Científicos de la Universidad de Australia del Sur han descubierto otra razón por la cual la sociedad debería prestar más atención a la salud mental: está estrechamente relacionada con las variaciones de la presión arterial y la frecuencia cardíaca.

Un nuevo estudio publicado en BioMedical Engineering establece un vínculo entre la enfermedad mental y la presión arterial muy fluctuante, lo que puede provocar enfermedades cardiovasculares y daños en los órganos.

El doctor Renly Lim y sus colegas de las universidades de Malasia dicen que hay evidencia clara de que la enfermedad mental interfiere con las funciones autónomas del cuerpo, incluida la presión arterial, la frecuencia cardíaca, la temperatura y la respiración.

El estudio

“Revisamos 12 estudios sobre personas con ansiedad, depresión y trastornos de pánico y descubrimos que, independientemente de la edad, la enfermedad mental se asocia significativamente con mayores variaciones de la presión arterial durante el día”, afirma el Dr. Lim.

“También encontramos que para las personas con enfermedades mentales, el ritmo cardíaco no se adapta a los factores estresantes externos como debería. Al contrario de lo que mucha gente piensa, un corazón sano no es el que late como un metrónomo. En cambio, debe adaptarse para soportar los desafíos ambientales y psicológicos. Un ritmo cardíaco que cambia constantemente es en realidad un signo de buena salud”, añade Lim.

Latidos del corazón : Pixabay

Latidos del corazón / Pixabay

La variación reducida de la frecuencia cardíaca

La variación reducida de la frecuencia cardíaca es común en personas con enfermedades mentales e indica que la respuesta del cuerpo al estrés es deficiente, lo que exacerba los efectos negativos del estrés crónico.

A diferencia de la frecuencia cardíaca de una persona (cuántas veces late un corazón en un minuto), que suele ser constante, la variación reducida de la frecuencia cardíaca es más compleja y es el tiempo entre dos latidos cardíacos, que debería cambiar según los factores estresantes externos.

Lo que buscamos no es un ritmo cardíaco que cambie constantemente, sino una variación alta del ritmo cardíaco. Esto se logra a través de una dieta saludable, ejercicio, poco estrés y buena salud mental”.

La variación reducida de la frecuencia cardíaca baja ocurre cuando el cuerpo de una persona está en modo de lucha o huida, se estresa fácilmente y es común en personas con enfermedades crónicas, incluidos problemas cardiovasculares y de salud mental.

Si bien las grandes variaciones de la presión arterial durante el día no son ideales, por la noche la presión sistólica debe disminuir entre un 10 y un 20 por ciento para permitir que el corazón descanse. Los investigadores encontraron que en las personas con problemas de salud mental, su presión arterial no baja lo suficiente por la noche.

La reducción de la inmersión (menos del 10 por ciento) puede ser causada por muchos factores, incluida la disfunción autonómica, la mala calidad del sueño y los ritmos circadianos interrumpidos que regulan el ciclo de sueño y vigilia.

Conclusiones

“La conclusión de este estudio es que debemos prestar más atención a los impactos físicos de las enfermedades mentales”, dice el Dr. Lim.

“Es una carga global importante, que afecta a entre el 11 y el 18 por ciento de personas en todo el mundo. Dado que las enfermedades mentales pueden contribuir al deterioro de la regulación del corazón y la presión arterial, la intervención terapéutica temprana es esencial”.