Carles Lalueza-Fox es investigador del Institut de Biologia Evolutiva, situado en el Parc de Recerca Biomèdica, un espectacular edificio con vistas al mar, cerca del Port Olímpic de Barcelona, donde se concentran destacados grupos de investigación catalanes. Lalueza-Fox es especialista en paleogenómica, el estudio del pasado humano a través del estudio genético de los fósiles que se han conservado, tanto de los humanos como de las especies homíninas. Su gran especialidad son los neandertales, aunque su interés se proyecta también hacia tipos humanos más actuales. Está integrado en algunos equipos de investigación internacional y es autor de varias publicaciones emblemáticas sobre la evolución del ser humano. La semana pasada publicó, como coautor, un artículo sobre la genética de los neandertales en la prestigiosa revista Nature. Pero además de sus publicaciones especializadas, Lalueza-Fox hace un esfuerzo por hacer accesible la ciencia a los no iniciados.

En la escuela me presentaron los neandertales como unos seres primitivos que fueron desplazados por unos seres superiores, nuestros antepasados.
La percepción de los neandertales como seres primitivos es una construcción social. Los neandertales vivieron 400.000 años en un clima desfavorable; estaban en zonas muy frías y si sobrevivieron mucho tiempo es porque se habían adaptado bien al entorno. Y desaparecieron cuando llegaron los homo sapiens, pero su declive demográfico hacía tiempo que duraba. En realidad, el primitivismo de los neandertales se ha definido desde el punto de vista de lo que nosotros tenemos: nosotros tenemos arte figurativo, si ellos no lo tienen, son primitivos... Pero a medida que aprendemos más sobre este grupo, nos sorprenden: hace algún tiempo sabemos, por ejemplo, que los neandertales también valoraban, como nosotros, la ornamentación corporal.

Se ha demostrado que los neandertales y los homo sapiens convivieron. 
Ahora sabemos que, como mínimo, ambos grupos coincidieron en dos ocasiones. La primera hace 100.000 años; entonces los sapiens entraron en contacto con los neandertales e incluso hubo hibridación, pero no tuvo continuidad con las poblaciones humanas actuales; los híbridos acabaron siendo absorbidos por los neandertales. Y una segunda vez, hace 55 o 60.000 años. En este caso volvió a haber hibridación y es entonces cuando los sapiens no africanos adquirieron material genético de los neandertales.

Sabemos que hubo cruces entre los neandertales y los sapiens no africanos

Tenemos, pues, una herencia neandertal. 
Sí, sabemos que hubo cruces y que algunos individuos procedían de la hibridación. Hoy en día se estima que aproximadamente el 3% del material genético de los humanos modernos no africanos procede del neandertal. Los africanos no tienen, porque en el continente africano no hubo relación entre los sapiens y los neandertales, porque estos últimos no entraron nunca en el África.

Los neandertales representaban una baja diversidad genética. ¿Eso suponía un problema que podría haber condicionado su supervivencia? 
Bien, es difícil concretar porqué desaparecieron los neandertales. Pero en las muestras que se han podido identificar se detecta una diversidad genética muy baja. Y tener poca diversidad genética siempre es un riesgo. La acumulación de mutaciones ligeramente deletéreas puede acabar provocando cruces no viables. Eso es debido probablemente a un largo historial de baja demografía. En realidad, en tres de los restos con datos genómicos recuperados se ha podido poner de manifiesto señales de endogamia. En una de ellas incluso hay rastros de consanguinidad reciente. El individuo en cuestión era hijo de dos medio hermanos, o de algún otro tipo de parientes muy próximos. Eso podría ser concecuencia de que en aquel momento la población neandertal fuera escasa.

