Con la excusa de regular y ordenar el sector del reparto a domicilio y al mismo tiempo proteger el comercio de proximidad, el Ayuntamiento de Barcelona está decidido a poner todas las dificultades a las empresas que operan con modelos como el de las llamadas cocinas fantasma, donde solo se sirve comida a domicilio, sin atención presencial del público, y los supermercados fantasma, que vienen todo tipo de productos pero también exclusivamente a domicilio, sin que los clientes puedan entrar a comprar. Según la nueva normativa presentada este viernes, una evolución mucho más restrictiva que la anunciada en marzo de 2022, las cocinas fantasma quedarán relegadas a la Zona Franca mientras que los supermercados fantasma quedarán prohibidos y se tendrán que adaptar a otros modelos de negocio.

El gobierno municipal llevará a aprobación al pleno municipal de enero una nueva normativa que restringirá este tipo de negocio, además de ordenar todo el sector del 'delivery' o reparto a domicilio, con la inclusión de la obligación en los establecimientos de restauración de reservar espacios dentro de los locales para los repartidores. Pero lo más impactante de la nueva regulación es la prohibición de los 21 supermercados fantasma que actualmente hay en la ciudad. Según ha señalado la segunda teniente de alcaldía, Janet Sanz, "no hay ninguna regulación específica para este tipo de establecimientos", que actualmente operan con licencia de almacén alimentario, la cual no prevé el reparto a domicilio.

Ante esta situación "alegal", el gobierno municipal opta para prohibirlos y en todo caso, ofrecerles la posibilidad de escoger entre dos opciones, o bien mantenerse como almacén alimentario, y por lo tanto, renunciar al reparto a domicilio, o bien pedir licencia de supermercado, y en consecuencia facilitar la venta presencial como cualquier otro establecimiento de este tipo. En todo caso, Sanz apunta que "almacén alimentario con reparto a domicilio no podrá ser". Una vez entre en vigor la nueva normativa, el consistorio llevará a cabo el control pertinente para asegurar que los locales que han funcionado hasta ahora de manera alegal como supermercado fantasma se adecuen a una actividad permitida.

Cocinas fantasma, a la Zona Franca

Con respecto a las cocinas fantasma o macrococinas, finalmente solo se podrán abrir en la Zona Franca, en una restricción superior a la anunciada en marzo, que preveía que también se pudieran abrir en otros polígonos industriales de Barcelona como en el Bon Pastor. La intención es hacerlas fuera de "toda la trama urbana". Además, solo se admitirán en el ámbito industrial de la Zona Franca, siempre y cuando haya un máximo de un establecimiento en un radio de 400 m –equivalente a tres islas del Eixample-. Además, para evitar que los establecimientos de platos preparados se conviertan en cocinas fantasma encubiertas, se establecen condiciones de densidad y superficie máxima para este tipo de actividad.

Condiciones para el reparto a domicilio

Con respecto al reparto a domicilio de bares y restaurantes convencionales, es decir, que su actividad principal es el servicio presencial, se establecen una serie de condicionantes para regularizar la actividad que será de aplicación a los establecimientos de restauración, en función del tamaño. Así, los restaurantes que reparten comidas a domicilio tendrán que disponer de un permiso específico para esta actividad complementaria, y lo tendrán que solicitar durante los dos años siguientes en la entrada en vigor del plan. Para obtener el permiso complementario habrá que dedicar un mínimo del 40% de su superficie a uso público, un requisito que quiere impedir que cocinas o supermercados fantasmas abran una ventanilla de venta y camuflen así su actividad.

Los locales tendrán que reservar un espacio de espera para los repartidores en función del tamaño del establecimiento: los de menos de 200 m² no hará falta que reserven; los de entre 200 m² y 300 m² tendrán que destinar 10 m² de espacio de espera para los repartidores, y los establecimientos que tengan una superficie de más de 300 m² tendrán que reservar 5 m² de cada 100 m² para los repartidores y podrán tener como máximo una estación de cocción. En todo caso, todos los locales tendrán que permitir a los repartidores el acceso al establecimiento, incluido el uso de los servicios.

Los restauradores, disconformes

Con respecto a estas reservas de espacio, el Gremi de Restauració de Barcelona ya ha expresado su disconformidad señalando que se parte de un "error manifiesto", el de considerar que Barcelona tiene un problema de acumulación de repartidores en las puertas de los establecimientos y ha defendido que el plan del ayuntamiento tendrá "funestas consecuencias" porque "se perderá competitividad porque o se renuncia al delivery, o se desperdician unos metros cuadrados (dónde ahora hay mesas) para dedicarlos a una zona de espera que no utilizará nadie", y porque "la oferta gastronómica que se ofrece a domicilio se empobrecerá y los clientes tendrán menos opciones a su alcance".