De forma innecesaria muchas veces. Por cuestiones que poco tienen que ver con su música y sí mucho con la prensa del corazón... y el patriarcado: el beso entre Rauw Alejandro y la cantante en LOS40 Music Awards; el vestido que lucía para la misma entrega de premios; la adquisición de La Casa Morera en Manresa. Pero han llegado, afortunadamente, informaciones musicales. No todos recibidas como buenas nuevas, pero informaciones musicales, al fin y al cabo. Se han publicado tres adelantos de lo que será Motomami, el esperado relevo de El mal querer (2018). El tercer álbum de la catalana se ha hecho esperar mucho y mucho: mientras el resto de compañeros de generación del pop urbano daban pasos gigantescos, C. Tangana con su El madrileño (2021) por ejemplo, la de Sant Esteve Sesrovires ha sabido aguantar. ¿Para reinventarse?

Cambio y transformación

Primero fue 'La fama', una bachata bastante convencional con base de Tainy, un feat con The Weekend que le ha reportado millones de reproducciones, y después el brevísimo 'Hentai', apedreado en las redes por superficial, pero una apertura espiritual-sexual de la cantante... "Dios y el sexo". Una apuesta lejos de la imagen celestial de El mal querer. Primeras pistas. Finalmente, ha estallado 'Saoko', quizás la canción que, de momento, más explica sobre el nuevo disco: mezcla entre jazz estrambótico, reguetón, gran cilindrada y fortísima influencia de la cultura nipona; con mirada occidental, tipo Quentin Tarantino, violencia y manga...

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Rosalia publicará su tercer disco, Mamimoto, el 18 de marzo

Esta devoción por Japón no es nueva en el pop global. 'Yonaguni' de Bad Bunny, es una buena muestra. Pero  Rosalía suma un punto de agresividad, de futurismo Evangelion. Así lo demuestra la portada de Motomami, donde es diosa de los suburbios (¿idealizados, una vez más?). Y donde, sobre todo, añade una buena dosis de empoderamiento femenino. ¿Quizás respondiendo el alud de comentarios que suscita cualquiera de sus movimientos? Empoderamiento sobre ruedas, en toda hostia. Como dicta la influencia efímera de Tik Tok.

"Todas y cada una de las frases son una imagen de transformación. Se tiene que celebrar la transformación, el cambio. Eres tú mismo más que nunca en el momento en que estás cambiando", explicaba la cantante. Hacía referencia también en el popular podcast, Creativo: "Todo tiene que ver con cuánto te importa aquello que haces. Por eso soy fan de Sid Vicious, por cómo hacía las cosas. Se tiene que sacar todo el resto para llegar a la intención original, la energía original de una canción".

Este último single, de menos de tres minutos, es una bomba sonora y el preludio definitorio de qué vendrá con Motomami el 18 de marzo, un álbum que tiene un trailer de veinte segundos, del todo Arca, que parece poner de manifiesto que el terreno más cómodo, el mostrado en 'La fama', convivirá con la vanguardia.

Voz y narrativa

¿Qué pasará con la voz de Rosalía? De momento se ha quedado enrocada en la vertiente más comercial: mastica grafías en un flamenco soft y que muchas veces parece sólo una marca. No se percibe la versatilidad de El mal querer. Menos todavía del debut Los Ángeles (2017). ¿Y qué será de su narrativa? La única cosa parecida a un recurso literario de todo aquello que hemos escuchado hasta ahora es la personificación de 'La Fama'. Poco vistosa. Sobre todo porque El mal querer era un disco profundamente rico y logrado literariamente, capaz de adaptar Lo roman de Flamenca, novela medieval en la que se fundamenta el álbum, a nuestros días. ¿Motomami reanudará esta ambición? Todavía es una incógnita. Pero lo que es seguro es que el universo Rosalía no ha quedado en un plano inerte y repetitivo.

Este será un disco, como mínimo algunos fragmentos de este, de ruptura. De ruptura definitiva con ser la eterna "promesa del flamenco" (a pesar de tener como referente vital La Paquera o Lola Flores) y también la nueva joya|gozo urbana. Incluso las anclas más pesadas del presente de esta música urbana pueden quedar atrás. O se adaptarán. Ya al inicio de 'Saoko' hay un sampler de 'Saoco', tema de Daddy Yankee i Wisin del 2004, un guiño al reguetón accesible y primigenio. Sólo eso. Después, lo subvierte.

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Mamimoto, un disco de ruptura y subversión

Parece seguro de que los referentes serán variadísimos. Mucha de esta información sobrevuela una cuenta paralela de Instagram abierto hace cerca de un año. Vida ostentosa, sin pudores y con influencias de todo tipo: Euphoria, Pata Negra, Tecolines u Ocean Vuong. Costa de imaginar cómo encajarán formalmente en un álbum los tres adelantos, como tomará cuerpo la obra, y si será parecido al homogéneo El mal querer, la aventura narrativa y musical excelsa que le reportó fama internacional y aplausos de la crítica. Faltan piezas para cerrar el puzzle. Ya eso es una buena noticia.