El deporte es un inagotable vivero de historias de esfuerzo y superación. De caídas y levantadas. De victorias épicas rebosantes de heroicidad y derrotas que, a pesar de su sabor agridulce, serán recordadas como el más relevante de los triunfos.
Un Olimpo de Dioses protagonistas de las más inverosímiles epopeyas. Un infierno plagat de los más repulsivos villanos. Un terreno adobado para que literatosde todo tipo encuentren la fuente de inspiración con que modelar sus relatos.
En un verano olímpico como lo que estamos viviendo este 2021, revisamos la biblioteca del Revers y os recordamos 8 novelas de temática deportiva para leer entre competición y competición.
Pocos narradores han sabido ficcionar con la original fidelidad y sublime calidad la vida de figuras fascinantes, como lo ha hecho el escritor francés Jean Echenoz. Autor de personalísimas biografías de personajes de la dimensión de Nikola Tesla o Maurice Ravel; en Correr, Echenoz pone sobre papel la carrera vital de Emil Zátopek. Conocido como 'La locomotora checa', Zapotek es uno de los deportistas culminantes en la historia del atletismo (la revista especializada Runner's World Magazine lo escogió como el corredor más importante de todos los tiempos). Un fondista que corría para huir de la dictadura comunista, que protagonizó verdaderas proezas en los juegos Olímpicos de Londres 1948 y, muy especialmente, Helsinki 1952. En catalán, la novela está publicada por Raig Verd Editorial con traducción de Anna Casassas Figueras.
Es inevitable establecer paralelismos entre Simone Biles, la gimnasta perfecta del siglo XXI que en beneficio de su salud emocional ha renunciado a participar de buena parte de los Juegos Olímpicos de Tokio, el acontecimiento que lo tenía que afianzar como una de las atletas más grandes de todos los tiempos (si es que no lo es ya) y Nadia Comaneci, la niña 10 que deslumbró el mundo con sus ejercicios perfectos en las Olimpiadas de Montreal 1976. Pero tras aquel envoltorio dorado había una adolescente que hasta llegar allí había tenido que soportar entrenadores déspotas, años de entrenamientos infrahumanos y la presión a peso de un país, Rumania, bajo la dictadura comunista del tirano megalomaníaco Nicolae Ceauşescu, del cual acabó huyendo, para exiliarse en los Estados Unidos. La escritora francesa de origen rumano Lola Lafon novela la vida de Comaneci en La pequeña comunista que no sonreía nunca, relato cautivador publicado en castellano por Anagrama (desgraciadamente todavía no existe versión catalana) con traducción de Francesc Rovira Faixa.
El año 1936 los Estados Unidos se presentaron en las Olimpiadas de Berlín de la Alemania hitleriana con un equipo de remo formado por hijos de carpinteros, trabajadores de los astilleros y agricultores del Estado de Washington, la salvaje frontera norte de los Estados Unidos. En una prueba dominada por equipos procedente de las élites sociales del Reino Unido y los atletas nazis más superdotados, los norteamericanos protagonizaron (junto con Jesse Owens) una de las grandes epopeyas de aquellos Juegos imponiéndose en la final. Una historia fascinante, perfectamente novelada por Daniel James Brown en Remando como un solo hombre, título publicado (nuevamente sólo en castellano en nuestra país) por Nórdica con traducción de Guillem Usandizaga.
Hoy uno de los autores referenciales de la literatura universal, a inicios de la década de los ochenta del siglo XX Haruki Murakami era un joven de espíritu noctámbulo que regentaba un club de música jazz. Todo cambió cuando decidió dedicar su vida en la escritura, momento de cambio vital en qué el autor de Tokio blues también decidió empezar a correr. Meses más tarde, haciendo gala de aquella disciplina nipona férrea e insobornable, Murakami ya participaba en extenuantes maratones. Relato extremadamente sincero e íntimo, De qué hablo cuando hablo de correr es el diario con el que Murakami transcribe su transformación personal a través de eso que ahora denominamos running. La versión catalana está publicada por Empúries a partir de la adaptación de Albert Nolla, traductor habitual en nuestra lengua de las obras del literato japonés.
Todo un clásico publicado originalmente el año 1956 por Alan Sillitoe, uno de los miembros más destacados de aquella generación de escritores británicos conocidos como 'Angry Young Men', grupo de autores con el denominador común de firmar una prosa salpicada de un ultra-realismo crudo y cargado de denuncia social de la cual también militaban nombres como John Osborne, Kingsley Amis, John Braine o John Wain Colin. En su libro más aclamado, relato que posteriormente fue llevado al cine, Sillitoe nos descubre la vida de Colin Smith, un joven delincuente de Nottingham que encuentra en las carreras de fondo su punto de fuga físico y mental. En catalán, La soledad del corredor de fondo fue publicada el año 1996 por Empúries a partir de una traducción de Avel·lí Artís-Gener..
En aquel género que nos hemos obsesionado enm crear, etiquetado como 'La gran novela de Barcelona', no podemos dejar de incluir La inmensa minoría de Miguel Ángel Ortiz. Heredera del Marsé de Últimas tardes cono Teresa, hermana pequeña de El día del Watusi de Francisco Casavella, compañera generacional del muestrario literario de Miqui Otero, La inmensa minoría es un exquisito ejercicio de costumbrismo suburbial y de extrarradio. La vida y sueños truncados de un grupo de jóvenes de la Barcelona de las afueras, con el fútbol de barrio, aquel de los campos (ya inexistentes) de tierra, y gradas de cemento con olor de carajillo y purito faria, como eje vertebrador.
Tan placentero como inquietante, Los nadadoras, novela que forma parte del catálogo literario del escritor cordobés Joaquín Pérez Azaústre, uno de los literatos más dotados e interesantes de su generación, es un relato absorbente sobre la soledad y el sentido de la existencia. Una obra profundamente simbólica y de clara esencia kafkiana, Un chapuzón, como los largos que su protagonista realiza en la piscina que visita casa día, al vacío y el sentido de pérdida en la vida contemporánea. Después de la muerte de los mitos sólo queda el esfuerzo por sobrevivir en un mundo cada vez más desolado y solitario, lo que se combate con una poética de la memoria y el impulso vital de la amistad y el amor.
No es nada nueve ni original, todo lo contrario, afirmar que Manolo Vázquez Montalbán ha sido uno de los mejores cronistas nunca de la ciudad de Barcelona. No es extraño pues, que el genial periodista y escritor, enviara en su emblemático detective a Pepe Carvelho a investigar un caso relacionado con las olimpiadas celebradas a la capital catalana el año 1992. La gran singularidad de Sabotaje olímpico es que Vázquez Montalbán ubica la narración una vez la fiesta olímpica cerró. Carvalho ha cerrado su despacho de la Rambla para exiliarse en su casa en Vallvidrera. El retiro, sin embargo, se acaba cuando lo encargan para investigar un presunto sabotaje olímpico: ¿el aparentemente prodigioso atleta Johnson (Bien Johnson?) ha corrido los 100 metros lisos en unos muy sospechosos seis segundos y cuatro décimas. Y lo que es peor, el 40% de los atletas negros no son negros. Argumento demencial que esconde uno feroz contracrónica de los días de Cobi y Petra.
