Hay espectáculos que quieres ver, y hay otros que te absorben. Supersàpiens pertenece indiscutiblemente a esta segunda categoría. Dirigida por Sergi Belbel y protagonizada por Marta Torné y Enric Cambray, la propuesta convierte un espacio de 2.000 metros cuadrados en un laboratorio emocional, tecnológico y político. No es solo teatro: es un aviso. Una advertencia elegante, divertida e inquietante a la vez sobre hacia dónde nos puede llevar el progreso cuando nos lanzamos sin preguntas.

La obra parte de un planteamiento sencillo —un consejero de Salud convencido de que todos los sapiens son iguales, y una mujer misteriosa que le cambia la vida— pero rápidamente estalla con el poder, los datos, la manipulación y la inteligencia artificial. Es aquí donde Supersapiens resuena con una fuerza particular: no es ciencia ficción, es espejo. Un espejo incómodo, porque mientras ríes de las absurdidades del sistema, te das cuenta de que quizás no están tan lejos de la realidad.

Escenográficamente, la experiencia es la gran protagonista. Belbel y el equipo artístico han construido un universo inmersivo que se mueve entre el teatro, la instalación y la performance. Las butacas vibran y los audiovisuales son de lo más impactantes. Es un uso de la tecnología como lenguaje. Y esto es precisamente lo que hace crecer el proyecto respecto al Sàpiens original de Roc Esquius: aquí todo respira a gran formato y a ambición creativa.

En cuanto a las interpretaciones, Torné y Cambray funcionan como una maquinaria precisa. Su dúo funciona como un campo de fuerzas: constante tensión, constante pregunta, constante juego.

Ahora bien, más allá de la superficie espectacular, lo que queda es una sensación que acompaña al espectador mucho después de salir. Porque Supersàpiens no solo quiere entretener; quiere que te preguntes cómo será el teatro del futuro… y sobre todo, cómo será la sociedad del futuro. ¿Hasta dónde estamos dispuestos a entregar nuestra libertad a cambio de orden, de eficiencia, de seguridad? ¿Qué pasa cuando el progreso nos avanza y nosotros solo hacemos que pulsar “Aceptar”? Por eso, una vez terminada la función comienza otra experiencia inmersiva en la que el público no para de resolver dilemas hasta una reflexión final. 

Supersàpiens no es solo teatro, es una experiencia que no dejará a nadie indiferente. Sobre todo porque trata temas como la inteligencia artificial domina nuestras vidas. Al fin y al cabo, no es solo una obra. Es una experiencia, una advertencia y un espectáculo en el sentido más completo del término. Y sobre todo, un recordatorio de que el futuro no es una pantalla lejana: ya estamos dentro.