El eslabón perdido no existe. De hecho, no ha existido nunca para los investigadores

Durante mucho tiempo se habló del “eslabón perdido”. ¿Se ha encontrado el famoso “eslabón perdido” que uniría la cadena que va del mono al humano moderno? 
El eslabón perdido no existe. De hecho, no ha existido nunca para los investigadores. La idea básica del eslabón perdido saldría de una concepción de la hominización como un proceso lineal, que iría del antepasado común con el chimpancé al hombre. Pero este proceso evolutivo no lo tenemos que pensar como una línea, sino más bien como una red, con múltiples ramificaciones y conexiones. Hay varias especies de homíninos que conviven al mismo tiempo y se producen múltiples episodios de hibridación. Hace 50.000 años, que es nada a nivel evolutivo, había media docena de grupos de homíninos conviviendo en el planeta Tierra. Y esto, a pesar de que sólo podemos encontrar evidencias genéticas para el último episodio de nuestra evolución: los últimos 500.000 años. Si analizáramos la evolución en los últimos 6 o 7 millones de años, desde que se separaron los homíninos y los chimpancés, la red todavía se volvería mucho más compleja. Seguro que encontraríamos evidencias de muchos otros casos de hibridación.

¿Cómo conseguís saber tantas cosas de nuestros antepasados? ¿Qué métodos usáis los que os dedicáis a la paleogenómica? 
Para estudiar los genes del pasado, usamos una combinación de técnicas de laboratorio, que aplicamos sobre restos óseos humanos del pasado, y de tratamientos informáticos, que usamos para descodificar esta información. Eso ya permitió, en el 2010, recuperar el primer genoma neandertal. Hace 5 o 6 años se desarrollaron nuevas técnicas que permiten la secuenciación masiva del material genético. A partir de una pequeña muestra se pueden sacar billones de secuencias que más tarde procesamos con técnicas informáticas. Son unas técnicas que se han desarrollado pensando en la medicina, en el análisis de los humanos actuales, pero que nosotros utilizamos para analizar a los hombres del pasado. Gracias a estas tecnologías hoy en día se pueden testar hipótesis que los arqueólogos habían discutido durante décadas. En los próximos años podremos cerrar debates que han sido abiertos durante mucho tiempo.

Pero no debe ser nada fácil encontrar muestras de ADN de hace tanto tiempo. 
El número de muestras que se ha encontrado es extremadamente limitado. En realidad, sólo se han localizado restos de unos 400 neandertales, y de algunos de ellos sólo tenemos un fragmento de hueso. De todos éstos, sólo hemos podido recuperar datos del ADN mitocondrial de quince de ellos, y datos del genoma nuclear de individuos de tres yacimientos diferentes. Un número de muestras reducido y quizás no muy representativo, pero tenemos que trabajar con los restos que tenemos, porque es muy difícil que lleguemos a encontrar muchas muestras más.

Últimamente ha habido intentos de clasificar la humanidad a partir de los estudios genéticos. Eso hace sospechar un retorno a los estudios raciales. ¿Qué piensas de esto? 
Cualquier clasificación por debajo del nivel de especie me parece trivial y arbitraria. La mayor parte de variación genética dentro de nuestra especie se da entre individuos, no entre grupos enteros. Puede haber una cierta estructuración geográfica de las diferencias, pero la mayoría de la diversidad no se puede clasificar grupalmente. Por lo tanto, dedicarme a eso me parece básicamente una pérdida de tiempo como objetivo científico.

Muy pronto podremos averiguar realmente cómo se han cruzado las poblaciones y qué interconexiones han tenido y eso seguro que nos obliga a cambiar nuestra visión del mundo y de nuestra historia

¿Hacia dónde avanzan los estudios de paleogenómica?
Nuestra capacidad técnica ha mejorado mucho en poco tiempo. Hoy en día empezamos a tener la posibilidad de explorar la historia genética de nuestro continente. Muy pronto podremos explorar de dónde viene la población actual. proyectándonos decenas y centenares de miles de años atrás. Podremos averiguar realmente cómo se han cruzado las poblaciones y qué interconexiones han tenido, y eso seguro que nos obliga a cambiar nuestra visión del mundo y de nuestra historia. En segundo lugar, estamos ante un cambio de paradigma: de pensar que habíamos reemplazado a todas las poblaciones anteriores, hemos pasado a pensar que nos habíamos hibridado con muchas de ellas. Eso nos obliga a definir de nuevo nuestra especie y a definirla con respecto a los otros grupos del pasado. Nos obliga a buscar una nueva definición de Humanidad, y a aclarar qué es realmente ser humano. Y eso será un gran debate.