Coincidiendo con el 200º aniversario de la muerte del emperador Bonaparte, la Fundación Impulsa Talentum XXI y Catalonia Talent han organizado un debate redonda en la Casa Llotja de Mas -sede corporativa de la Cambra de Comerç de Barcelona-, para desgranar y descubrir la política que Napoleón Bonaparte dejó en Catalunya. Un debate moderada por el historiador y articulista de El Nacional Marc Pons, que ha ido a cargo de los escritores Jesús Conte, autor de 'Barcelona sota la bota de Napoleó' y Antoni Gelonch, autor de 'Napoleó, la Revolució i els catalans'.

¿Quién era Napoleón Bonaparte?

Napoleón Bonaparte fue un militar, primer cónsul y emperador de los franceses y de los catalanes, cuya figura emergió durante la Revolución Francesa. Con el paso de los años, su figura se fue convirtiendo con uno de los símbolos militares y políticos más importantes y destacados de la historia de Europa. Bonaparte consiguió ganar buena parte de las batallas en las cuales participó, hasta que chocó con dos grandes derrotas: en Leipzig y en Waterloo.

Más allá del ámbito militar, como gobernante francés Bonaparte, es recordado por haber promovido un nuevo Código Civil donde prohibía los privilegios basados con el nacimiento, priorizando la educación y velando por la tolerancia y la libertad religiosa del pueblo.

First Consul Bonaparte

La dominación napoleónica de Catalunya

Bru Recolonos, presidente de la Fundación Impulsa Talentum XXI, ha presentado el acto recordando como desde la Fundación y desde los Premis Talent, trabajan para "impulsar el talento del pasado, del presente y del futuro".

El historiador que ha moderado el debate, Marc Pons, iniciaba el debate señalando como Bonaparte "formó parte de un aspecto muy importante de nuestra historia, pero a la vez, muy desconocido". El primero en recibir la palabra ha sido Jesús Conte, quien ha iniciado el debate haciendo un recorrido de Bonaparte en el territorio catalán, concretamente en Barcelona.

Tal como explica en su libro, 'Barcelona sota la bota de Napoleó', el autor ha recordado los 2297 días que durante la Guerra del Francés (1808-1814) Barcelona estuvo ocupada. Un hecho que provocó el cierre de la capital dentro de sus murallas en un estado de sitio perpetuo. Una ciudad gobernada en aquel momento por Napoleón desde Francia, al margen de la Corona Española impuesta de su hermano Josep I.

Jesús Conte y Marc Pons

El cierre de la ciudad provocó una huida masiva de los habitantes que redujo la población a una cuarta parte, debido a la represión de las libertades, la extorsión económica con la ocupación de las casas y la exigencia de dinero y comestibles por parte de las tropas francesas e italianas. Los habitantes asistieron perplejos a los sucesivos intentos por parte del ejército español y de la armada inglesa para liberarla, mientras que los patriotas que conspiraban dentro de los muros, se los colgaba en la horca de la Ciutadella, eran encarcelados en Montjuic o pasados por armas.

Un relato que el autor ha recordado y ha profundizado, para explicar cómo era aquella Barcelona a nivel urbanístico, social y económico, que tenía el comercio y las fábricas paralizadas y cerradas, provocando una situación insostenible entre sus habitantes.

Por otra parte, Antoni Gelonch ha explorado los motivos por los cuales las ideas de la Revolución Francesa a duras penas llegaron a Catalunya, así como las consecuencias de la mala digestión de los hechos de comienzos del siglo XIX, que comportaron una miseria y una guerra durante más de 100 años. Un recorrido donde el autor destaca el papel de la organización administrativa, las revueltas, los miedos, los vínculos, y los recelos que Bonaparte causó en el territorio catalán.

Antoni Gelonch y Marc Pons

¿Sin embargo, qué aspectos positivos se destacan del régimen napoleónico en Catalunya?

La incorporación de Catalunya en Francia, hizo que el mariscal Augereau, el primer gobernador napoleónico en tierras catalanas, oficializara el catalán en una época donde estaba proscrito en el ámbito público desde la ocupación borbónica de 1714. En el ámbito propiamente barcelonés, la Barcelona de 1808 era una ciudad recluida dentro de las propias murallas, un hecho que comportaba que las condiciones para habitar allí fueran del todo pésimas por sus ciudadanos. En este sentido, la administración napoleónica legisló la ciudad con su saneamiento, incorporando el alcantarillado, abasteciendo a la población de agua potable y enladrillado las calles, entre otras actuaciones.

Pons ha finalizado el debate preguntando a los autores si Bonaparte acertó o se equivocó con Catalunya. "Desconozco porque pensó con Catalunya más hacia allá del motor industrial en su momento, desde un punto de vista geoestratégico no me siento con capacidad para valorarlo", apunta Conte. Por otra parte, Gelonch considera que con "Catalunya no la acabó de acertar. Tuvo un problema de inmediatez, de quererlo todo al mismo momento y a todas partes. Tenía un plan bien elaborado pero no contaba con los catalanes, y sin este apoyo local, es muy difícil", ha concluido el autor.