La asociación de comerciantes Barcelona Oberta, entidad que une 21 ejes comerciales y turísticos de la capital catalana, ha dado a conocer este martes un demoledor informe que evidencia los peligros que comportará al comercio la política de movilidad que está llevando a cabo el Ayuntamiento de Barcelona y su alcaldesa, Ada Colau. Una de las principales conclusiones es que, en caso de seguir las actuales trabas al acceso a la ciudad en vehículo privado, incluidas las medidas de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), el comercio barcelonés podría llegar a perder hasta 3.500 millones de euros de facturación.

Según el informe 'Importància de l'economia del visitant de la Regió Metropolitana de Barcelona (RMB) per re-economizar el centre de Barcelona' el 71% de los residentes de la RMB -un ámbito mucho más amplio que el del Área Metropolitana de Barcelona (AMB) y que incluye a los habitantes de las comarcas del Alt Penedès, Baix Llobregat, Barcelonès, Garraf, Maresme, Vallès Occidental y Vallès Oriental- aseguran que cada vez es más difícil llegar a Barcelona y un 58% de los compradores aseguran que dejarán de venir si no pueden acceder en coche, una posibilidad que ya han dejado caer algunas entidades y que va en la línea de las actuaciones del consistorio dentro del controvertido Model Superilla Barcelona.

Además, Barcelona Oberta cree que decisiones como la eliminación de carriles o la implantación restrictiva de la Zona de Bajas Emisiones -actualmente anulada por sentencia no firme del TSJC- están provocando una "desconexión emocional" de la gente de la RMB con el centro de la ciudad. De hecho, la asociación de ejes comerciales recuerda que el modelo comercial de Barcelona "no podría ser sostenible sin el gasto realizado por los visitantes metropolitanos", ya que los residentes de los municipios de la región metropolitana suponen una facturación de 3.900 millones de euros para el comercio de la capital catalana, un dato que representa el 28% del total del sector.

Más gasto que los turistas

Según Barcelona Oberta, el gasto del comprador metropolitano es, de hecho, superior al gasto hecho por el turismo, que supone una facturación de 2.400 millones de euros, y el 18% del total, mientras que las compras de los mismos barceloneses se elevan hasta los 7.500 millones de euros, representando poco más de la mitad de la facturación del comercio de la ciudad (54%). Con estos datos, Barcelona Oberta aprieta a Colau por su política de Movilidad y le lanza una dura advertencia asegurando que "la amenaza principal" con que se encuentran los potenciales compradores metropolitanos son, precisamente, "las políticas de urbanismo y su afectación a la movilidad".

En este sentido, las cifras aclaran que "el 50,8% de visitantes metropolitanos se desplazan a Barcelona en vehículo privado, mientras que el 40,7% manifiesta llegar a través de transporte público", por lo cual se concluye que "el transporte público no supone una alternativa real de acceso a la ciudad, ya que la gente que lo utiliza no tiene otra forma viable de ir". Según los resultados obtenidos, el 75% de los visitantes metropolitanos no usa el transporte público por problemas asociados al modelo y oferta existente, entre los cuales el exceso de tiempo invertido (31,1%), el exceso de intercambios (14,2%), la falta de seguridad (9,6%), o la inexistencia de conectividad (6,7%).

Por todo ello, el informe avisa que "las políticas de movilidad del Ayuntamiento de Barcelona podrían tener una incidencia directa en la asistencia de los visitantes metropolitanos" y recuerda que de los visitantes que acuden en vehículo privado, el 26,3% disponen del distintivo B, y podrían ver limitada su circulación en la ciudad en caso de prohibir este distintivo en la Zona de Bajas Emisiones (ZBE). Por otra parte, el informe estima que la media de tiempo destinada a llegar a Barcelona desde el área metropolitana es de 35 minutos y la tolerancia a los embotellamientos de los visitantes es de sólo 24 minutos. Por todo ello, concluye que "la desconexión emocional y funcional entre Barcelona y su región metropolitana podría tener un impacto de entre 2.800 y 3.500 millones de euros". Un "impacto devastador para la ciudad", remacha Barcelona Oberta.