Pleno absoluto en el acto del Consell per la República en Perpinyà. En total, más 200.000 personas, según los organizadores, que este sábado se han desplazado a la capital de la Catalunya Nord para recibir a Carles Puigdemont, Toni Comín y Clara Ponsatí. Aunque la concentración no empezaba hasta el mediodía, la ciudad estaba bien llena de gente desde primera hora de la mañana. Así que había que encontrar un sitio para desayunar, y fueron muchos los que decidieron comprar unos churros en un puesto que había al lado del Parc de les Exposicions, donde se hacía el encuentro. Pero se ve que los independentistas no pueden comer churros. O esto es lo que insinúan desde algunos altavoces del unionismo. Incluso Antena 3 le dedicó unos segundos en su informativo. Carina Mejías de Ciudadanos y el periodista Juan Soto Ivars también se han hecho eco de ello:

Los churros son españoles y los independentistas no tendrían que comérselos por coherencia. Por la misma regla de tres, tampoco podrían comer jamón. Ni coger una fregona o jugar al futbolín, dos inventos españolísimos. O quizás es que el independentismo no es tan excluyente como pensaban, y si un indepe ve un chiringuito con productos españoles (bandera incluida) y de calidad, los compran si son buenos, sin problema. Los que hacen boicot son otros.