La plaza Comercial de Barcelona es actualmente un espacio pacificado que funciona como pórtico del Mercat de Born y conexión con el paseo del mismo nombre, en el centro del barrio de la Ribera. De hecho, es una plaza dura, sin árboles y donde todo el verde que se encuentra son un pequeño grupo de jardineras que no dan nada de sombra. Además de la fachada del mercado, el aspecto más destacable es el imponente palo que sujeta una también imponente bandera que marca el simbolismo patriótico de todo el espacio y tiene una altura exacta de 17,14 metros, en recuerdo de 1714.

Desde que el Mercat del Born se convirtió en el Born Centre Cultural -en la actualidad Born Centre de Cultura i Memòria-, donde se conservan y se interpretan los restos arqueológicos que quedan de la ciudad que el Borbón Felipe V hizo demoler después de la Guerra de Sucesión para construir la Ciutadella, toda la zona tiene un aroma patriótico, pero al mismo tiempo una importancia arqueológica de primer orden. Ahora bien, volviendo a la plaza de delante -hay quien la denomina plaza del Born o del Mercat del Born, pero su nombre es plaza Comercial-, el paseante atento puede observar que el pavimento del suelo tiene una serie de variaciones que pueden parecer caprichosas. No lo son, de hecho, son las trazas de todo lo que queda de un yacimiento casi tan importante como el que hay dentro del mercado.

Hay que recordar que toda la zona de la plaza Comercial quedó afectada por el derribo de la Ribera al fin de la Guerra de Sucesión para construir la Ciutadella, y los restos quedaron enterrados al nivelar el suelo para dar forma a una inmensa explanada que separaba la ciudad de la fortaleza militar, es decir, exactamente lo mismo que pasó con los restos que a principios del siglo XXI afloraron en el Mercat del Born cuando se hicieron las intervenciones arqueológicas previas a la construcción de una Biblioteca del Estado que finalmente se hará en la estación de França, aunque también por encima de restos patrimoniales, en este caso de la antigua muralla y el Rec Comtal.

En el Born se conservaron, fuera se destruyeron

En este contexto, al principio de los años noventa del siglo XX se hicieron dos intervenciones arqueológicas en la plaza Comercial, esta vez a causa del proyecto de construcción de un aparcamiento subterráneo, y lo que encontraron era lo que ya se preveía que habría, restos de las calles y las construcciones que había antes del derribo del barrio, incluido el tramo correspondiente del Rec Comtal. Dicho de otra manera, todo lo que se encontró hacía prever que en el Mercat del Born habría otro yacimiento, igual de importante pero todavía mayor. Es decir, que en el Born, más que descubrir restos arqueológicos, lo que se hizo fue sacar a la luz lo que ya se preveía encontrar. La diferencia radica, en todo caso, en que las del mercado se conservaron y dignificaron, y las de la plaza Comercial se documentaron y... destruyeron.

Con respecto a las intervenciones de la plaza Comercial, la primera tuvo lugar entre noviembre de 1990 y enero de 1991, motivada, según se especifica en la Carta Arqueològica de Barcelona, por "la realización de las obras de construcción de un aparcamiento subterráneo en el subsuelo de la plaza Comercial, entre la calle de la Fusina y la de la Ribera". Se efectuaron una treintena de calas de sondeo que pusieron de manifiesto "la presencia de restos de edificios y una estratigrafía correspondiente a fases medievales y tardomedievales del antiguo barrio de la Ribera, así como algún indicio que ponía de manifiesto la presencia de algún nivel arqueológico más antiguo, posiblemente de época romana".

"Restos en muy buen estado de conservación"

Todavía más, según la descripción incluida en la Carta Arqueológica, las calas prospectivas demostraban que "los restos, en muy buen estado de conservación, incluían parte de los elementos de la planta baja de los edificios: escaleras, hornos, sistemas de desagüe, puertas de acceso..." y atribuía los restos al derribo provocado por la "vasta operación urbanística motivada por la construcción de las fortificaciones de la Ciutadella, en el primer cuarto del siglo XVIII". Aquella primera intervención originó una segunda, mucho más completa, que tuvo lugar en dos fases, la primera entre el 15 de abril y el 14 de junio de 1991 y la segunda del 11 al 25 de noviembre de 1991.

MERCADO DEL BORN PLAZA COMERCIAL YACIMIENTO ARQUEOLOGIC / Foto: Carlos Baglietto
Los cambios en el pavimento de la plaza Comercial no son gratuitos ni caprichosos, recuerdan el antiguo trazado urbano / Foto: Carlos Baglietto
MERCADO DEL BORN PLAZA COMERCIAL YACIMIENTO ARQUEOLOGIC tierra|suelo / Foto: Carlos Baglietto
La observación del pavimento permite imaginar mejor el trazado urbano preexistente y que se conservó hasta la construcción del aparcamiento / Foto: Carlos Baglietto

En esta segunda intervención se procedió a excavar toda la zona de la plaza Comercial: "La zona de actuación arqueológica se correspondía íntegramente a la Plaza Comercial y limitaba al norte con el Mercat del Born, al sur con dos manzanas de casas con fachada en la Plaza Comercial, por el oeste con la calle Fusina y al este con la calle Bonaire del antiguo barrio de la Ribera", es decir, un área de 4800 m², mientras que el área del yacimiento del mercado tiene unos 8.000 m². La excavación se dividió en seis sectores y la intervención permitió verificar que había restos en "una secuencia cronológica que se iniciaba en la época romana y finalizaba en el siglo XVIII con el derribo del barrio de la Ribera por orden del rey Felipe V".

