Adaia Teruel (1978) tiene algo de felina, de tigresa de Bengala. No sé si son sus ojos rasgados, el color dorado de su melena o el salvajismo que desprende la seguridad con la que habla y la sensualidad con la que coge el cigarro y sorbe el café, lo contrario a lo furtivo. O el cóctel entero. Adaia es un todo a la vez en todas partes que eclipsa. Podría ser líder de una banda de garaje, mecánica en un taller, bailarina en un club de alterne, abogada penalista, piloto de aviones, triunfadora de un concurso de debate, una puñetera presidenta de la república, pero es periodista. También le pega: es una curiosa campeonato. Acaba de publicar Mujeres que follan (Libros del K.O.), un libro en el que ha recolectado una treintena de testimonios de mujeres que, como ella, rozan la cuarentena y están hartas de barrer su sexualidad bajo la cama. Habló con casi 100 tipas durante un año y entró en sus casas, le confiaron sus secretos, y todas juntas han roto la cadena de lo establecido. Son las de la generación del calladita estás más guapa y la falda demasiado corta, las criadas para parir, cocinar y asentir, siempre en segundo puesto, siempre exiliadas del placer. El resultado es poderoso, porque sin ser un estudio al uso, puede abrir muchas ventanas.

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Foto: Miquel Muñoz

¿Por qué este libro?
Hay muchos temas de sexualidad en la literatura pero siempre desde esta vertiente más teórica. El ensayo de la sexóloga que te habla sobre la teoría del deseo; la antropóloga que te habla de cómo hemos vivido las mujeres el sexo. Pero yo quería hablar con chicas que fueran como yo. Cómo viven la sexualidad mi vecina, mi compañera de trabajo, mi prima, la chica que te encuentras en el autobús. Este fue el germen: yo vivo mi sexualidad de una manera concreta, ¿pero encajo en el molde de lo que se supone que tenemos que vivir las mujeres de mi edad?

Y has conseguido que casi 100 mujeres que bordean la cuarentena hablen de su experiencia personal.
No me ha costado que se abrieran y es una de las cosas que me sorprendió. Hubo una persona que me dijo que las mujeres tienen ganas de hablar. Y yo no creo que tengan ganas de hablar, pero sí que creo que tienen ganas de compartir. El tema del sexo anal, sin ir más lejos; hay chicas que no se atreven a decírselo ni a sus amigas, y cuando le dices a otra mujer que 30 entrevistadas antes me han dicho lo mismo, le quitas peso y te da sensación de acompañamiento. O también con el tema del cuerpo, o con comentarios que te hacen los chicos y que te afectan de una manera brutal. Y las mujeres siempre culpabilizándonos. Creo que había una necesidad de compartir.

¿Cómo son estas Mujeres que follan?
Son chicas de pueblo, de ciudad; chicas que follan mucho y chicas que follan poco. Parece que todas sean unas folladoras, pero hay una que dice que ha tenido 5 relaciones en la vida y 2 orgasmos vaginales, y tiene 45 años. O hay dos lesbianas que están intentando ser madres, llevan muchos tratamientos encima sin conseguirlo, y ahora su vida sexual es de cero patatero porque su estado de ánimo es cero patatero. No todas las mujeres que salen en el libro hacen tríos o se ponen lencería. Y eso es lo que está bien, que hay de todo. El objetivo era que hubiera muchas realidades representadas.

