Narcís Monturiol es uno de los personajes más fascinantes de la Catalunya del XIX. Además de ser el inventor del submarino (y de muchas otras cosas) fue un militante republicano, con fuertes simpatías por el socialismo utópico (y por el feminismo, un verdadero adelantado a su época). Mantuvo amistad con los intelectuales catalanes más destacados de su época. Y pese a su relevancia, murió prácticamente arruinado y olvidado. La editorial Males Herbes publica ahora un cómic que recupera, como héroe, a Narcís Monturiol: Narcís Monturiol i les pedres de l'infern (con texto de Sebastià Roig e ilustraciones de Toni Benages). No se trata de una novela gráfica inspirada en la vida del inventor; es una historia de aventuras cuyo protagonista es un Monturiol con muchos elementos ficticios.
Cadaqués misterioso
La acción de este cómic se sitúa en Cadaqués, pero presenta esta localidad en el centro de una red de intrigas internacionales con su centro en Londres. Juega con elementos científicos, pero también con una intriga donde no falta la magia ni la brujería. Una historia clásica protagonizada por un equipo dirigido por el científico, pero integrado por un forzuda, un chico y una chica (en este caso, una poderosa bruja). Un equipo que se parece a otros equipos clásicos del cómic catalán; no es extraño que el autor agradezca a Víctor Mora, el autor del Capitán Trueno, su influencia.
Entretenido
La obra de Roig y Benages no pretende hacer ninguna renovación estilística ni conceptual del cómic. Pero quiere recuperar un género hoy un poco marginado, el cómic de aventuras, y hacerlo explotando al máximo su potencialidad. Sin duda los autores han leído el Capitán Trueno, pero también otros cómics clásicos y sacan el máximo provecho de ello. En esta historia hay malos muy malos, tigres, vendavales, brujos, un pueblo con espíritu vengativo y un ejército imperial. Aprovecha, pues, muchos de los filones de la historia de aventuras, y lo hace con habilidad.
¿Qué más pedir?
Narcís Monturiol i les pedres del infern cuenta con una idea original, unos personajes atractivos, un dibujo muy conseguido y un notable dinamismo. Unos requisitos básicos para una historia que pretende entretener los jóvenes y que, sin duda, lo hará. Un cómic admirable que nos remite a los clásicos del género de la escuela francobelga de la línea clara.