El miedo al fuego, también llamado pirofobia, es una fobia al fuego o a las llamas. Una fobia es un miedo a una situación, objeto o actividad que es irracional, grande, incontrolable y persistente. Es normal ser cauteloso con el fuego y estar preocupado por la seguridad contra incendios, pero para las personas con pirofobia, incluso algo como una vela de cumpleaños encendida puede causar síntomas abrumadores de ansiedad.

Las fobias afectan a alrededor de un 6% de la población y, por lo general, surgen por primera vez en la infancia, aunque pueden comenzar a cualquier edad. El miedo al fuego es un tipo de fobia conocida como fobia específica, un miedo extremo que no guarda proporción con el riesgo real. Personas con fobias específicas saben que su miedo es excesivo, pero no pueden superarlo. Alrededor del 12% de los adultos experimentan una fobia específica en algún momento de sus vidas.

Síntomas

Las fobias son más que la ansiedad cotidiana. Las fobias tienen un impacto negativo en la vida y los planes de una persona y pueden causar problemas en las relaciones. Alguien con miedo al fuego puede evitar ir a una fiesta de cumpleaños porque teme que el fuego se salga de control, o puede negarse a vivir en un lugar con una estufa de gas.

Dependiendo de la fobia específica, los síntomas pueden variar, pero a menudo incluyen sensación de peligro inminente, necesidad de escapar, ritmo cardíaco acelerado, transpiración, dificultad para respirar, sensación de mareo, miedo a perder el control o incluso la vida y náuseas.

Hombre sufriendo por causa de una fobia / Unsplash
Hombre sufriendo por causa de una fobia / Unsplash

Diagnóstico

Para diagnosticar un problema como la pirofobia u otras fobias, un profesional de la salud mental utilizará criterios como los siguientes:

  • Si existe miedo persistente y excesivo que ocurre en presencia o en anticipación de una determinada situación, evento u objeto.
  • Si la exposición al desencadenante temido generalmente provoca una respuesta de ansiedad inmediata, que puede incluir un ataque de pánico.
  • Si la persona sabe que el miedo es desproporcionado con respecto a la amenaza real.
  • Si se es capaz de evitar la situación fóbica.
  • Si la fobia afecta significativamente la rutina normal de la persona, interfiere en el trabajo y causa problemas en las relaciones.
  • Si el miedo dura al menos seis meses.
  • Si los síntomas no pueden explicarse por ningún otro trastorno de salud mental.

Causas

No se conoce la causa exacta de las fobias, pero tienden a ser hereditarias. A veces, las fobias surgen de una experiencia traumática, como un incendio en una casa. También pueden ser un comportamiento aprendido, si se ha crecido en una casa donde alguien más temía el fuego, por ejemplo.

Las personas con fobias específicas no siempre buscan tratamiento, especialmente si pueden evitar los desencadenantes de su miedo. A veces, la vergüenza les impide pedir ayuda. Pero existen tratamientos disponibles que pueden ayudarlo a controlar su fobia para que no se interponga en su vida cotidiana.

Terapia

El tipo de terapia que normalmente se recomienda para una fobia específica es la terapia de exposición. Esto implica exponer de manera segura y gradual a una persona al desencadenante temido hasta que su angustia comience a desvanecerse. A la persona se le pueden enseñar técnicas de relajación y respiración profunda para ayudar a controlar su miedo.

La terapia de exposición también se puede combinar con la terapia cognitiva conductual, una terapia de conversación que se enfoca en cambiar los pensamientos y comportamientos no saludables.

Medicación

Si el miedo al fuego está causando una ansiedad intensa o está provocando ataques de pánico, los medicamentos pueden ayudar. El especialista puede recetar antidepresivos como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina o los inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina, beta bloqueadores y benzodiacepinas.