Parece que todas sean unas folladoras, pero hay una que dice que ha tenido 5 relaciones a la vida y 2 orgasmos vaginales, y tiene 45 años

¿Está estigmatizado el sexo a partir de los 40?
No sé si utilizaría la palabra estigmatizado, pero parece que si eres una mujer, con hijos y carrera ya no somos seres sexuales, se pierde esta parte de fémina con deseo sexual. Y no; también nos gusta el sexo, a veces incluso más. Eso sí que me lo he encontrado con casi todas las chicas, que me decían que disfrutan más ahora que a los 20 años porque entonces teníamos más manías. Hay muchas que me han dicho que lo hacían con la luz apagada y que ahora lo hacen con las cortinas abiertas y les da igual si se les cae el pecho. Creo que nuestro pico sexual está en los cuarenta. Hay otros estigmas por culpa de la visión patriarcal, como las personas bisexuales: una mujer bisexual es un unicornio, pero un tío bisexual es un maricón que no lo ha aceptado. ¿Estamos en la edad de las cavernas o qué? Es lo mismo que con el culo. Tuvimos que quitar muchas escenas de culo con la editora, me decía que era un libro culcèntric (risas). Había muchas chicas que hablaban no solo del sexo anal que ellas practicaban, si no de cómo ellas estimulaban a sus parejas hombre. Pero eso ellos no lo dicen. Socialmente, parece que si tú te tocas la parte del culo, eres gay. Empecemos a hablar más de estas cosas.

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Foto: Miquel Muñoz

¿Cuál ha sido vuestra educación sexual?
Machista y religiosa. Y eso pesa muchísimo, porque la mujer no tiene el sentido del sexo, sino de la procreación o de regalarnos al otro. Siempre nosotras como proveedoras del placer. Nos han dicho que nosotras no somos tan sexuales como los hombres o que no tenemos deseo. Te enfrentas al sexo con un total desconocimiento de todo, con muchas inseguridades y con muchos miedos. También depende de cómo hayan sido tus primeras relaciones. Una me decía: "yo tuve la primera relación sexual con 17 años y el primer orgasmo a los 30". Son muchos años follando sin llegar al clímax. ¿Cómo puedes tener ganas de volver a tener una relación sexual si no la has disfrutado plenamente?

Te confieso que me he ruborizado con algunos testimonios para no asociar según qué situaciones al placer femenino.
Yo me he definido como hombre durante muchos años porque no encajaba en este molde de mujer pasiva que tiene dolor de cabeza y no disfruta del sexo. Y no. Soy una mujer. Hay personas más o menos sexuales, pero tu género es indiferente. Es la idea que nos han puesto en la cabeza. Por eso muchas mujeres lo viven con soledad, vergüenza y culpa. Porque si tienes mucho deseo sexual y no te sientes como el resto, ¿eres un putón? Creo que las mujeres hemos dado un paso adelante y ellos siguen atrás. Algunas me han dicho que no quieren tener una relación, pero se encuentran con que llaman dos veces al mismo chico y estos se piensan que se quieren casar. Ellos siguen buscando a nuestra abuela, que nosotras ya no somos, y nosotras buscamos a este hombre del futuro: que sea cariñoso pero que tenga valores, que sea sexual pero que no sea violento. No nos encontramos, pero las mujeres siempre pensamos que el problema es nuestro.

Me he definido como hombre durante muchos años porque no encajaba en este molde de mujer pasiva que tiene dolor de cabeza y no disfruta del sexo

¿Las nuevas generaciones no estamos mejor que antes?
Todavía hay mucha doble mirada hacia el hombre y la mujer. Y nosotras lo arrastramos. Es lo que te decía: una mujer que tiene unas grandes ganas de sexualidad lo vive con culpa porque le han dicho que las mujeres no son así. ¿Y quien ha explicado nuestra historia? El hombre, blanco y religioso. Sabemos que hay agua en la luna, pero no sabemos de dónde sale el líquido cuando las mujeres tenemos un orgasmo porque no hay estudios. ¿Cuántos hay de la disfunción eréctil? ¡Mil millones! igual que la idea de que las relaciones tienen que ser monógamas y heterosexuales. Había una mujer que me decía que a ella el polvo semanal no le funcionaba, porque va a trabajar, lleva la casa, las criaturas, y el sábado está cansada. Pero ella y su marido se buscan espacios para poder ser pareja. Y quizás es una vez al mes, pero cuando pasa tienen unas sesiones de sexo espectaculares y les funciona. Cada uno tiene que encontrar su manera.

