tema más urgente del que hablar, como el aumento de los populismos o la precarización: estaban haciendo lo mismo que querían criticar con su trabajo. Así que no se permitieron ningún brainstorming y fueron todos a una. "Nos hacía mucha pereza porque queríamos hacerlo pero, al mismo tiempo, no sabíamos qué decir ni como enfocarlo y poco a poco se fueron perfilando todos los temas centrales, y el último en llegar fue la historia", explica el dramaturgo. Es una crítica a la poca crítica que nos hacemos. Que incluso La Calórica temía hacerse.

Joan Yago FOTO May Circus TNCJoan Yago es el dramaturgo tras De què parlem mentre no parlem de tota aquesta merda. / May Circus, TNC

Macro negacionismo versus micro negacionismo

Sin ánimos de hacer mucho spoiler, la obra empieza con una ponencia brutal del personaje interpretado por Mònica López, una periodista negacionista que recorre platós y conferencias para hablar de la estupidez de aquellos que se empeñan en eliminar plásticos. Ella es el alter ego de las personas que, sin intereses por el medio, creen de verdad que no hay emergencia climática. "Te das cuenta que no puede ser que todps lo hagan por dinero, no todo el mundo tiene acciones de BP", dice Joan. Y a partir de esta primera audición solitaria, la conjunción de autoficción, flashes potentes y actores y actrices de una enorme bestialidad escénica hacen el resto (que se intercambien los roles de género indistintamente entre mujeres y hombres huyendo de la caricaturización es una maravilla escénica que, particularmente, me entusiasmó). Y al fondo a la derecha, un retrete omnipresente nos hace tocar constantemente de pies en el suelo.

La otra trama pasa en una comunidad de vecinos, donde cada personalidad tiene su casuística y donde se muestran diferentes maneras de omitir un problema global que no espera. Metafóricamente hablando, vale, pero mostrando que hablar de este tema genera un desbarajuste importante que no tiene una respuesta concreta. "Quizás no todo el mundo puede luchar de la misma manera y no es justo que le exijamos a todo el mundo que luche contra esto al mismo nivel", opina el dramaturgo de la obra después de muchas crisis internas y más debates grupales. La naturaleza contradictoria del ser humano es una constante a De què parlem mentre no parlem de tota aquesta merda y Joan Yago tiene claro que no podemos conformarnos en saberlo. "Quedarse aquí es un posicionamiento muy cómodo y pijotero; tenemos que ser conscientes de nuestras contradicciones, sin avergonzarnos pero sin que frenemos las luchas en las que creemos".

May Circus TNCLa obra estará en el Poliorama hasta el 7 de agosto. / May Circus, TNC

Sí, La Calórica y su particular comedia política lo han vuelto a hacer. Poner el dedo en la llaga, digo, tan deliciosamente que por el camino te pegas un hartón de reír. No hace daño porque te identifica, desde la reflexión y no desde la paliza de quien sabe que podríamos hacer las cosas mucho mejor. La precarización, como a todos los que rondan los 30, también los ha afectado y ahora tienen su golpe de suerte: del TNC han saltado al Poliorama, cosa poco frecuente en el mundo del teatro. Será hasta el 7 de agosto y, después, "nos gustaría intentar ver cómo es la serie de La Calórica", piensa Joan. Transversalmente, para seguir haciendo de esta una sociedad más justa, más reflexiva y más libre; personalmente, para sus compañeros y compañeras de profesión. "Tenemos que luchar para que los artistas que empiezan ahora no lo tengan tan difícil como lo tuvimos nosotros".