Una década después de dejar los escenarios y dedicarse exclusivamente a la docencia, Anna Roig vuelve este viernes a la primera línea de la escena musical catalana con un nuevo disco bajo el brazo, Aportar bellesa al món (Satélite K), y una gira de conciertos agendada. Alejada del tándem que formaban con L'ombre de ton chien, inicia ahora un nuevo camino con un "cambio de discurso" y "otras cosas que decir". La pausa le ha permitido "tomar distancia" y reconstruirse para saber quién era más allá de la persona que subía a los escenarios. "Diez años atrás veía el mundo con lentes cómicas, tenía muy presente el lado imaginativo. Ahora estoy en un punto más reflexivo, íntimo y personal", reconoce. Durante estos años fuera de la exposición pública, Anna Roig ha seguido compartiendo música" desde la retaguardia, a través de las clases que imparte a niños. Reconoce, durante la entrevista, que la tranquiliza el hecho de que no haya "expectativa" en aquello que hace con los alumnos.
Diez años atrás veía el mundo con lentes cómicas, tenía muy presente el lado imaginativo. Ahora estoy en un punto más reflexivo, íntimo y personal
Librándose de la presión
"Cuando me dedicaba la música tenía la sensación que todo el mundo esperaba cosas de mí y noté que mi cuerpo me pedía parar", reflexiona. Aunque mostrarse musicalmente "tiene partes muy bonitas, como compartir y expresar sensaciones que llegan a mucha gente", sentía una contradicción por el hecho de que todo el mundo conociera una parte de su vida. Con el final de la gira de Anna Roig y L'ombre de ton chien, en el 2017, sintió que estaba en un momento de "crisis personal" y que no tenía energía para disponerse a hacer un nuevo disco. "Y lo dejé. El aprendizaje era respetarme a no hacer nada que no me apeteciera, y así han ido pasando los años", recuerda. Ahora, sin embargo, diez años mayor, con la mochila llena de nuevas experiencias y con "cosas que decir", asegura que "se ha sacado presión", un hecho que le ha permitido volver a escribir y componer.
Cuando me dedicaba la música tenía la sensación de que todo el mundo esperaba cosas de mí y noté que mi cuerpo me pedía parar
De la mano de Àlex Cassanyes, encargado de los arreglos de las canciones, incorporará al directo Carles Sanz (piano), Carla González (contrabajo), Andreu Vilar (vibráfono), Ricard Parera (batería), Alba Careta (trompeta), Jordi Santanach (saxo y clarinete) y el mismo Cassanyes en el trombón. De la grabación del disco se ha ocupado Ferran Conangla, especialista en este tipo de formaciones acústicas. Jordi Casanovas ha trabajado en la puesta en escena.