Aunque muchas personas con trastornos del espectro autista también experimentan una inflamación gastrointestinal inusual, los científicos no han establecido la vinculación entre esas afecciones. Ahora, expertos de la Escuela de Medicina de Harvard y del MIT, pueden haber encontrado la conexión: cuando una madre experimenta una infección durante el embarazo y su sistema inmunológico produce niveles elevados de la molécula interleucina-17a (IL-17a), puede sufrir una alteración en el desarrollo del cerebro en su feto y de su microbioma, de tal manera que después del nacimiento el sistema inmunológico del recién nacido tiene más riesgo de sufrir futuros ataques inflamatorios.

Los principales autores del estudio han rastreado cómo una IL-17a elevada durante el embarazo actúa sobre los receptores neuronales en una región específica del cerebro fetal para alterar el desarrollo del circuito, lo que puede aumentar el riesgo de padecer autismo.

Hemos demostrado que la IL-17a que actúa sobre el cerebro fetal puede inducir fenotipos de comportamiento similares al autismo, como déficits sociales”, aseguran los expertos. Ahora estamos demostrando que la misma IL-17a en las madres, a través de cambios en la comunidad del microbioma, produce síntomas en el sistema inmunológico.

Los investigadores advierten que los hallazgos del estudio aún no se han confirmado en humanos, pero ofrecen una pista de que los problemas del sistema nervioso central y del sistema inmunológico en personas con trastornos del espectro autista comparten un impulsor: la infección materna durante el embarazo. “No sabemos por qué los pacientes con un trastorno del desarrollo neurológico tienen un sistema inmunológico desregulado”, explican. “Es posible que la razón sea que estuvieron expuestas a este aumento de la inflamación durante el embarazo”.

Niño moreno

El equipo de investigación confirmó primero que la activación inmune materna conduce a una mayor susceptibilidad a la inflamación intestinal en la descendencia, que exhibió síntomas similares al autismo, y también inflamación intestinal cuando se expuso a otros estímulos inflamatorios.

Los expertos también subrayan que los resultados de esta investigación evidencian que las exposiciones ambientales durante el embarazo, como las infecciones, pueden tener consecuencias de salud a largo plazo para la descendencia, una preocupación que siempre ha estado presente pero que puede verse agravada por la pandemia de Covid-19. Se necesitan más estudios para determinar los efectos a largo plazo en los niños nacidos de madres infectadas con SARS-Cov-2.

Además, recuerdan que las conexiones emergentes entre la inflamación y las enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer también pueden justificar un estudio más a fondo, dados los hallazgos del equipo sobre cómo la infección materna puede conducir a una mayor inflamación en la descendencia.