Cuando un episodio de suspense basado en hechos reales se junta con Netflix, el match es casi instantáneo. Y es que el director catalán Daniel Calparsoro (Barcelona, 1968) empezará a rodar próximamente una miniserie en la plataforma que llevará por nombre Asalto al Banco Central y que será un thriller de acción de cinco capítulos basado en la historia real que pasó en Barcelona el 23 de mayo de 1981. La producción está protagonizada por Miguel Herrán, María Pedraza y Hovik Keuchkerian, que acaba de ganar Concha de Plata a mejor actor, de reparto por Un amor, la película de Isabel Coixet sobre el libro homónimo de Sara Mesa. La trama se sitúa tres meses después del intento de golpe de estado en el Congreso, cuando once hombres encapuchados entraron en la sede del Banco Central de Barcelona. En la serie (y en la vida real), lo que empieza siendo un atraco acaba poniendo en cuestión la entonces reciente democracia española. Está previsto que el rodaje se alargue dos meses.

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Foto: EFE

La historia real del atraco en el Banco Central

El asalto empezó pocos minutos después de las nueve de la mañana del día 23 de mayo de 1981, un día en que la oficina estaba abierta. La sede, situada entonces en el número 23 de Plaça Catalunya, en Barcelona, comprendía todo un edificio de siete plantas y tenía también accesos desde la Rambla de Barcelona. Once personas, como mínimo, entraron en el edificio dirigidas por José Juan Martínez Gómez alias El Rubio, reteniendo a más de 300 personas entre empleados, clientes y transeúntes. Las autoridades policiales recibieron el aviso pocos minutos después, así como las redacciones de los diarios barceloneses. De hecho, los periodistas del Diario de Barcelona fueron los encargados de recoger un comunicado de los atracadores ubicado en una cabina de teléfonos del lado del banco, donde se exigía a las autoridades que dejaran en libertad a cuatro héroes del 23 de febrero y a Antonio Tejero, máximo ejecutor del intento de golpe de estado, aunque este declaró a sus abogados que no tenía ninguna intención de que lo liberaran, desmarcándose de la petición.

En este contexto, las autoridades evacuaron la plaza y la parte superior de las Ramblas, y a las pocas horas también se evacuaron en ambulancia a dos de los rehenes, una de ellas herida de arma de fuego, y así siguieron las próximas horas. También hubo intercambios para comer. Visto que no tenían escapatoria, los asaltantes empezaron a negociar su entrega, pero los GEO (Grupo de Operaciones Especiales) acabaron entrando después de que un francotirador abatiera a uno de los atracadores mientras retenía a un rehén en la terraza del edificio. Finalmente, El Rubio decidió que los rehenes salieran, haciendo que algunos asaltantes también se mezclaran entre ellos. Todos los asaltantes, excepto uno, acabaron detenidos. Después de su detención se comprobó que no tenían ninguna vinculación ni política ni con la Guardia Civil. Fueron condenados a entre 30 y 40 años de prisión.