La inseguridad y la limpieza se mantienen inamovibles como los principales problemas de la ciudad de Barcelona según sus vecinos. Esta es una de las principales conclusiones que se desprenden del Barómetro de Barcelona, presentado este martes y que, al ser el último antes de las elecciones municipales de mayo de 2023, no incluye preguntas de perfil político ni recoge datos de intención de voto ni valoración de los líderes, según un acuerdo de los grupos municipales tomado en 1998, que prevé esta excepcionalidad en el barómetro anterior a las elecciones. En todo caso, en lo que no hay cambios es en la percepción de los principales problemas de la ciudad.

En este sentido, la inseguridad y la limpieza -o mejor dicho, la suciedad- no solo se mantienen en lo alto de la lista de los principales problemas en la ciudad, sino que, encima, aumentan. Así, la inseguridad pasa de ser el principal problema para un 22,0% de los encuestados en el pasado barómetro, dado a conocer a principios de julio, a un 24,8 en la actualidad. Lo mismo pasa con la limpieza, que aumenta del 11,5 de hace seis meses al 15,8 actual. Con todo, según ha defendido el concejal de Presidencia, Jordi Martí Grau, a estos datos hay que contraponer las cifras objetivas sobre criminalidad -como ya ha hecho reiteradamente el concejal de Seguridad, Albert Batlle: "En comparación con el año 2019 estamos bastante mejor".

Paradoja entre "percepciones" y datos objetivos

De hecho, según los datos del Ayuntamiento -las más recientes son de octubre pasado- los hurtos han bajado en un 30,30% con respecto a 2019; los robos con violencia e intimidación disminuyen en un 16,62%; los robos con fuerza bajan también en un 30,26%; los delitos contra la salud pública aumentan un 47% y los robos con violencia en interior de vehículo disminuyen un 6,71%. Todo ella crea una paradoja difícilmente explicable por parte del Ayuntamiento, que no acaba de encontrar la respuesta a esta "percepción". Según Martí Grau, "lo que tendría que ser lógico es que si suben los delitos suba la percepción de inseguridad, pero ahora estamos con datos muy positivos comparados con el año 2019". "Estamos significativamente mejor y la percepción es significativamente peor", ha apuntado el concejal.

En este sentido, Martí Grau ha querido quitar hierro a la situación, pero sin "dar la sensación de autocomplacencia", y ha apuntado que estamos en un entorno, con la inflación o la crisis que hace que las percepciones empeoren, pero ha defendido que hay que tener presentes los "datos objetivos que nos da la realidad". "La característica del barómetro es esta -ha continuado Martí Grau- la distancia entre fenómenos determinados y la percepción de los mismos".

Optimismo de cara al futuro

Con respecto a otras cuestiones del Barómetro, este muestra una cierta confianza en el futuro de la ciudad, con un 53,6% de los optimistas que confía en que mejorará el próximo año. En esta oleada, un 60% de los encuestados considera que el estado actual de la economía es malo o muy malo, tanto con respecto a Barcelona, como de Catalunya como de España. Una situación de incertidumbre que también se refleja de otros indicadores económicos. Con respecto a la valoración de la gestión municipal, un 35% de los encuestados piensan que es buena o muy buena, un 11,5% que es normal y hay un incremento de los críticos, que se sitúan en torno al 50%.

La preocupación mayoritaria (60%) por el estado actual de la economía también se deja ver en indicadores como el de la evolución de la economía de la ciudad el último año, con una mayoría que cree que ha empeorado (63,1%), los que consideran que también les ha perjudicado personalmente en la economía del hogar (49,5%) y los que creen que la situación del mercado de trabajo también está peor que ahora hace un año (43%). En los tres casos, las personas encuestadas se muestran más optimistas de cara al futuro, con mayoría de los que creen que mejorará en los próximos doce meses.