Daniel Blanxart i Pedrals (Olesa de Montserrat 1884 - Barcelona 1965) es uno de los investigadores textiles más reconocidos de Catalunya de la primera mitad del siglo XX. Hizo grandes contribuciones al desarrollo de la industria textil del país, pero su gran pasión y refugio fue la música, afición gracias a la cual reunió una de las colecciones de discos más importantes del país.

Desde bien joven sintió pasión por la técnica hecho que lo hizo decidir a estudiar en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Barcelona, a la vez que simultaneaba los estudios con clases nocturnas en la Escuela de Bellas Artes y la Escuela Provincial de Artes y Oficios de la Diputación de Barcelona, donde obtuvo varios premios y distinciones. De Barcelona pasó a la reciente inaugurada Escuela Superior de Ingeniería de Terrassa donde empezó el curso académico 1903-1904, y obtuvo el título de Peritaje y el de estudios superiores de Ingeniería Textil. A partir de aquí emprendió una carrera brillante e intensa como docente, investigador y divulgador.

Blanxart dedicó su vida plenamente a la enseñanza y a la investigación. Con sólo 25 años obtuvo la cátedra de tecnología textil y teoría de tejidos, impartiendo las clases de tecnología a Peritaje e Ingeniería hasta su jubilación en 1954, a los 70 años. También fue profesor titular de materias textiles e industria papelera y técnica de la hiladura y tejido desde 1952.

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Daniel Blanxart en el despacho de la calle de la Fuente Vieja 94 (1914) / Fuente: Archivo familiar.

Destacó rápidamente por sus ideas innovadoras y por su capacidad de trabajo. Compaginó la docencia en la Escuela de Ingeniería con la Escuela Municipal de Artes y Oficios de Terrassa, donde impartía teoría de tejidos y tecnología textil, hasta el año 1943, y con la Escuela Industrial de Barcelona, que llevó a cabo desde 1926 hasta la jubilación. Se calcula que Blanxart tuvo más de 6.000 alumnos de países diversos, que ocuparon cargos destacados en empresas nacionales y foráneas.

Podemos afirmar que Blanxart asentó las bases de la enseñanza técnica y científica y fue considerado el renuevo de la enseñanza textil. A lo largo de los suyos casi cincuenta años de docencia, creó la técnica textil, adaptándose continuamente los problemas técnicos de los procesos textiles industriales. Se esforzó a dar personalidad propia y hacer progresar la industria textil, con su continua investigación, creando inventos, patentándolos, perfeccionando aparatos de control y precisión, difundiendo sus métodos, como el reconocido dinamómetro continuo que lleva su nombre.

Blanxart dirigió el Acondicionamiento Tarrasense, un centro de investigación, asesoramiento y control de la calidad al servicio de la industria textil, donde introdujo el control de las materias primas y productos de la industria textil, y estimuló el estudio y la mejora de los procesos de fabricación textil. Gracias a su afán para modernizar los equipamientos del laboratorio y mantenerles a un alto nivel consiguió unos resultados excelentes hasta obtener el reconocimiento internacional.

Gracias a su afán para modernizar los equipamientos del laboratorio obtuvo el reconocimiento internacional

Vinculado a las escuelas de Terrassa, Blanxart inauguraba también el Laboratorio de Ensayos e Investigaciones Textiles, que el año 1941 pasó a denominarse Laboratorio de Investigación de Fibras Textiles y de Retama. Y es que también fue reconocido por la investigación que hizo de la fibra de la retama. Sobre estas investigaciones, en 1939, publicó La retama. Su utilización e importancia como planta textil y papelera. Gracias a estos estudios, recibió el reconocimiento oficial: la creación de la Oficina de la Retama, instalada en la Escuela Industrial en 1942, dependiendo del Ministerio de Industria y Comercio. La experiencia adquirida a lo largo de los años en los laboratorios lo animó a organizar y fundar el Laboratorio Textil de la Mancomunidad de Fabricantes Textiles de Catalunya, que se inauguró el año 1935.

Preocupado siempre por su formación y la de los alumnos y para estar al día de las innovaciones, la biblioteca tecnicotextil, fundada en 1932, fue otra de las aportaciones relevantes impulsadas por Daniel Blanxart. Actualmente este fondo se conserva en el Museo Textil de Terrassa donde ingresó el año 2001.

Su vasta labor queda reflejada en múltiples publicaciones en que fueron de lectura obligatoria en los estudios de ingeniería, como Materias textiles, Formulario de teoría de Tejidos, Problemas de tecnología textil, Tisaje mecánico, se La industria textil, y muchos otros artículos y monografías, que le proporcionaron una destacable difusión nacional e internacional.

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Daniel Blanxart con la cruz de Alfonso X el Sabio / Fuente: Archivo familiar

No es menos importante el reconocimiento que obtuvo como musicólogo. Fue uno de los grandes melómanos reconocidos del país. Las horas libres que le quedaban las dedicaba a asistir a conciertos y a escuchar su discografía rodeado de la familia y amigos. Su casa estaba abierta a los amantes de la música. Iban intérpretes y directores musicales, entre los cuales Quitará, con quienes mantuvo una buena amistad. A menudo sus fondos eran solicitados por directores y profesionales, para demostraciones o conferencias. Entre sus tesoros destacan Goyescas, interpretadas en el piano por Enric Granados, la mayoría de las obras editadas por el Anthologie Sonore y una edición limitada y numerada de un disco de Mompou.

En febrero de 2015, en la Biblioteca de Catalunya se organizó una exposición que llevaba por título «Daniel Blanxart, pasión por la música» a raíz de la donación que hizo su familia de su extraordinaria discoteca personal de más de 4.000 ejemplares y la de una colección significativa de 177 rollos de pianola. Iba acompañada de un conjunto de catálogos discográficos comerciales muy raros, que revelaban una esmerada selección de las mejores producciones de discos de 78 rpm y de rollos de pianola editados hasta los años cincuenta del siglo XX, cuarenta y tres de los cuales considerados «rollo de artista», grabados por célebres compositores y pianistas como Granados, Vilalta, Fauré, Backhaus, De Albert, Landowska, R. Strauss, Busoni o Planté, entre otros

Su extraordinaria discoteca personal contenía más de 4.000 ejemplares y una colección significativa de 177 rollos de pianola

De su sabiduría musical nos han quedado publicaciones como Comentarios y poemas musicales o Teoría física de la musica: acústica, bases de la música, instrumentos. Este último libro fue un referente para el Conservatorio del Liceo que lo utilizó como libro de texto, orientado a una educación científica de los músicos.

Trabajador incansable, supo compaginar la docencia y la investigación, en las que añadió sus dotes de buen comunicador que lo llevaron a un merecido reconocimiento a nivel internacional. Entre las muchas distinciones que recibió se encuentran la Gran Cruz del Orden Civil de Alfonso X el Sabio y la gran cruz de la Orden del Mérito Civil.

Daniel Blanxart se dedicó en cuerpo y alma a su profesión, pero sin dejar de lado sus grandes pasiones, entre los cuales, la música pero también la familia, la fotografía y el excursionismo.

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