¿Está mal visto follar poco?
Una chica que no tiene demasiadas relaciones sexuales también lo vive con culpa y con vergüenza. Y la que lo hace mucho, también. Y por eso es importante la comunicación, que empecemos a preguntar qué queremos en la cama, porque tampoco podemos pretender que los hombres nos lean la mente. Pero siempre nos han dicho que tenemos que ser la presa y ellos el cazador. "Tienes que esperar que te llame, no llames tú porque entonces serás una fresca". "No des el primer paso". Tú misma te vas censurando y limitando, y eso no te deja disfrutar del sexo. Entre los complejas físicos que tenemos, entre las expectativas que tenemos que ser todas unas súper folladoras, la manicura, la depilación... Las mujeres de mi generación tenemos muchas cosas en la cabeza.

En el libro también hay muchas historias que hablan de abuso.
Poco a poco empezaron a salir situaciones tipos "una vez fui al baño en la discoteca y un chico me encerró". O "una vez en la escuela un chico de los cursos superiores me la intentó meter en la boca". Iban saliendo estas píldoras de la violencia sexual que sufrimos, y no era el objetivo del libro, pero lo puse porque es una realidad que evidentemente afecta a nuestra sexualidad. Una de las entrevistas que me dejó más tocada es la de una chica que ha sufrido una violación. Y ella dice: "yo no tengo ganas de sexo pero quiero ser querida, y hoy en día ¿cómo puedes tener una relación con un hombre si no hay relaciones sexuales"?.

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Foto: Miquel Muñoz

¿Ellas eran conscientes de haber sufrido violencia sexual?
Sí. Todas eran conscientes, pero no como somos ahora. Una de ellas me dijo que con 14 años, un amigo de su hermana mayor había intentado abusar de ella, pero su madre no la creyó. Con 20 años, mientras dormía una borrachera en el coche, notó que el auto se movía: era el novio de su amiga. Calló porque lo único que quería era olvidarlo. Y no solo calló, sino que se sintió culpable: no hubiera tenido que beber, no hubiera tenido que ponerme en esta situación". Ahora, con 47, me decía que sabía que su manera de reaccionar era la típica de una persona que ha sido violada y ahora lo explicaba. Igual que los micromachismos: comentarios en el trabajo, el jefe que te toca el culo, aquel comentario desafortunado. A mí me ha pasado. Yo he trabajado en la radio y he tenido que aguantar muchas cosas. Empiezas un trabajo con 20 años, está el gran tótem que todo el mundo sigue y, cuando te hace un comentario fuera de tono, tú te violentas, pero no le quieres dar importancia, total, tampoco ha sido nada grave, no te ha encerrado en el lavabo y te ha metido mano. No reaccionas. Y ahora pienso: que imbécil, ¿por qué no les paré los pies? Ahora no les pasaría ni una. Y ahora sí que hay compañeras que han denunciado que el jefe de trabajo ha hecho eso.

Pero las que denuncian en estos casos siguen siendo la excepción.
Es que todo el sistema es machista. Estás sola ante el peligro. Y gracias a estas valientes, porque son valientes, y a estas mujeres que se atreven explicar qué les ha pasado, porque cuando sale una, salen muchas y da coraje a las otras para hacerlo. Las mujeres tenemos que utilizar nuestra voz. Hay un refrán africano que dice: "mientras la leona no aprenda a escribir, el relato siempre será del cazador". Y el debate sobre nuestra sexualidad hasta ahora lo han explicado los hombres.

Yo con 20 años he trabajado en la radio y he tenido que aguantar muchas cosas, y ahora pienso: que imbécil, ¿por qué no les paré los pies?

