Yo, que siempre he sido de guitarras crujientes y como más distorsionadas, mejor, lo odiaba, pero a finales de la década de los ochenta e inicios de los noventa, lo que lo rompía en discotecas y radiofórmulas era el eurodance.

Un Frankenstein maravilloso

El eurodance era un estilo que, con los países del centro de Europa como campamento base creativo, nació de la mezcla de varias declinaciones de la electrónica: el new beat, el house, el techno, el hi-nrg y el eurodisco. Todo bien agitado y finalizado con unas gotas de hip hop y de pop sintetizado de melodías incontestables. Vengaboys, Whigfield, Paradisio, 2 Unlimited, Ace of Base, Technotronic... fueron algunos de los principales referentes de este género, pero ninguno de ellos (quizás Technotronic) alcanzó los niveles de popularidad de Snap!

Snap! fueron un experimento. Un maravilloso Frankenstein surgido de la genialmente perversa mente de los productores Michael Münzing y Luca Anzilotti; intelectos privilegiados surgidos del Organisation For Fun, seminal aventura de música electrónica que compartieron con un prohombre de los beats como Sven Väth. Grabaron un par de discos y lo dejaron. Münzing y Anzilotti seguirían su camino juntos con 16 BIT. Reventaron las listas de éxitos con el single 'Where Are You'?. Una proeza que ya no volverían a repetir.

El tándem prosiguió su trayectoria conjunta con Snap!, aventura con la que, bajo los seudónimos de Benito Benites y John "Virgo" Garrett III, dos nombres más propios de actores de culebrón de tercera regional que de productores musicales de primera fila, se limitarían a componer unos temas a los que pondrían voz otros cantantes. En su caso, fueron el rapper Turbo B y la cantante Penny Ford, los dos norteamericanos.

lo masía disco
Portada del volumen 3 del recopilatorio Lo + Disco. Foto: Oriol Rodríguez

El ritmo es un bailarín

World Power (1990) fue su álbum de debut, contenedor de rompepistas infalibles como 'The Power', 'Ooops Up' o 'Cult of Snap'. Nada comparable con 'Rhythm Is a Dancer', el tema central de su segundo elepé, The Madman's Return (1992), y el segundo single más vendido de 1992, sólo superado por aquella melodía de destrucción de corazones masiva de Whitney Houston que fue (y todavía es) 'I Will Always Love You'. 'Rhythm Is a Dancer' también era una de las canciones más destacadas en el tercer volumen del recopilatorio Lo + Disco.

Durante la década de los ochenta y noventa era una tradición inalterable que llegaba cada verano y cada Navidad. En una época en que los discos se vendían a millones, las discográficas exprimían todo el jugo de su catálogo publicando recopilatorios de éxitos del momento. Había de todo tipo según las tendencias del momento: desde los éxitos del pop rock internacional a los éxitos de música makina, de los éxitos del rock catalán aestos Lo + Disco que recogían los temas que ponían en estado de ebullición las pistas de baile.

El primer volumen de Lo + Disco se publicó el año 1990. La saga se completó con la quinta entrega en 1994. La tercera apareció en 1992 y junto con el 'Rhythm Is a Dancer' de Snap! encontramos temas de Felix, 2 Unlimited, Dr. Alban o Rozalla. Un doble álbum en el que, como dirían los norteamericanos son "all killers, no fillers".

Tienda de vinilo Poble Sec
Tienda de vinilos de la calle de la Olivera del Poble-sec. Foto: Oriol Rodríguez

El epicentro del vinilo

En la misma época en la que se publicaban estos Lo + Disco abría en Barcelona Discos Revolver haciendo de la calle Tallers, junto con otras históricas como Castelló o Discos Impacto, el epicentro barcelonés del vinilo. Hoy día Rervolver es una de las pocas supervivientes de aquella época. Pero mientras los establecimientos más icónicos del gremio han ido cerrando; repartidas por toda la ciudad, y coincidiendo con una renovada pasión por el formato, han ido apareciendo dispersos por toda la ciudad locales dedicados al tráfico del plástico negro. Son, entre otros, Barcelona City Records, Discos Paradiso, BCore, El Genio Equivocado, Ultra-Local Recuerdos... Una lista a la cual ahora tenemos que sumar un pequeñísimo cubil de vinilos del barrio del Poble-sec.

Es una tienda que no tiene nombre y de la cual no encontraréis ningún tipo de información en Google, pero existe. Está ubicada en la calle de Olivera esquina con Ricart. No deben ser más que 25 o 30 metros a reventar de vinilos, de todos los estilos, pero con especial predilección por la música de baile, de la electrónica al hip hop. Discos de segunda mano a precios razonables (en este acceso de fiebre actual por los vinilos, en muchos casos tienes que pedir una hipoteca con aval de los papis para comprarte uno), como los 3 euros que pagué por este tercer volumen de Lo + Disco con el que yo, que siempre he sido de guitarras crujientes, ahora no paro de bailar como un poseso.