Cada día 12, a las 12 del mediodía, hay "Cultiu de Llibres": reparto gratuito de libros en alguna salida de Metro o de tren de Barcelona y sus alrededores. El Cultiu de Llibres ya ha pasado por Fontana, Poble-sec, Rubí, la plaza Universitat, Sant Cugat, Virrei Amat, el mercado de Hostafrancs... Mucha gente sabe que esta acción tendrá lugar, pero nadie sabe exactamente dónde. El lugar se anuncia por las redes sociales únicamente una hora antes, porque la idea básica no es convocar a los adeptos, sino poner los libros al alcance de la población de los barrios, que la gente se encuentre los libros en medio de la calle, cuando menos se lo espere. Se trata de una iniciativa de una serie de editoriales independientes, coordinada por el Espai Contrabandos. Hoy ha tocado el turno a la salida de Jaume I, en la plaza del Ángel. Dos centenares de volúmenes se han expuesto en un banco en la parte inferior de la bajada de la Llibreteria, el sitio donde, durante siglos, se elaboraron y vendieron los libros barceloneses.

Desconfianza

A mucha gente le ha costado acercarse. Un grupo numeroso de estudiantes que se dirigía hacia la plaza Sant Jaume no ha hecho ningún gesto de atención hacia el puesto: ni un solo alumno se lo ha mirado. Alguna gente, con aspecto de estar de paseo se ha mantenido a una cierta distancia del lugar, observando con curiosidad y prevención, hasta que los han invitado a acercarse, mirar los libros y llevarse los que quisieran. Y todavía ha costado más convencer algunos de coger un libro y llevárselo. Alguien que ya había escogido insistía, antes de irse, en si le harían pagar algo, y ha escapado como quien se libra de un gran peligro. Pero también había gente que se ha acercado tranquilamente y ha pasado rato y rato removiendo libros, con el aspecto de quien está habituado a manejarse por las librerías. Al fin, no son pocos los que se han detenido ante la exhibición y han mostrado su satisfacción por poder llevarse un libro que les ha seducido. Algunos incluso han optado por quedarse charlando un rato con los editores agrupados en el puesto, quienes defienden que "quién cultiva cultura, recoge libertad".

Editoriales diferentes, libros diferentes

Una mujer mayor ha preguntado si tenían la nueva gramática de la lengua catalana. No es el libro que encontrará aquí. Esta acción está impulsada por varias editoriales independientes que, con estas salidas, pretenden compensar el hecho de que sus libros no se pueden encontrar en las estaciones de tren, en las librerías de algunas cadenas ni en las grandes superficies. Son editoriales que trabajan con pequeñas tiradas, con un trabajo artesanal, y con mucha atención dedicada a cada libro. La idea básica del Espai Contrabandos es ofrecer libros de "pensamiento alternativo", destinados a "transformar a la sociedad", un tipo de libros que no siempre encuentran su espacio en los grandes grupos editoriales. Pol·len Edicions ha entregado obras como PLVS VLTRA. Una crónica gráfica del españolismo en Catalunya, una compilación de fotografías sobre la ultraderecha del periodista Jordi Borràs. Descontrol, una editorial anarquista, ha ofrecido libros como La anarquía explicada a mí hija, de Pippo Gurrieri, un intelectual que intenta hacer divulgación del fenómeno libertario actual. E Icaria, una editorial especializada en temas relativos a la solidaridad, antropología, ecología y al desarrollo, ha regalado títulos como Disparan a los refugiados, una crítica contundente a las políticas migratorias europeas. Pero también había obras sin una clara intencionalidad política. Bellaterra, una editorial especializada en temas académicos, con magníficas colecciones sobre China, el Islam y África, ha entregado algunos de sus libros especializados, como El Estado en Filipinas, un estudio sobre este país asiático entre finales del siglo XX y principios del siglo XXI. Y El Aguazul ha regalado una magnífica obra ilustrada de Alan Moorehead, Darwin y el Beagle, un libro clásico sobre el genial naturalista.

Lo mejor

Los editores que participan en el Cultiu de Llibres no se limitan a ofrecer materiales del fondo editorial, aquellos libros que consideran que ya no venderán nunca, sino que incluso aportan algunas de sus últimas novedades, apenas salidas de la imprenta. Reflejan, en parte, el buen momento que están viviendo las pequeñas editoriales independientes, que a pesar de no tener acceso a las grandes redes de distribución, en los últimos años han ido consolidando su posición de mercado. Hacen tiradas muy reducidas, de 1.000, 500, 300 o incluso 100 ejemplares. Minimizan los costes e intentan vender a precios accesibles. Pero se benefician de las redes sociales, especialmente cuando se destinan a un público concreto, interesado en determinados temas. Además, diseñan proyectos específicos para cada libro: presentaciones, conciertos, ferias... Algunos de estos editores articulan sus ediciones con proyectos de contenido social: Descontrol, por ejemplo, tiene una colección "Sol de Revolta", sobre el conflicto kurdo; los beneficios de este proyecto van a parar a proyectos solidarios con el Kurdistán. Mientras las grandes editoriales controlan una parte sustancial del mercado del libro y monopolizan buena parte de los best-sellers, los pequeños editores independientes parecen haber encontrado su nicho. Y están dispuesto a defenderlo con energía e imaginación, como con el Cultiu de Llibres, que apuesta por encontrar nuevos públicos.