El Ayuntamiento de Barcelona ha llegado a un acuerdo con los vecinos del barrio de Can Peguera (Nou Barris) para poner en marcha la tan esperada rehabilitación de las viviendas, un objetivo a largo plazo que forma parte del Plan de Futuro del barrio que incluye la renovación, ya en marcha, del llamado balcón de equipamientos, una franja entre el barrio y el parque del Turó de la Peira donde se sitúan instalaciones como la zona deportiva, el espacio juvenil, el centro cívico y el centro de día. De momento se ha cerrado el acuerdo de empezar, si todo va bien a principios de 2024, una prueba piloto que incluye la rehabilitación de una manzana de casas con ocho viviendas.
Según ha informado el Ayuntamiento, el gobierno municipal, el Grupo motor de Can Peguera y las asociaciones que conforman la Comisión de Seguimiento del Plan de Futuro del barrio han llegado al acuerdo de empezar las obras de rehabilitación en la isla de casas comprendida entre las calles Bellcaire, Darnius, Espinauga y Cistellet, en total ocho viviendas de 60 metros cuadrados y tres habitaciones cada una, donde hay pocos vecinos de más de 75 años o con algún tipo de vulnerabilidades. Todos los actuales residentes serán realojados en el mismo barrio mientras duren las obras, presupuestadas en conjunto por cerca de un millón de euros.
Viviendas casi centenarias
Hay que recordar que el barrio de Can Peguera fue levantado con motivo de la Exposición Internacional de 1929, con el objetivo de recolocar a chabolistas desalojados de Montjuïc así como dotar de vivienda a las familias llegadas de toda Catalunya y España en un momento de gran necesidad de mano de obra. Como los otros barrios de casas baratas -Baró de Viver, el Bon Pastor y Eduard Aunós, fue construido con bastante urgencia y sin prestar mucha atención a la calidad de unas casas que, además, fueron concebidas como efímeras y se preveía derribarlas al cabo de poco tiempo.
Con todo, Can Peguera ha sobrevivido, en buena parte, gracias a la lucha vecinal que consiguió conservar el barrio a pesar de los tentáculos de la especulación constructora de los años sesenta y setenta. Ahora bien, eso comporta que las casitas, más de 600, tengan deficiencias constructivas casi centenarias, como la práctica ausencia de cimientos y los problemas creados por las filtraciones de las aguas freáticas provenientes del Turó de la Peira. Por eso mismo, la prueba piloto de estas ocho viviendas servirá también para identificar los problemas y sistematizar las soluciones que, a la larga, se tienen que hacer extensivas a todo el barrio, que es de propiedad municipal y donde los residentes viven en régimen de alquiler social.