Emilienne Malfatto escribe con tanta pasión como belleza, tanta fuerza como emotividad. Lo hace en sus piezas periodísticas, ya sean escritas con letras o con luz, como describe ella a sus fotos. Escritora y fotógrafa francesa de origen italiano formada profesionalmente en Colombia, el año 2020 debutó en la literatura con Que por ti llore el Tigris, obra aparecida en nuestro país este 2022 (en catalán por 1984, en castellano por Minúscula). Un relato breve (escasamente 100 páginas) pero de una intensidad poética sencilla, para nada cargante o sobreactuada, que parte de sus vivencias como reportera en Irak. Un relato local, pero de alcance internacional que nos descubre un crimen de honor culminado con el asesinato de una mujer por estar embarazada fuera del matrimonio. Nuevamente (y lamentablemente) un relato local, pero de alcance internacional (la violencia de género es una lacra social que no responde a fronteras, culturas o religiones), que le fue reconocido con el muy prestigioso Prix Goncourt a la primera novela.

El periodismo, la literatura, las palabras, las fotografías... pueden cambiar el mundo?
¡Vaya pregunta! Sí y no. Al mundo le hace falta literatura, poesía, fotos, periodismo... Las palabras pueden cambiar algo en el interior de las personas, y eso ya es un logro enorme. Porque, de alguna manera, eso ya implica cambiar el mundo a un nivel muy íntimo y personal. Pero... Hay que ser lúcido. La guerra en Siria la hemos vivido en vivo y en directo. Disponíamos de información constante: artículos, fotos... pero nada cambió. A veces pasa, pero el periodismo no siempre puede hacer de éste un mundo mejor. Como decía, es una pregunta con muchos matices en la respuesta.

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Emilienne Malfatto en su visita a Barcelona el mayo pasado / Foto: Guillem Roset / ACN 

Las palabras pueden cambiar algo en el interior de las personas, y eso ya es un logro enorme

¿Cuándo descubriste que querías dedicarte a explicar el mundo?
No sé si logré explicar el mundo. Pero por lo menos he intentado ser testigo del mundo. Y eso lo descubrí, básicamente, ejerciendo el periodismo. Estaba viviendo en Bogotá y no tenía trabajo. Me sentía muy perdida. Me surgió la oportunidad de hacer prácticas de periodismo en la agencia FP (France-Presse). Me encantó. Luego trabajé en un periódico colombiano que se llama El espectador. Ahí fue donde acabé de descubrir que el periodismo era lo que realmente me gustaba. Nunca fue mi vocación de niña. Me enamoré del periodismo haciéndolo. 

En una profesión en crisis permanente, en la que lxs freelance siempre andáis por la cuerda floja, ¿qué te impulsa a seguir adelante?
Eso de vivir en la cuerda floja me suena tanto... (risas). No sé lo qué me impulsa. Creo que voy a entrar en crisis existencial buscando la respuesta. Tal vez sea algo tan egoísta como que me gusta hacer este trabajo. Muchas veces me preguntan qué hago, que si soy periodista, escritor o fotógrafa. Yo suelo responder que escribo con palabras o con luz. Eso es lo que me gusta. Lo disfruto, pese a las limitaciones. No sé si me dedicaré a esto toda mi vida, pero de momento no me veo haciendo otra cosa. Pero, sí, destaquémoslo e insistamos: ¡vivimos en la cuerda floja!

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Portada de la portada de Emilienne Malfatto Que et plori el Tigris 

¿Cómo llegaste a Irak? 
Llegué a Irak por el Estado Islámico. En el 2014 estaba trabajando en la oficina de Oriente Medio de la FP, en Nicosia. Fue un verano de mucho Estado Islámico, califato y guerra en Gaza. Recuerdo que era un jueves de septiembre y mi jefe me preguntó si quería ir a Irak. 