Cito a una testimonio del libro: "Me excitan mucho las violaciones brutales". ¿Es legítimo?
Yo no quiero juzgar qué es legítimo y qué no, y entiendo que choca que una mujer pueda decir eso. Pero al final una fantasía es una fantasía, y eso no quiere decir que tú quieras que te pase en la vida real. Es lícito que tú fantasees con lo que quieras. También pienso: ¿hasta qué punto el porno nos ha influenciado? Que esta imagen te ponga cachonda, ¿es una cosa que tú llevas dentro o es que has recibido tantos mensajes así que al final te acaba excitando? ¿Nuestras abuelas se excitarían con una situación de estas? Es como el amor romántico. Aunque tú digas que eres una mujer empoderada y que estos discursos no te llegan, estamos rodeadas de mensajes que nos dicen que la mujer para ser feliz y completa tiene que tener una pareja y tiene que tener hijos. La sociedad todavía está en eso.

¿Ser feministas nos obliga a ser consecuentes todo el rato?
Eso también salía en todas las entrevistas. "Yo soy feminista pero miro porno". "Yo soy feminista pero me gusta sentirme deseada". Yo soy feminista pero. Era como una justificación y ellas se preparaban todo un discurso. Pero entre la sociedad, el feminismo, el hombre, la pareja... ¿dónde quedamos nosotras?

¿Hay tabú todavía con la masturbación femenina?
Yo creo que no y que cada vez menos. La sexualidad también es así, igual que la vida. A lo largo de los años vas viviendo transformaciones a nivel laboral o personal, y la sexualidad es una más. Y a veces quizás no te has masturbado al principio de tener relaciones sexuales porque estabas más centrada en la penetración y ahora te tocas mientras te penetran. Me gustaría pensar que las nuevas generaciones eso lo tienen más que superado.

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Foto: Miquel Muñoz

El Satisfyer marcando la cuarta ola feminista.
¡El Satisfyer ha salido en todas las conversaciones! En todas, todas, todas. Es muy heavy. Y también tiene un punto peligroso, porque si tú tienes un orgasmo tan rápido, después te puede ser difícil en la relación sexual. Hablé con una sexóloga que me dijo que el deseo no caía del cielo. El deseo es una respuesta. El deseo espontáneo solo sale en la adolescencia o cuando tienes una pareja nueva. Si no, es una respuesta a una motivación. Una mujer me decía que cuando se había animado a probar alguna cosa diferente después de 10 años de relación, el marido le respondía que era una cerda. Que la persona con quién estás compartiendo la vida y los gastos te diga eso te hace sentirse muy mal. Y no es la única.

Una mujer me decía que cuando se había animado a probar alguna cosa diferente después de 10 años de relación, el marido le respondió que era una cerda

¿Qué feedbacks has recibido?
Hay gente que me dice que ríe mucho, hay gente que en determinadas entrevistas ha tenido que parar, porque también es duro. Es curioso el recibimiento de los hombres. Estuve en la Feria del Libro y vinieron muchos a comprar el libro, muchos más de los que yo me pensaba. Mi pareja me dijo que aunque yo lo hubiera escrito para las tías, era un manual para los hombres, porque por fin podían oír de primera mano qué pensamos. Al final el sexo es el hilo conductor pero son historias de vida de personas que en un momento dado se han planteado que pese a tener casa, trabajo, hijos y marido no son felices. Y que con 40 años se han encontrado con que no sabían como salir de aquí.

¿Qué has aprendido post Mujeres que follan?
Que cada persona es diferente y vive la sexualidad a su manera. Y que está bien. Que si a ti te gusta hacer tríos está bien, y que si tú eres heterosexual, monógama y conservadora, también está bien, porque ahora todo el mundo es poliamoroso y tiene relaciones abiertas y parece que la que se declara monógama sea una mindundi. Todo es válido y se tiene que visibilizar. Yo fui a Berlín con mi pareja y lo llevé a una discoteca liberal —que ya especifico que no es lo mismo que un club de swingers—. Y estaba muy contenta, estaba viviendo cosas con él, nos lo estábamos pasando teta, pero me encontraba con comentarios de amigos míos que me decían que fuera con cuidado. Y yo no me quiero esconder porque sé que no estoy haciendo nada malo.