Al Born CCM se presenta una exposición de pequeño formato: Borne reivindicat, 1971-2001, dedicada a las luchas en favor de que el Born se convirtiera en un espacio público. La exposición recopila fotografías que ilustran el periodo comprendido entre el traslado del mercado mayorista del Born a Mercabarna y el inicio de las excavaciones arqueológicas que darían pie a un nuevo espacio dedicado a la memoria.

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Una manifestación a favor del Born como espacio público pasa por la calle Comercial. Foto: Brangulí.

Larga trayectoria

En 1975, antes de que muriera Franco, los vecinos ya empezaron a manifestarse en favor de convertir el Born en un espacio público. Pero el espacio quedó durante mucho tiempo abandonado. En aquel momento una acción emblemática fue la representación del Don Juan Tenorio, dirigida por Mario Gas y con participación de los mejores actores de la época. Aquella representación dio mucha notoriedad a la reivindicación del Born y garantizó el salvamento del edificio: de 1977 en 1982 se procedió a una rehabilitación en profundidad del edificio, que contempló la restauración completa del tejado.

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El Tenorio de Mario Gas. Foto: Xefo Guasch.

El Born como marco

Durante mucho tiempo, el Born no tuvo un objetivo claro. El gran espacio rehabilitado quedaba casi todo el año cerrado y se abría para acontecimientos puntuales. Por una parte acogía grandes encuentros de los partidos políticos más diversos: pasaron por ahí casi todos, desde Alianza Popular hasta la Entesa dels Nacionalistes d'Esquerres. Por otra parte, era el lugardonde se organizaban ferias y encuentros que no tenían suficiente presupuesto para ir a la feria de muestras de Montjuïc, pero que daban prestigio en la ciudad. De esta forma durante muchos años fue la sede de la Feria del Disco de Coleccionista, organizada por el mítico periodista Jordi Tardà, y también acogió los primeros Salones del Cómic, cuando todavía no acumulaban tanta gente.

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Rehabilitación del Born, hacia 1980. Foto: Pepe Encinas.

Sin continuidad

El Born no fue nunca el ateneo popular ni la biblioteca que los vecinos querían. Acogió algunas grandes exposiciones, como Catalunya, la fàbrica d'Espanya, sobre la revolución industrial (1985), o Planeta Esport, una muestra que calentaba motores de cara a la cita olímpica (1989). En el Born también se celebraron algunos conciertos memorables, como el de Nina Simone de 1988, junto con espectáculos más modestos, como las fiestas con la música bailable de La Salseta del Poble Sec o el music-hall de La Maña.

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La Maña en el Born.

¿Para el barrio, para la ciudad, para el país?

Los vecinos durante muchos años reivindicaron el Born como infraestructura para el barrio, un barrio en que había poco espacios consagrados para los vecinos. Durante mucho tiempo los vecinos reivindicaron que en el Born se creara una gran biblioteca, o un ateneo popular. Algunas veces consiguieron que se lo cedieran para celebrar verbenas y fiestas vecinales, pero estas iniciativas no tuvieron continuidad. A lo largo de los años se discutió la posibilidad que se creara la Biblioteca Provincial de Barcelona en el Born, pero esta infraestructura nunca ha llegado a existir (a pesar de todo, una biblioteca provincial tampoco es un equipamiento al servicio de los vecinos). El descubrimiento de las ruinas de 1714 y su puesta en valor convirtió el Born en un espacio de primer orden al servicio de la memoria del país y del prestigio turístico de la ciudad. Pero los vecinos se quedaron sin el equipamiento prometido, porque la Estación de Francia, que también se había previsto que podía cumplir esta cuestión, continúa infrautilizada. Finalmente el Convento de Sant Agustí, rehabilitado en 2008, ha asumido esta función al servicio de los vecinos.

Escombros del antiguo barrio de la Ribera. Enfo

Ruinas del antiguo barrio de la Ribera. Foto: Enfo.

Demasiado tarde

Esta exposición supone un homenaje a los vecinos de la zona. Si no hubiera sido por ellos, probablemente el Born hoy sería un centro comercial, como tantos y tantos otros bellos mercados de ciudades europeas. Si el edificio sobrevivió, si se decidió darle un uso público, y si se preservaron las riquezas arqueológicas de su subsuelo, fue gracias al vecindario. Un vecindario que tenía una rica vida comunitaria: tiendas de barrio, fiestas realmente populares (como la que se celebraba en la plaza de las Olles), charlas de balcón a balcón en las estrechas callejuelas... Los vecinos del Rec Condal, de la calle de la Seca, de Cirera y de Flassaders se conocían, se organizaban, protestaban... Ahora, queda muy poco de aquella vida vecinal. Primero el Born se convirtió en área de recreo de todos los barceloneses y proliferaron los bares y las discotecas. La gentrificación había empezado. Después llegó la globalización, y el barrio quedó lleno de pisos turísticos, de tiendas de souvenirs y de joyas, de empresas de alquiler de bicicletas... Lo que había sido un barrio marginal, en el que la suciedad se acumulaba en las calles, se ha convertido en un escenario más de la Barcelona turística. Muchos de los vecinos que reivindicaban el Born para el barrio se han visto obligados a marcharse. El Born se ha salvado, pero nunca será para ellos...

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Montaje de una exposición en el Born. Foto: Pepe Encina.

Ayer

El Born se ha consolidado como el emblema de la Barcelona reprimida en 1714. El Ayuntamiento, a pesar de todo, quiere reivindicar este espacio como la suma de otras memorias, no contradictorias con la anterior (como en la exposición Born, memorias de un mercado). Y obviamente era obligado rendir un homenaje a aquellos vecinos que hicieron posible que el Born sea hoy tal como lo conocemos. A pesar de su modestia, esta es una exposición necesaria, que con sus fotografías nos muestra el Born más desconocido, el que existió entre el desmantelamiento del mercado mayorista y la organización del espacio memorialista.

 

Foto de portada: Reivindicación de un Ateneo Popular en el Born. Foto: Pérez de Rozas.