"Mis poderes cambiarán tu vida. Te espero". Este es el eslogan de la vidente Pepita Vilallonga, la bruja que aparece de madrugada en 8tv para prever el futuro de los que quieren pagar su 806, un teléfono de los que disparan la factura a final de mes. En enero de 2017 fue detenida acusada de estafar cerca de 300 mil euros a una mujer de 77 años a quien garantizó que se solucionarían sus problemas enterrando en Israel un muñeco comprado en el Brasil. Según adelanta El País, el juez cree que la denunciante no fue engañada ya que "era evidente cuáles eran los servicios de Vilallonga" y que "sólo dependían de las creencias" de sus clientes. Es decir, el tribunal dice "quién sea burro que coma paja", porque Pepita no tiene poderes esotéricos y nadie que la contrate puede pensar lo contrario.

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El auto de tres juezas de la Audiencia provincial de Barcelona archiva el caso así: "Es evidente que quien recurre a este tipo de servicios tiene que ser consciente de que pueden funcionar o no, lo cual dependerá de su convicción y que no corresponde a los tribunales penales valorar las creencias mágicas o esotéricas de las personas". La anciana cliente que pagó más de 200 mil € por nada no era, según el tribunal, "vulnerable ni manipulable". Tres mujeres juezas no han tenido piedad de una anciana arruinada por unos servicios inverosímiles.

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Sorprende la dureza de la resolución judicial con la abuela, en un caso en que el mismo Javier Cárdenas se vio envuelto cuando denunció en Antena 3 que Pepita Vilallonga quiso captar a la madre de un colaborador suyo. El locutor catalán aclaró que la bruja no tiene ningún poder esotérico. El presentador de Hora punta no fue llamado como testigo. Ahora la denunciante espera recurrir y que un tribunal superior condene a Pepita por estafa. La cadena 8tv no tuvo nada que ver ya que el contrato se hizo en la tienda que la vidente tiene en Barcelona, aunque según el sumario la abuela conocía a la bruja por sus apariciones televisivas.