Nadie hizo mejor el papel de Elizabeth II que ella misma: cuando, en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres, los dos iconos del país, la reina y Bond, James Bond, compartían una delirante y divertidísima escena en la que 007 la recoge en el Palacio de Buckingham y lo acompaña hasta el estadio en helicóptero, con salto en paracaídas incluido. Andando al lado de Daniel Craig, cualquiera podría imaginarla reunida con Judi Dench planificando la próxima misión del agente con licencia para matar.
🔴 Muerte de la reina Isabel II de Inglaterra y proclamación de Carlos III, última hora | DIRECTO
La extraordinaria figura de la reina y su dimensión histórica, siete décadas sentada al trueno, fue más allá, convirtiéndose también en icono pop (a obras de artistas como Andy Warhol o a himnos punk a cargo de los Sex Pistols). Y llegó también a la ficción: el cine y la televisión la han convertido en un personaje carismático, más o menos serio, en diversos títulos.
Durante cuatro temporadas, y con una quinta que espera estrena (está prevista por noviembre, pero no se puede descartar que la muerte de la reina avance la fecha), la serie de Netflix ha repasado el reinado de Isabel desde su matrimonio con Felipe de Edimburgo y el nacimiento de sus hijos.
Creada por Peter Morgan, ganadora de 19 Emmy y ocho Globo de Oro, esta producción es capaz de equilibrar con enorme habilidad el retrato íntimo con el análisis político. Claire Foy dio vida a la monarca a las dos primeras temporadas, y Olivia Colman, a la tercera y la cuarta. Imelda Staunton tomará el relevo a la nueva entrega.
Antes que Netflix le entregara las joyas de la corona, el dramaturgo Peter Morgan escribió este largometraje, dirigido por Stephen Frears y con la grandiosa Helen Mirren (que ganó el Oscar por este papel) poniéndose en la piel de Isabel.
La trama se centraba en el complicado momento que vivió la institución, quizás el peor de su reinado, después del accidente mortal de Lady Diana Spencer, el año 1997. Así, La reina ponía el foco en las negociaciones con Tony Blair para escuchar el clamor popular que pedía un tratamiento de acuerdo con las circunstancias.
La figura de Isabel, y de su hermana Margaret, también podía servir para una juguetona y muy simpática comedia como esta, que nos situaba en mayo de 1945, y reimaginaba una noche de libertad de las hijas del rey George VI.
Las princesas salían de incógnito del Palau de Buckingham para celebrar el Día de la Victoria y el final de la Segunda Guerra Mundial. La película, dirigida por Julian Jarrold y protagonizada por Sarah Gadon y Bel Powley, soñaba con una amable farra en la que la futura reina tenía, incluso, un affaire con un soldado.
Cuelen Firth ganó el Oscar a Mejor Actor para interpretar al rey George VI, en esta historia que recordaba la condición de tartamudo del monarca.
Un rey que con la ayuda de un fonoaudiólogo (interpretado por Geoffrey Rush) supera esta discapacidad y supera con éxito el reto de pronunciar el discurso de declaración de guerra en Alemania, transmitido por radio en todo el mundo. La jovencísima Freya Wilson interpretaba a una futura reina de Inglaterra de nueve años.
La última Navidad que Lady Di pasó con la familia real británica es, en manos del chileno Pablo Larraín (el director de la brutal El Club), una pesadilla onírica que penetra en el cerebro de una princesa de Gales que ya había decidido huir de una vida que la hacía profundamente infeliz.
Mucho más próxima al servicio con quien se encontraba más cómoda, Diana percibe la Reina y su dinastía como espectros que la acosan y la ahogan. La actriz Stella Gonet se ponía en la piel de una casi fantasmal Isabel II.
Cuidado, aquí la Reina está en función del protagonista absoluto de la función: Rex, el perrito preferido de la ama, un perro acostumbrado a todos los lujos del mundo, con merchandising propio y con el ego subidito. Todo se complica cuando crea un conflicto de estado, al morderle los testículos a un presidente norteamericano anaranjado de apellido Trump.
Directo a una perrera, Rex vivirá toda una aventura para conseguir la redención. Animación belga que apuesta por un sentido del humor pasado de vueltas, quizás más de la cuenta para elpublico infantil, con referencias a El Club de la Lucha y gags sobre el consumo de estupefacientes. Toda una fantasía.
La mejor de todas las Isabeles cinematográficas: haciendo el saque de honor en un partido de béisbol, destapándose como una especialista en tirar bolas con efecto, o cuando el teniente Frank Drebin se le echa encima para "salvarla de un atentado que sólo existe en la cabeza del personaje inmortalizado por el grandioso Leslie Nielsen.
En este clásico de la comedia spoof, la caricatura de la monarca inglesa encajaba como un guante. La interpretaba Jeannette Charles, actriz que se ganó la vida imitando a Isabel por culpa de su semejanza física, participando en eventos, programas de televisión, series o pelis como Austin Powers en Miembro de Oro (2002).