Con cumbres que alcanzan los 2.500 y los 3.000 metros de altitud, la comarca de la Cerdanya se ubica en la zona más occidental de la cordillera pirenaica. Situado en la zona norte de Catalunya, es también uno de los valles más anchos de Europa. Se conforma gracias a 17 municipios, todos ellos además de 1.000 metros de altitud.

Su vegetación, que en gran parte se encuentra en el Parc Natural del Cadí Moixeró, es considerada de interés especial: las bajas temperaturas, sumado a la alta humedad de la zona y su altitud, contribuyen a que vivan allí especies propias del norte de Europa y de las altas montañas europeas o alpinas.

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La Cerdanya representa dentro de los Pirineos la nieve por excelencia. La comarca ha sido pionera en la creación de instalaciones para la práctica del esquí y hoy día configura una de las zonas de los Pirineos que reúne la mayor oferta y variedad de estaciones de esquí, tan con respecto al alpino como el nórdico.

La Cerdanya representa dentro de los Pirineos la nieve por excelencia

Puigcerdà, ubicada en el corazón del Pirineo catalán, es la capital de este enclave de lujo y en medio del pueblo se alza el campanario, una imponente torre de 35 metros de altura que vigila la gente que pasea por la zona comercial y al mismo tiempo, es testigo de toda esta evolución.

Un enclave de turismo activo

Una de las principales razones que hacen de la Cerdanya un destino obligado es la posibilidad de hacer turismo activo. Es un valle privilegiado para la práctica del deporte a lo largo de todo el año, tanto por sus características físicas y climáticas como por sus inmejorables instalaciones y la gran oferta del sector.

Un buen ejemplo de esta vertiente activa es la estación de esquí de La Molina, primera de todo el estado español y una de las más punteras en la actualidad. Se caracteriza por su espíritu deportivo y moderno, y desde hace 75 años, acerca la práctica del deporte a toda la comarca pero también al resto de Catalunya. Además, para aquellos que no quieren esquiar también hay opciones: excursiones en máquina pisanieves, raquetas de nieve, segway sobre nieve o circuitos de mushing, aquellos trineos tirados por perros que protagonizan grandes aventuras de película.

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La Cerdanya sin embargo, ofrece una dimensión todavía más intensa si lo que se quiere es vivir la naturaleza donde se muestra más esplendorosa. Las estaciones de esquí nórdico de Guils Fontanera, Lles y Aransa son la puerta de entrada a una gran aventura. Referentes en la práctica del esquí de fondo, las cuatro disponen de refugios donde conseguir todo el necesario para disfrutar de una jornada completa de nieve.

Además, la Cerdanya pone al alcance de los senderistas infinitas opciones, los estaños de Meranges, los estaños de la Pera, las Bulloses, Prat de Cadí, y varias rutas temáticas o históricas de gran belleza, como el camino de los Buenos Hombres o el camino de Sant Jaume, aquel que si se hace muy largo, lleva hasta Santiago de Compostela.

Más allá del deporte, el pasado histórico y cultural de la Cerdanya

Pero no todo se acaba en el mundo del deporte. La Cerdanya también destaca por ser un destino con uno grande pasado histórico y cultural. En primer lugar, la prehistoria deja testigo de los primeros rituales funerarios con los dólmenes. Algunos fechan del año 2200 aC. Y en segundo lugar, los romanos llegaron al Valle por la Vía Románica. El recorrido, primero por el valle del río Tet y después con el valle del Segre, en forma de corredor natural con el único obstáculo orográfico del Coll de la Perxa, deja a ambos lados una infinidad de iglesias románicas que hacen todavía más espectacular esta vía.

Uno de los platos más típicos del Pirineo

Y para cerrar boca no hay nada mejor que un plato caliente con productos autóctonos. El Trinxat es uno de los platos más típicos de la cocina del Pirineo. Lo hace evidente la Fiesta del Trinxat de Puigcerdà, una de las fiestas gastronómicas más importantes de la comarca que, sumada al turismo, ha ayudado a darle popularidad a este plato que combina lo mejor de la región.

Y si el plato está claro, sólo hay que decidir el sitio. Más de 280 restaurantes de toda la comarca elaboran este y otros platos para satisfacer la gran variedad de sabores de todos los visitantes. Y si hace falta quedarse con uno, quizás el Niu de l'Àguila en La Molina, sea la mejor opción. Un refugio situado a 2.573 metros de altitud que ofrece cenas gastronómicas que convierten la comida en toda una experiencia.

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Disfrutar de este entorno haciendo senderismo con raquetas de nieve, conociendo la historia de la Vía Románica, practicando snowboard o disfrutando de una buena comida delante de la chimenea lo convierte en una auténtica aventura.

 

Artículo realizado con la colaboración de Ferrocarriles de la Generalitat de Catalunya

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