El castellano y el catalán son lenguas de la misma familia, eso quiere decir que, a veces, tanto la una como la otra nos pueden servir de guía a la hora de escribir o hablar, así como otras lenguas románicas. Ahora bien, eso muchas veces puede ser una trampa, porque pueden ir, justamente, en direcciones contrarias y nos arruina la seguridad de poder imitar la lengua vecina. Esta imitación generalmente se da cuando no tenemos un dominio de otro idioma porque lo estamos aprendiendo, y rebuscar en una lengua parecida nos puede facilitar mucho las cosas, pero no es muy normal que pase en nuestra propia lengua, en la lengua que se supone que dominamos más. Pero, claro, si durante tantos años los catalanohablantes han estudiado formalmente más el castellano que el catalán, es comprensible que recurran al castellano para resolver los problemas, por ejemplo, ortográficos que se encuentran en catalán, pero este hecho ha creado una dinámica de referencia que parece que no se ha acabado de cortar...

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