De hecho, se encontraron muchos restos anteriores al derribo 'manu militari' del barrio, entre ellos "diez entierros de inhumación" fechados entre los siglos IV a VII d.C. y 18 individuos inhumados según las prescripciones islámicas que fueron situados entre los años 714 y 801. Más allá de los restos humanos, "se identificaron hasta ocho calles, tres de las cuales principales, y una serie de calles menores, situadas en la parte del barrio más próxima al mar". También se pudo documentar una parte del 'Merdançar', "la alcantarill más importante de Barcelona en época Moderna", así como un "pequeño tramo del Rec Comtal".

Los restos no se conservaron

Todos aquellos restos, sin embargo, no se conservaron más allá de ser profusamente documentados, incluidos centenares de fotografías. Según las conclusiones de la memoria de la intervención, hubo fuerte presión para acabar cuanto antes los trabajos. Hay que tener en cuenta que el objetivo final de todo ello era la construcción de un aparcamiento y que la operación tuvo lugar en plena fiebre olímpica. De hecho, se quería poner en servicio antes de los Juegos Olímpicos y aún se responsabilizó a los arqueólogos de retrasar el inicio de las obras por sus prospecciones. No fue hasta diciembre de 1992 que el alcalde Pasqual Maragall inauguró el aparcamiento, en un contexto de cierta euforia vecinal por conseguir un equipamiento con unas 400 plazas de aparcamiento.

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Varias fotografías del yacimiento de la plaza Comercial, antes de su destrucción / AjBCN

En este sentido, la mencionada memoria no puede ser más clara cuando especifica que "la excavación se vio gravemente condicionada por el tiempo que se tenía para realizar la obra", hecho que "provocó que la mayor parte de los ámbitos identificados no se excavaran hasta agotar toda su potencia arqueológica". Precisamente por eso, los arqueólogos se vieron en la necesidad de "priorizar algunos ámbitos en función de las áreas mejor conservadas", es decir, la intervención no fue tan completa como la quería el equipo arqueológico, que tuvo que dejar paso a la maquinaria de demolición que, una vez documentados los hallazgos, liquidó los restos, que desaparecieron para siempre.

La ampliación del parking, parada

El penúltimo capítulo de esta historia tuvo lugar en julio de 2001, cuando se llevaron a cabo prospecciones con equipos de radar en el tramo de la calle Comerç que enlaza la plaza Comercial con la avenida del Marquès de l'Argentera en una actuación "destinada a evidenciar posibles restos de la muralla de Barcelona y su posible afectación durante la construcción de un aparcamiento subterráneo". Ciertamente, la intervención respondía a un proyecto de ampliación del aparcamiento, que doblaría así las plazas y que tendría un acceso a la avenida del Marquès de l'Argentera. Aunque la operación contó con el visto bueno del Ayuntamiento el año 1998, lo cierto es que finalmente no se amplió el aparcamiento. Es decir, que en aquel tramo de la calle Comerç, los eventuales restos siguen allí debajo.

Así, mientras que dentro del recinto del mercado se mantiene en perfecto estado de conservación el yacimiento, se da la paradoja de que sólo unos metros más allá fue destruido uno prácticamente igual. Claro que en diez años, los que pasaron entre la construcción del aparcamiento y la constatación de que había restos en el subsuelo del Born, la sensibilidad arqueológica había cambiado, pero también la política. De hecho, se paralizó la construcción de la Biblioteca Provincial y finalmente se dio forma en el Born CC, que combina el yacimiento arqueológico con la reivindicación de la Barcelona que luchó en 1714 y que comportó la pérdida de las libertades de Catalunya. Al menos, con motivo de los trabajos de reurbanización de la plaza Comercial para enlazarla más con el simbolismo del Mercado del Born, se decidió pavimentar toda la zona siguiendo las trazas de las antiguas calles y construcciones.

Y este es el último capítulo de un legado ya irrecuperable, intentar imaginar por los cambios en la pavimentación, qué partes correspondían a calles, cuáles a muros y cuáles en interiores de viviendas. Un ejercicio de imaginación que, como mínimo, constata la importancia de haber conservado los restos de dentro del mercado. Una segunda opción, claro, es bajar al aparcamiento y constatar que, efectivamente, ya no queda nada para recordar.

Imagen principal: La plaza Comercial en plena excavación. A la derecha, el Mercat del Born / AjBCN