El campo de refugiados de Ribesaltes (Rosselló), donde fueron a parar miles de exiliados catalanes y españoles al final de la Guerra Civil, ha estrenado una visita de tal como era, que se puede conseguir ver con gafas de realidad virtual sin ningún coste adicional con la entrada, según ha informado L'indépendant. Con las gafas, se puede ver cómo era el campo de Ribesaltes desde que se creó.

Inicialmente no había allí ningún campo de refugiados sino que en el terreno se construyó después de la primera Guerra Mundial el campo Joffre, en honor al mariscal catalán que nació en esta localidad rosellonesa y que fue héroe del ejército francés en el conflicto mundial. Cuando el cuartel todavía no estaba acabado, ya sirvió para hospedar pequeños grupos de soldados coloniales que estaban de paso, a partir de 1939.

Mientras tanto en el Rosselló aparecieron en aquella época campos improvisados para los catalanes y españoles que huían de la España de Franco, en lo que en la Catalunya Nord se conoce como la Retirada. En otoño de 1940, el Ministerio de Guerra francés cedió la gestión de las instalaciones militares de Ribesaltes al ministerio del Interior, para aliviar los campos medio improvisados que funcionaban en Argelers de la Marenda, Sant Cebrià de Rosselló o Gurs (Bearn). A finales de 1940, el ministerio del Interior empezó las obras para el campo de refugiados de Ribesaltes, construido en 612 hectáreas, y los primeros refugiados llegaron el 14 de enero de 1941. El campo rápidamente quedó desbordado por la llegada de 450.000 personas al Rosselló y las condiciones se volvieron deplorables, y encima con la instauración del régimen de Vichy aquel año el gobierno francés colaboracionista pasó a ver con hostilidad a los refugiados.

Campo Ribesaltes exposición
Campo Ribesaltes exposición

En 1942 el campo se convirtió en el denominado Centro interregional para el encuentro de judíos, siguiendo el antisemitismo de Adolf Hitler. El recinto de Ribesaltes pasó entonces a ser clave para la política colaboracionista de la Francia de Vichy con el Holocausto. De los unos 5.000 judíos internados en Rivesaltes entre agosto y noviembre de 1942, 2.289 hombres, mujeres y niños salieron en 9 convoyes a partir del 11 de agosto de 1942 en dirección al campo de exterminación de Auschwitz. Se calcula sin embargo que más de la mitad pudieron escaparse gracias a la acción atrevida de organizaciones de ayuda, como la Cruz Roja Suiza. Y en la Catalunya Nord también se recuerda la actuación solidaria de Paul Corazzi, el representante del prefecto.

La Alemania nazi acabó ocupando la Catalunya Nord en noviembre de 1942, y diez días después las tropas alemanas reconvirtieron el campo de Ribesaltes en un cuartel para sus tropas, con lo que volvió a la función inicial. Y con la liberación de Francia y la derrota de los nazis volvió a ser un campo de concentración. Primero fue un centro de residencia tutelada para franceses sospechosos de colaboración (1944-1945), y también un recinto para prisioneros de guerra del bando fascista (1944-1948). Había alemanes, austríacos, italianos y húngaros, y también españoles filonazis e incluso soviéticos.

Pero la historia tétrica del campo de Ribesaltes no acabó con la Segunda Guerra Mundial. En 1962, se creó en el campo de Ribesaltes una prisión para militantes o simpatizantes del Frente de Liberación Nacional de Argelia, considerados terroristas, a raíz de la sangrienta guerra de la independencia. Pero pocos meses después de la firma de los Acuerdos de Evian que sellaron la secesión argelina, el campo sirvió para todo lo contrario. Entonces acogió a los denominados harkis (argelinos que lucharon con el ejército francés y que fueron considerados traidores en su país). El campo de Ribesaltes se convirtió así en el Centro de acogida de franceses de origen norteafricano, y recibió a unas 21.000 personas. El campo cerró definitivamente en diciembre de 1964, con una horrible trayectoria que resume la historia de Europa.