Le respondiste que...
Que sí. Era una gran oportunidad y tenía mucha curiosidad. Me gustó. Fue algo como muy instintivo. Fue muy emocionante y emotivo. Sentí que era el momento de mi vida para emprender mi carrera como freelance.

¿Qué te impulso a dar el paso a la ficción con Que por ti llore el Tigris?
No lo sé. Fue como una pulsión. Un paso muy impulsivo. La novela llegó por voluntad propia. Fue un proceso muy especial y catártico. Una manera de lidiar con cosas que había visto y vivido. 

Soy como un disco rayado que repite una y otra vez que los árabes, los musulmanes no son los únicos que matan o maltratan a sus mujeres

La novela está ambientada en Irak, pero en realidad podría suceder en cualquier rincón del mundo porque, desafortunadamente, la violencia contra la mujer es una lacra universal.
Totalmente. Estoy 150% de acuerdo. De hecho, es algo que vengo repitiendo desde que se publicó la novela. La ambienté en Irak, porque trabajé en ese país durante mucho tiempo. Matizando que no todo Irak es como el que aparece en la novela. Ambienté la novela en una zona remota muy conservadora. Soy como un disco rayado que repite una y otra vez que los árabes, los musulmanes no son los únicos que matan o maltratan a sus mujeres. 

¿Tal vez por ser un problema universal, la religión, en este caso la musulmana, está ausente en la novela?
El problema que abraza la novela es una cuestión social más que religiosa. La religión, finalmente, no es más que un pretexto para justificar el maltrato a la mujer. La realidad es que es un fenómeno social. 

En occidente nos gusta alardear de que hemos progresado mucho en cuando a los derechos de las mujeres. Pero aunque, en algunos puntos puede que sea verdad, nos queda mucho camino por recorrer.
Es muy fácil señalar al otro como el malo de la película y pensar que los buenos somos nosotros. Es como querer tapar el sol con el dedo. Queda muuuuucho camino por recorrer. 

¿Ganaste el premio Goncourt con la novela. Nada mal para haberla escrito en días, ¿no?
(Risas) Sí, nada mal. Fue una gran sorpresa. La vida no me ha cambiado para nada con el premio. Soy la misma. Sigo haciendo las mismas cosas. Aunque a la vez lo cambió todo porque me dio legitimidad. Cambió la mirada de la gente respecto a mi trabajo. Y económicamente, también, es una mejora. Pero, insisto, siento que sigo siendo la misma persona. Y el libro, por muchos premios que reciba, tampoco cambia. Si un libro es bueno, lo será con o sin premios. Y si es malo, lo mismo.  

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Emilienne Malfatto ganó el premio Goncourt con su primera novela Que por ti llore el Tigris

El libro, por muchos premios que reciba, no cambiará. Si un libro es bueno, lo será con o sin premios. Y si es malo, lo mismo

¿Qué es lo más bonito que te han dicho de tu novela?
Me han dicho muchas cosas lindas. Y siempre que me dicen algo bonito pienso que ojalá que lo hubieran podido escuchar mis abuelos. Tengo una amiga en Francia que trabaja con refugiados. Una vez acogió a una refugiada de Irak, dice que nunca le había visto una mayor cara de alivio como cuando le habló de mi libro. Cuando me lo explicó, me emocionó muchísimo. 

¿Estás trabajando en algún relato nuevo, actualmente?
Estoy trabajando, principalmente, en piezas periodísticas. Periodismo narrativo, pero periodismo. 

¿Qué libros hay en tu mesilla de noche actualmente?
Estoy con dos. Uno de ellos es una novela del escritor italiano Beppe Fenoglio. Un relato hermoso. Se llama L'imboscata, y está ubicada en la zona de Italia entre Génova y Turín que es justamente de donde procede mi familia. El otro libro es Siguiendo el corte: relatos de guerras y de tierras, del sociólogo y escritor colombiano Alfredo Molano. Si no lo conocéis, os lo recomiendo totalmente.