Albert Serra presume de no haber visto, nunca, ninguna película de terror. Y, a pesar de todo, este lunes ha ofrecido en el Teatre Romea la conferencia "Una película de terror sin imágenes", una performance académico-musical en que ha reivindicado las virtudes del género. Argumenta que el terror sirve para soltar las pulsiones esenciales para el ser humano, y muy especialmente las sexuales. El acto ha sido organizado por la Fundación Romea. Mientras el Liceu se inundaba de luz con el Turandot, el Romea se sumergía en la oscuridad más absoluta de la mano del cineasta más original de Catalunya.

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Sin gritos

El público del Romea no se ha asustado con Una película de terror sin imágenes. Ni ha chillado, ni ha botado de su butaca, ni ha cerrado los ojos por miedo a lo que venía. No ha habido ningún clima de cine de miedo en la platea; pero tampoco de conferencia académica. Ha imperado, durante todo el espectáculo, una oscuridad casi absoluta. Y, a pesar de todo, Serra, casi invisible para los asistentes (ha entrado y salido del escenario con las luces apagadas), se ha mantenido con sus peculiares gafas oscuras, completamente innecesarias en este contexto. Y con estas imágenes densas, Serra ha soltado un discurso denso, que sólo se ha interrumpido para dejar paso a algunas piezas de música, a partir de un sintetizador. Una música que él mismo ha reconocido que era disonante y "terrorífica", realizada a partir de la música de sus películas, y también a partir de la música del futurista Russolo y de Ennio Morricone.

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Los monstruos de nuestras mentes

Serra ha reconocido la fascinación que siente por las películas de terror, que saben transmitir miedo a los espectadores a pesar de que estos saben que los personajes de estos filmes son ficticios. Serra ha reivindicado la relación entre el sexo y el miedo y entre el dolor y el placer. Repulsión y atracción no serían antagónicas, sino complementarias, y los monstruos de terror, serían, en buena medida, también héroes porque representarían nuestra pulsión de libertad; ellos podrían hacer todo aquello que hemos reprimido a lo largo de nuestra vida. El cine de terror nos permitiría disfrutar, justamente, porque nos retransmitiría estos pulsiones. La conferencia de Serra ha acabado con una reivindicación del "sentido lúdico de la ficción", que es el que nos permitiría exorcizar a nuestros fantasmas. Asegura que la creación de ficción, "va más allá de la libertad de expresión", porque comporta poder imaginarlo todo. Y se ha lamentado del hecho de que aparezca una cierta censura por parte de gente que va de izquierdas y que rechaza ciertas obras de ficción como el mismo marqués de Sade. Ha lamentado la "falta de discernimiento de esta gente" y ha reivindicado, por encima de todo, la ficción.