Alcarràs, de Carla Simón i Pacifiction, de Albert Serra, han sido preseleccionadas por la 35.ª edición de los Premios del Cine Europeo. Los finalistas se anunciarán el 8 de noviembre y los premios se entregarán el 10 de diciembre en una gala que se celebrará en la capital de Islandia, Reikiavik. Los premios los otorga la Academia del Cine Europeo, com sede en Berlín.

Entre las cintas preseleccionadas también están Maixabel, de Iciar Bollain; Madres paralelas, de Pedro Almodóvar; Benediction, de Terence Davies, Belfast, de Kenneth Branagh, y la coproducción catalana As bestas, de Rodrigo Sorogoyen. El film está ambientado en Galicia y rodado en francés, castellano y gallego.

Además Alcarràs y Pacifiction tendrán su estreno norteamericano en el próximo Festival de Cine de Nueva York (NYFF), donde forman parte de un cartel de 32 películas inéditas o destacadas en certámenes recientes. Así lo ha anunciado en un comunicado la organización, Film at Lincoln Center, que entre el 30 de septiembre y el 16 de octubre celebrará el 60.º aniversario de este festival y mostrará films procedentes de 18 países en salas repartidas por toda la ciudad.

La película de Carla Simón ganó el Oso de Oro en la Berlinale, y es el máximo triunfo conseguido por el cine catalán. La película describe como en cada caluroso verano en Alcarràs, el pueblo destaca por la gran cosecha de melocotones. Para la familia Solé, sin embargo, las cosas han cambiado este año, desde que unos tractores han empezado a arrancar árboles. Hay un contrato con el antiguo propietario de la tierra que podría decaer. Y los niños y los adultos Solé se reúnen para recoger los melocotones por última vez, y eso se transforma en un relato coral de múltiples matices. La tierra y el progreso.

Con respecto al film de Albert Serra, ha participado en la competición oficial del Festival de Cannes, pero no ganó la Palma de Oro. El cine de Serra no és convencional y tiene un punto experimental, lo que és muy valorado por la crítica francesa. El eje de la película es que en la isla de Tahití, en la Polinesia Francesa, el Alto Comisario de la República, De Roller, representante del Estado francés, es un hombre calculador de maneras impecables. Tanto en las recepciones oficiales como en los establecimientos ilegales, no deja de tomar el pulso a una población local cuya ira se puede despertar en cualquier momento. Y aún más cuando un rumor se instala: parece que se ha visto un submarino, cuya presencia fantasmal podría anunciar una reanudación de los ensayos nucleares franceses. La decadencia de la política, y la desconexión con la sociedad.