Juste de Nin es autor de numerosas novelas gráficas sobre la historia de Catalunya. Ahora ha publicado a El Noi. Vida i mort d'un home lliure (Trilita Ediciones), un álbum en que se repasa la vida de Salvador Seguí, el Noi del Sucre (1886-1923), y su actividad política; pero también describe aquellos años de terrible dureza en que Barcelona era llamada la Rosa de Fuego. El volumen ya es en venta y se presentará en Barcelona el lunes 11 de marzo. Trilita lo publica también en castellano, con el título El Noi. Vida y muerte de un hombre libre.

Lluís Juste de Nin

Juste de Nin, autorretrat.

Un referente político para Juste de Nin

Juste de Nin reconoce que tiene tres referentes políticos catalanes. Uno, indudablemente, es Andreu Nin, primo de su abuelo (aunque afirma que no sólo lo admira por cuestiones genealógicas). El segundo, con "una carga entrañable", Francesc Macià, l'Avi, que Juste de Nin conoció a través de su abuela. El tercero, sin duda, es el Noi del Sucre, un hombre "de un tamaño tan grande como su firmeza y su bondad". Juste de Nin lo admira, sobre todo, como un "hombre libre", que aspiraba a la libertad, pero también que intentaba desmarcarse de las "ideologías rígidas" (al igual que Andreu Nin). El dibujante cree que ahora es más necesario que nunca reivindicar la figura de este "hombre libre", porque "están sucediendo cosas inquietantes con el aumento de la extrema derecha, del fascismo, del racismo..." y apunta que ante todo eso hay que pensar el progresismo de forma diferente. "Hay que repensar los precedentes como el Noi del Sucre", apunta Juste de Nin, y añade: "se tiene que crear la nueva izquierda, aquí y en el mundo, para oponernos al fascismo".

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Un hombre de la calle

Juste de Nin destaca que el Noi del Sucre casi no fue a la escuela, y que por lo tanto lo conocemos más por sus hechos que por sus escritos. Era un hombre de cafés, que aprendió mucho en las tabernas y que se convirtió en un gran líder natural, situándose entre el sindicalismo y el anarquismo. El dibujante no esconde su simpatía por el anarquismo, "sinónimo de libertad", y hace suya una cita de Bakunin que solía usar al Noi del Sucre, que ya preveía los horrores del estalinismo: "Libertad sin socialismo es privilegio e injusticia. Socialismo sin libertad es esclavitud y brutalidad". Juste de Nin, en su cómic, destaca el papel que jugó en la huelga de la Canadiense (de la que ahora se cumplen 100 años). El ilustrador recuerda el liderazgo de la CNT, el gran sindicato de Catalunya, en aquel momento. Apunta que fue un movimiento que aportó "unos resultados increíblemente buenos para la clase obrera". Y destaca que el Noi del Sucre fue clave a la hora de parar la huelga, en el momento en que podía ofrecer los máximos beneficios a los trabajadores.

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La manipulación

El álbum, según el autor, tiene una estructura "más cinematográfica que cronológica". Y empieza, justamente, con un incidente relacionado con el lerrouxismo, con lo que quiere poner de manifiesto el turbio papel que tuvo el movimiento republicano de Lerroux, el Emperador del Paralelo, a principios de siglo XX. El Noi del Sucre se enfrentó a puños con los lerrouxistas que lo calumniaban; "así se hacía la política, en aquellos tiempos".

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Un anarquista catalanista

Juste de Nin destaca que el Noi del Sucre nunca fue contrario el catalanismo. Incluso defendió abiertamente en un encuentro anarquista en Madrid, que "los anarcosindicalistas catalanes no tenían ninguna prevención hacia un autogobierno de Catalunya, e incluso a la independencia de Catalunya, porque probablemente los trabajadores saldrían beneficiados de ella". El autor del cómic recuerda que Seguí previó, acertadamente, que algunos catalanistas (refiriéndose a la Lliga y a Cambó) acabarían siendo los primeros en "oponerse a la libertad de Catalunya".

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Tiempo de pistolas

El álbum El Noi destaca repetidamente el fenómeno del pistolerismo, que marcó la política catalana en aquella época. E insiste en el oscuro que tuvieron los pistoleros de los Sindicatos Libres, en que estaban involucrados los carlistas, la patronal, las fuerzas de seguridad... En realidad, Seguí, estuvo muy amenazado. Juste de Nin explica que tenía "muchos enemigos de la patronal, de los Sindicatos Libres, de la policía, de los responsables del orden público (como el jefe de la policía Miguel Arlegui o el policía Manuel Bravo Portillo)". Además, Seguí tenía enemigos dentro de la CNT, los sectores más partidarios de la acción directa, que más tarde crearían la FAI. Sufrió varios atentados, y un día, cuando iba a un encuentro anarquista, unos tipos armados lo acribillaron y lo mataron. También mataron a su compañero Perones. Quien mandaba a los asesinos era un pistolero al servicio de la policía, Homs. Pero no fue condenado.

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Más que un militante

El álbum El Noi se centra mucho en la vida social del Noi del Sucre, y lo presenta como un hombre dividido entre su trayectoria política y su vida familiar... Juste de Nin argumenta que la ventaja del cómic es que permite recrearse con detalles y anécdotas que hacen que su lectura sea más ligera que la de un libro de historia. El dibujante asegura que Seguí tenía mucho éxito con las mujeres, pero que sólo se enamoró una vez, "locamente": de una mujer, Teresita, casada con un barbero militante de la CNT. En contra de las convenciones de la época, el Noi del Sucre se juntó con ella y mantuvo la amistad con su ex marido. Tendrían dos hijos, a los que Seguí amaba con locura: un niño, que murió de pequeño, y una niña, que nació después del asesinato del líder anarcosindicalista. El Noi se cierra con una anécdota. En 1973 el periodista Huertas Clavería localizó a Teresita en Toulouse y fue a entrevistarla. Cuando Huertas le dijo que la desaparición del Noi del Sucre fue una catástrofe para Catalunya y para el movimiento obrero, ella respondió, con una lágrima, "para mí también fue una catástrofe".

La historia de la Catalunya contemporánea en episodios

Juste de Nin desde siempre ha amado el dibujo, aunque profesionalmente su vida ha pasado por diferentes vías. Colaboró con numerosas publicaciones como caricaturista (a veces con el seudónimo El Zurdo o Esquerrà). Fue el autor de la Norma, el famoso icono de las políticas de normalización lingüística de la Generalitat de Catalunya en los años ochenta. Tiene una quincena de álbumes publicados, entre los cuales  Andreu Nin, seguint les teves passes Garbo. L’espia català que enganyà Hitler.