Una lesión es uno de los principales enemigos de nuestro entrenamiento. Pero una buena planificación puede prevenir lesiones. De hecho, el tipo de entrenamiento que hagamos influye en la mayor o menor posibilidad de padecerlas. Incluso la dieta y el descanso influyen también en la protección de lesiones.

La ayuda profesional frente a una lesión es clave

La lesión es todo daño corporal intencionado o no, causado por la exposición a agentes físicos como la energía mecánica, el calor, la electricidad, agentes químicos y radiaciones ionizantes que interactúan con el cuerpo en porcentajes o cantidades que exceden los límites de la tolerancia humana.

Clasificación de una lesión deportiva

1. Según el mecanismo

  • Lesiones traumáticas agudas (extrínseca, intrínseca)
  • Lesiones por uso excesivo

2. Según el tiempo de evolución

  • Lesión crónica
  • Lesión aguda

3. Según el área anatómica implicada

​4. En relación a un deporte

  • Específica
  • Inespecífica

5. Tejido lesionado

  • Piel
  • Hueso
  • Cartílago
  • Tendón
  • Ligamento
  • Músculo esquelético
  • Tejido nervioso

Ante una lesión ¿entrenar o no entrenar?

Este es el eterno dilema… ¿Qué es mejor parar o seguir entrenando? La respuesta va a depender de la gravedad de la lesión y de la posibilidad de realizar los ejercicios sin dolor.

Lesiones
Lesiones

Lo primero que hay que tener en cuenta es que al sentir un dolor que empieza a ser habitual, hay que acudir al médico para que realice las pruebas y el diagnóstico pertinentes y empezar con un tratamiento de fisioterapia. Sin un diagnóstico es muy difícil saber qué lesión hay y qué se debe hacer. Actualmente en la medicina se tiende a inmovilizar lo menos posible ya que toda inmovilización favorece la recuperación, pero también la perdida de funcionalidad de los tejidos (movimiento articular, fuerza…).

Por lo tanto, es posible seguir entrenando mientras te recuperas de una lesión si el dolor permite realizar los ejercicios o las variantes necesarias para evitar el dolor en la zona lesionada. Por ejemplo, puede que nos moleste el hombro al realizar el press banca inclinado, pero al sustituirlo por el press banca horizontal no.

En algunas lesiones leves podremos introducir cambios y variantes de ejercicios que nos permitan seguir entrenando. Mientras que en otras lesiones, debido a la mayor gravedad y la reducción de movilidad, será más complicado.

Qué hacer si se tiene una extremidad inmovilizada

Cuando se inmoviliza una extremidad, la alternativa que se suele tomar es la de entrenar las extremidades opuestas. Si me inmovilizan una pierna, lo normal es entrenar de cintura para arriba mientras que si me inmovilizan un brazo, lo normal es entrenar de cintura para abajo.

Pero desde hace tiempo se sabe que al entrenar fuerza en una extremidad, se produce también una ganancia en la extremidad no entrenada (Farthing, 2009). Por lo tanto, podría ser una buena estrategia seguir entrenando a pesar de tener una extremidad inmovilizada. Habría que adaptar también el tipo de ejercicios para que se puedan realizar con dicha lesión.

Cuando tengo un tobillo lesionado, si no puedo hacer ejercicios de pie con carga, puedo utilizar las máquinas de gimnasio. Al utilizar el asiento con respaldo se pueden realizar ejercicios tanto de tren superior como inferior con el tobillo libre de carga. 

Por otro lado, entrenar en el medio acuático puede ser otra solución para evitar impacto y carga sobre las articulaciones lesionadas. Y en el caso de que la lesión sea de tipo muscular, puede haber ciertos movimientos que no conlleven dolor. Se pueden hacer ejercicios de resistencia cardiovascular y de fuerza según los objetivos de entrenamiento.

Cuando tenemos una lesión hay que cuidarse lo primero, realizar todo lo posible para favorecer la recuperación y, si se puede, encontrar alternativas para entrenar siempre y cuando no haya dolor. La paciencia es fundamental para recuperarse bien y no recaer.