El 19 de julio, hace 81 años, estaba previsto que se inaugurara en el Estadio Olímpico de Barcelona (el actual Estadio Lluís Companys) un gran encuentro deportivo: la Olimpiada Popular, que se presentaba como un contrapeso a los Juegos Olímpicos organizados por Hitler en Berlín y que había aplicado políticas de discriminación racial contrarias al espíritu olímpico. 20.000 visitantes habían llegado a Barcelona, todo un récord para la época. Se había previsto un gran desfile de los deportistas y de grupos folclóricos en el Estadio de Montjuïc y un parlamento del presidente Lluís Companys. También se había programado un gran concierto inaugural, que tendría que haber dirigido Pau Casals. Pero mientras hacían el último ensayo, se recibió el anuncio de la revuelta militar y se tuvo que suspender. La madrugada del 19 de julio las columnas militares salían de sus cuarteles y avanzaban hacia el centro de la ciudad. Serían paradas por una conjunción entre fuerzas sindicales, carabineros y guardias civiles. El 19 de julio, Barcelona no vivió una fiesta. Las calles se llenaron de cadáveres.

Los Juegos que quería Barcelona

Barcelona había sido candidata para los Juegos Olímpicos de 1924 y 1936. Pero la decisión final sobre la sede de 1936 se tomó poco después de la proclamación de la República. Aunque el cambio de régimen había sido, básicamente, una celebración popular, los conservadores miembros de los comités olímpicos, en buena parte aristócratas y burgueses, prefirieron otorgar los Juegos a Berlín. Y mantuvieron su postura, a pesar de que Hitler tomó el poder en 1933, y de que quedó claro que el acontecimiento deportivo sería utilizado por los nazis, en contra del espíritu olímpico (la Carta Olímpica prohíbe cualquier discriminación por motivos raciales o étnicos). Pero no hubo ningún replanteamiento de la decisión, aunque algunas federaciones deportivas empezaron a cuestionar el papel de estos juegos.

Desfile presentación Olimpiada Popular 36

Olimpiadas de base

La Olimpiada Popular se organizó gracias a un fuerte trabajo de base, en el que se involucraron clubs deportivos y asociaciones populares catalanas y del extranjero. El programa combinaba pruebas deportistas de élite con demostraciones de deporte popular. Los gastos fueron a cargo del Gobierno francés, el Gobierno español y la Generalitat de Catalunya. El evento consiguió reclutar a más de 5.000 atletas, de 23 países. Entre ellos destacaban los franceses. Catalunya tenía una delegación propia, como Euskadi y Galicia. También había inscripciones del Marruecos francés y del Marruecos español. Y se formó un equipo integrado por deportistas judíos. Las inscripciones femeninas eran muy altas. Se programaron competiciones en 19 modalidades deportivas: atletismo, fútbol, rugby, tenis, baloncesto, natación, balonmano, ciclismo, ping-pong, boxeo, lucha libre, pelota vasca, tiro, remo, bolos, béisbol, ajedrez, gimnasia...

Jesse Owens en el podio, a los Juegos de Berlín. Bundesarchiv

Jesse Owens en el podio de Berlín, en 1936. Bundesarchiv.

Tiros contra juegos

Siete miembros del Clarion Cycling Club 1895 de Londres viajaron a Barcelona en 1936, como representantes de la delegación británica a la Olimpiada. De los siete participantes en la Olimpiada, cuatro de ellos murieron durante la guerra defendiendo los ideales republicanos. No fueron los únicos. Cuando se supo el estallido de la revuelta militar, algunos de los atletas se sumaron a las fuerzas de izquierda que combatían los golpistas. En la plaza Catalunya, el mismo 19 de julio, murió un atleta austríaco, Mechter. Algunos atletas se apuntarían al ejército republicano, convirtiéndose en el primer embrión de las Brigadas Internacionales. El resto fueron repatriados hacia Marsella, en un barco, el 24 de julio. Antes de embarcarse, a pesar de todo, organizaron una manifestación en favor de la República.