Quien diga que las series son sólo un pack de entretenimiento, no ha hecho suficientes maratones. Claro que arrimarte a la pantalla durante horas tiene un primer objetivo de ocio y recreo, pero si una cosa nos han dejado clara las grandes series de culto de los últimos años es que todos los argumentos contienen ciertos atisbos de cotidianidad, de hechos y problemas tan reales como la vida misma. Da igual que haya dragones enormes sacando fuego por los colmillos o niños que desaparecen misteriosamente en comedores de casas ajenas; si nos fijamos bien, nos podemos sentir identificados con cualquier historia o con los muchos sentimientos que sienten sus personajes.
Hay series que se atreven y hablan de cosas necesarias, series donde pesan más la reflexión, la reivindicación y la crítica que la mera distracción. Directamente y sin rodeos. Como estas, que nos hacen pasar un muy buen rato, sí, pero que hurgan sobre la historia del colectivo LGTBIQ+ para naturalizar su existencia. En la semana del Orgullo 2021 (y en cualquier otra, también), estas son las 7 series imperdibles para que tengas una visión 360º del mundo que te rodea.
Claire y Josh son pareja hasta que ella, ya en la primera escena, le dice que deberían cortar. ¿El motivo? Cree que él es gay. Josh se queda de pasmado pero tarda poco en ser consciente de la verdad: Claire tiene razón. A partir de este comienzo más frecuente de lo que creemos, esta comedia dramática de Netflix navega por las relaciones familiares y románticas del protagonista, quien tiene que readaptar su vida mientras se ve empujado a explorar temas como las enfermedades mentales. Necesitarás muchos pañuelos para secarte las lágrimas (de reír) que te caerán. Bueno, y alguna de emotiva, también.
Aunque se ha hablado un montón de ella, Sex Education no cansa. Es un must para cualquier mente abierta que quiera ampliar su conocimiento sobre educación sexual, huyendo de los tabúes y los estereotipos. Se centra en un grupo de jóvenes que indagan sobre su sexualidad durante la adolescencia, gracias a la apertura de un negocio de asesoramiento sexual creado por dos alumnos. Comedia adolescente (y no tan adolescente) para ver que el conocimiento es crucial, sobre todo para eliminar lacras lgtbifóbicos. El 17 de septiembre Netflix estrena su tercera temporada.
Los Javis marcaron un antes y un después en la cultura seriéfila llevando la vida de Cristina Ortiz, alias La Veneno, en las pantallas de medio mundo. La vedette fue una de las primeras mujeres en visibilizar al colectivo transexual en España y a día de hoy es uno de los iconos LGBT más importantes. La serie pasea por las luces y sombras del personaje, por las experiencias de una persona sumamente explotada por la popularidad mediática televisiva y, sobre todo, por una mujer que se atrevió a ser cuando lo tenía todo de espaldas. Son 8 capítulos imperdibles. Brillantemente interpretada por Jedet, Daniela Santiago e Isabel Torres en las diferentes etapas de Cristina, ver Veneno es absolutamente crucial para entender y revisarnos.
Una serie de Netflix que, no sé cómo ni por qué, ha pasado desapercibida a pesar de ser una delicia para los fanáticos del humor británico. Habla de adicciones, de dudas existenciales y del amor tóxico, pero siempre desde una perspectiva sarcástica, dura y cruenta. Las carcajadas están aseguradas pero siempre llega aquel momento de quedarte con el nudo al estómago. Todo empieza cuando Mae (Mae Martin) y George (Charlotte Ritchie) se lían y empiezan a salir. Pocos minutos después ya han pasado meses, y la relación idílica y pasional empieza a deteriorarse por los secretos: Mae es ex yonqui en rehabilitación y George no ha dicho a nadie que sale con una chica. Otra cosa interesante de Feel Good es que abarca el tema del no binarismo de una forma inteligente y sutil, naturalizando la identidad, como tendría que ser siempre. Una historia con tintes autobiográficos (Mae Martin es la creadora) que estrenó su segunda temporada a principios de junio.
A menudo tenemos que mirar el pasado para entender el presente. Podríamos decir que la protagonista de esta mini serie de 5 capítulos de HBO no es ninguna persona: es una enfermedad, concretamente el VIH. Nos trasladamos al Londres de los años 80 para conocer a Ritchie, Roscoe y Colin, tres amigos gays con unas ganas locas de liberarse. Pero llega un virus nuevo y desconocido que todo lo remueve, sobre todo a la comunidad homosexual. Rumores, estigmas y negacionismo se mezclan con las ganas de vivir de una generación plenamente estigmatizada por el SIDA que no quiso dejar de vivir.
El argumento de Pose, también en HBO, lo tiene todo para contentar a cualquier identidad disidente: se centra en la escena cultural afroamericana y latina LGBTIQ+ en Nueva York, también en la década de los 80. Damon, un joven homosexual, llega a la ciudad después de ser repudiado por la familia. Y es en este punto donde se abre todo un mundo de bailes, estilos y desfiles, núcleos de la cultura transexual de la época que chocan de lleno con el conservadurismo yuppie norte americano. Una serie que pasea por todas las identidades sexuales y que presenta a la comunidad trans a través de su propia cultura popular y underground.
Hemos dejado el furor del momento para el final, y es que la creación de Bob Pop, guionista, actor y colaborador de TV (entre muchas otras cosas) está causando muchas críticas y todas buenas. Es una serie de TNT (se puede ver en cualquier plataforma que tenga este canal) que habla sobre la vida, sobre su vida, concretamente. Seis capítulos demuestran que desde el humor se puede hablar de todo, quizás porque soltar un par de carcajadas a veces ayuda a crear dosis más profundas de verdad. Una realidad complicada: bullying, presión estética, la salida del armario, una violación y una enfermedad diagnosticada hace un par de años, todo vestido con un gran gusto estético y un reparto estelar.